Zoe Kazan y Carey Mulligan, las chicas que vencieron a Harvey Weinstein

(from left) Megan Twohey (Carey Mulligan) and Jodi Kantor (Zoe Kazan) in She Said, directed by Maria Schrader.

Zoe Kazan es norteamericana de 1983, nieta de una leyenda de Hollywood, Elia Kazan, actriz en buenas películas como Revolutionary Road (2008), Ruby Sparks (2012), que escribió y protagonizó, además de ser productora ejecutiva, o No es tan fácil (It’s Complicated) (2009). En Al descubierto interpreta a la periodista Jodi Kantor.

Al descubierto es la tercera colaboración entre Zoe Kazan y Carey Mulligan, que se conocieron y se hicieron amigas en 2008 mientras protagonizaban La gaviota en Broadway. Una década más tarde, Mulligan protagonizó Lo que arde con el fuego, basada en la novela de Richard Ford y escrita por Kazan y su marido Paul Dano, director de la cinta. Para Kazan, la oportunidad de volver a trabajar con Mulligan era un enorme atractivo, dada además la estrecha relación que tienen sus respectivos personajes en la película.

«Vimos que el compañerismo entre Jodi y Megan era una de las partes importantes de la historia que queríamos contar. Es algo que raramente se ve en pantalla. Quiero decir, ya es muy raro que puedas actuar con otra mujer, punto. Y menos aún que formen equipo en pantalla. Para mí fue muy inspiradora la simbiosis entre estas dos mujeres y lo que fueron capaces de conseguir apoyándose la una en la otra, y equilibrando su inteligencia, integridad y perseverancia», comenta Kazan.

Para conocerse, Kazan y Kantor quedaron para cenar en Brooklyn, cerca de donde ambas viven, y a continuación se vieron más veces antes del comienzo del rodaje. «Lo más importante de conocer a Jodi era obtener una impresión de ella como persona», cuenta Kazan. «En su increíble libro están todos los detalles que podía necesitar sobre su trabajo periodístico. Pero yo tenía preguntas del tipo: ¿Cómo cuidas de tus hijas?, ¿cómo te sientas cuando entrevistas a alguien?, ¿llevas un cuaderno de notas?, ¿llevas una grabadora? Quería conocer los detalles prácticos de su vida. No estudié sus gestos ni traté de imitar su voz. Se trataba más bien de empaparme de las cualidades que Jodi atesora: su fina inteligencia, su empatía, su incansable perseverancia y su profundo empeño en enmendar lo que está mal».

Kantor, por su parte, agradece la sinceridad que Kazan transmite en pantalla. «En ocasiones los periodistas quedan retratados como unos oportunistas, o algo mucho peor, así que agradezco a Zoe que transmita la devoción que muchos tratamos de aportar a este oficio». La periodista también agradece a Kazan la claridad con la que la actriz explicó el retrato que hacía de ella. «Zoe fue honesta y generosa. Una de las cosas que me dejó claras desde el principio fue que no iba a interpretar una versión exacta de mí. Claro que hay cosas mías reales que ha tomado prestadas, pero me dijo que otras cosas las había sacado de sus propias emociones y experiencias vitales».

Aun así, Kantor explica que hay escenas —como esa en la que Ashley Judd le dijo que declararía públicamente su caso— en las que Kazan plasma en la pantalla exactamente lo que ella sintió en la realidad. También descubrió que incluso en las escenas que están ligeramente ficcionalizadas, la actriz sabe transmitir la relación entre su trabajo y su papel de madre. «Es muy raro ver retratada en pantalla de forma realista esa combinación de trabajo y maternidad, y estoy muy agradecida a Zoe por cómo lo ha conseguido hacer, con tanta dignidad y sensibilidad».

Como nieta de supervivientes del Holocausto, Jodi Kantor creció en Staten Island (Nueva York) y Nueva Jersey obsesionada por todo tipo de preguntas en torno al mal. De pequeña se sumergía todos los días en el periódico, su ventana al mundo. Tras abandonar la carrera de Derecho por la de Periodismo, con 28 años consiguió un trabajo en The New York Times como responsable de la sección de arte y ocio. Pero su verdadera pasión era ser reportera, y estaba especialmente interesada en temas de género, aunque en aquella época hubo gente que le dijo que esa especialización sería un callejón sin salida.

Durante la investigación del caso Weinstein, la periodista estuvo en la mirilla de exmilitares israelíes que, actuando a favor de Weinstein, trataron de engañarla. Aunque al principio de la investigación Kantor tenía ya algunos contactos en la industria del entretenimiento, conectó y creó estrechos lazos con Zelda Perkins, Laura Madden, Ashley Judd, Gwyneth Paltrow y Amy Israel, haciendo crecer así la confianza de estas mujeres en la investigación. Además, Kantor convenció a Irwin Reiter, contable de Weinstein durante 30 años, para que aportara datos clave.

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