La triste historia de un tango en París

Maria Schneider (1952-2011) es un mito del cine gracias a una sola película. En El último tango en París (1972), que rodó con apenas 19 años siendo una desconocida, Bernardo Bertolucci la emparejó con un monstruo del cine, Marlon Brando, que acababa de ser Vito Corleone en El Padrino (1972). Brando ganaría un Oscar por la película de Coppola y un año después volvería a estar nominado por la de Bertolucci.

Anamaria Vartolomei es Schneider y Matt Dillon interpreta a Brando

El último tango en París provocó tanto revuelo que, en Italia, los tres (el director y su pareja protagonista) fueron condenados. Pero Bertolucci y Brando eran estrellas y hombres poderosos. Maria Schneider no. Ni era poderosa ni era una estrella, así que todos los palos se los llevó ella. Su padre, Daniel Gélin (1921-2002), era actor y hasta trabajó con Alfred Hitchcock en El hombre que sabía demasiado (1956). Pero mientras él brindaba por el cine a su hija la preguntaban por qué la habían elegido a ella, una novata, como protagonista de una película tan importante.

Anamaria Vartolomei

Maria no tenía respuesta, pero aceptó El último tango en París, aunque su director, -que acababa de recibir una nominación al Oscar por el guion de El conformista (1970), adaptado de la obra de Alberto Moravia-, la advirtió que en sus películas “no hay actores ni actrices, sólo personajes”. La historia de ese último tango en París era tan retorcida que muchos actores rechazaron el papel de Paul, el protagonista masculino, incluidos Warren Beatty, Jean-Louis Trintignant, Alain Delon y Jean-Paul Belmondo. Para Jeanne, la chica, se consideraron a Catherine Deneuve, Dominique Sanda y Sylvia Kristel. Esta última, de vida tan o más desgraciada que la de Maria Schneider, se convertiría en un mito erótico dos años después gracias a una película que originó un tumulto parecido al tango en París. Es más, Emmanuelle (1974), según los productores, solo pudo hacerse gracias al éxito de la película de Bertolucci.

El día del estreno de El último tango en París, Maria Schneider se quedó petrificada, como se quedaría años después Sharon Stone cuando vio por primera vez Instinto básico (1992) … o eso cuenta ella, porque aquí las versiones cambian, según narre la historia Paul Verhoeven o la actriz estadounidense.

Parece ser que nadie avisó a Maria de que se vería en pantalla lo que se vio. Se sintió utilizada en el rodaje y se sintió estafada en el estreno. Pero Maria fue condenada, se refugió en las drogas, en películas de vampiros y en subproductos eróticos y, aunque tuvo una larga carrera cinematográfica, nunca se sintió a gusto en el cine. Ella salvaba El reportero (1975). En ese rodaje, con Michelangelo Antonioni y Jack Nicholson, fue feliz. No lo fue en el de Ese oscuro objeto del deseo (1977), la película de Luis Buñuel nominada a dos Oscar. El director español la despidió al poco de comenzar el rodaje y decidió sustituirla por dos actrices: Ángela Molina y Carole Bouquet. Maria llamó “gángster y proxeneta” a Bertolucci y renegó de ese último tango que quizá nunca debió haber bailado.

Luis Buñuel y Fernando Rey salen en Being Maria (2024), la película que cuenta la historia de Maria Schneider y su tango en París. Dirigida por Jessica Palud, la actriz franco-rumana Anamaria Vartolomei es Schneider, Matt Dillon interpreta a Brando y el italiano Giuseppe Maggio es Bertolucci.

Being Maria se ha estrenado en Filmin

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