Es John Krasinski, director de éxito (la saga Un lugar tranquilo, y la comedia Imaginary Friends, uno de los platos fuertes de 2024) y actor cada vez más arriba (es el Jack Ryan de la serie de televisión), además de formar con Emily Blunt una de las parejas más sofisticadas y famosas de Hollywood. Este tipo que cae muy bien se ha sincerado como nunca antes lo había hecho.
Hay que recordar que Krasinski no era un galán, más bien era un actor de comedia bastante efectivo gracias a la serie The Office (2005-2013) y a películas como No es tan fácil (2009) donde era el yerno de Meryl Streep y Alec Baldwin en permanente estado de sorpresa por lo que está pasando con sus suegros.
Hasta que llegó Michael Bay con 13 horas: Los soldados secretos de Bengasi (2016) y su vida, sobre todo su cuerpo, cambió. Se puso en forma para interpretar al soldado especial Jack Silva y nada volvió a ser como antes. “Tras ese rodaje decidí mantenerme en forma. En realidad, esa siempre fue mi idea. Cuando estás con el mejor aspecto de tu vida y tienes ya los 35 años, no quieres perder todo de repente porque has trabajado demasiado para ello. Recuerdo que cuando me enseñaron por primera vez una foto mía en la película donde aparecía sin camisa pensé: «Eso no es real, ¿quién es? ¿Y por qué está ese tipo en la película?». Mi entrenador me dijo: «Tira la báscula, porque para saber si estás en forma, no hay juez más severo que tú mismo. Y cuando salgas de la ducha un buen día y te veas a ti mismo en el espejo lo sabrás. ¡Tenía toda la razón! Lo comprobé. Un día salí de la ducha y pensé: «¿Quién diablos es este chico guapo y por qué no lleva ropa? Cuando aparecen los abdominales, puedes contarlos y hay más de dos… ese es un gran día. Mi grasa corporal era del 25% y cuando hice la película era del 9%”.
Krasinski ha triunfado primero como actor y luego como director, aunque él confiesa que lo que realmente le gusta es la interpretación. “Es lo que llevo haciendo desde el principio. Todas estas otras facetas [escritor, director, productor] han sido caminos fascinantes por recorrer, pero sin duda actuar es el más divertido”.
Como lo que más le gusta del mundo es ponerse delante de una cámara, o subirse a un escenario, uno podía pensar que el actor todavía está lamentándose haber dejado pasar el drama Manchester frente al mar (2016), que le valió el Oscar a Casey Affleck. «Emily [Blunt] se burla de mí porque soy demasiado pragmático, pero ciertas cosas simplemente pasan. Para mí tiene sentido, trato de no emocionarme al respecto. En lugar de preguntarme si dejé pasar el papel de mi vida, inmediatamente me digo: Gracias a Dios, Casey lo hizo, porque yo no habría sido capaz de igualar esa interpretación llena de matices y buenas decisiones».