La noche en que nació La Dolce Vita

La Dolce Vita nació un día y una noche concreta. Dolce Vita se refiere a ese mundo de celebridades, fiestas y lujo. Mónaco, Portofino, la Costa Azul, estrellas de cine, reyes en el exilio, celebridades de la música, el deporte y la literatura, condes y condesas, descalzas o no, copas a la luz de la luna y romances escandalosos. Los ricos también lloran, pero ríen más.

Ava Gardner y Anthony Franciosa se van de juerga

Todo es es la Dolce Vita. Lo que no se sabe es que esa expresión viene de una noche de verano de 1958. Anthony Franciosa, casado con Shelley Winters, rueda en Roma con Ava Gardner La maja desnuda (The Naked Maja) (1958) a las órdenes de Henry Koster. El director recordaría la experiencia de dirigir esta película como «tormentosa» y siempre se negó a verla. Para sus protagonistas, en cambio, las cosas fueron muy diferentes. En la ficción interpretaban a Francisco de Goya y a la Duquesa de Alba, enredados en una historia de amor que en la realidad nunca se produjo. Goya es representado en la película como un joven apuesto, impulsivo y entusiasta, en excelente condición física y un apasionado amante. En realidad, el pintor tenía 52 años en 1798, año en que se ambienta la película, y sufría de sordera progresiva. Pero el cine es fantasía y Anthony y Ava se metieron tanto en sus personajes que terminaron teniendo un romance fuera de los platós.

Verano de 1958, cuando todo empezó

Estamos en el verano de 1958 y Roma “se había convertido en un campo de batalla entre un número cada vez mayor de estrellas internacionales que llegaban a la ciudad para trabajar”, como dice Lee Server en su estupenda biografía sobre la actriz Ava Gardner: Love is Nothing (2006). Roma se había convertido en un plató de Hollywood más, el lugar ideal para rodar superproducciones de época. Los actores y las actrices más famosos del mundo se paseaban por Via Veneto seguidos de un ejército de fotógrafos.

Entre ellos, Ava y Anthony. Según cuentan los cronistas, la Dolce Vita como tal nació el 15 de agosto de 1958. Esa memorable noche, la pareja se divertía en los numerosos clubes que había en las tres manzanas situadas entre el Museo Aureliano y la embajada de Estados Unidos. Unas calles llenas de salas de fiestas, hoteles y cafés que se convertirían en el centro neurálgico de todo el jolgorio hollywoodiense. Ese día también andaba por ahí Faruq, el exiliado rey de Egipto que había tenido que salir de su país en 1953. Los fotógrafos fueron a por el grande y gordo monarca y sus guardaespaldas, temiendo un atentado, se liaron a golpes con los reporteros. El propio Faruq se metió en la pelea y el lío que se montó en la calle fue monumental. La noche no había hecho más que empezar porque horas después los fotógrafos pillaron por la zona a Ava y Anthony. La pareja se puso nerviosa y el actor se lanzó a por ellos con furia, seguido de la tigresa considerada “La mujer más bella del mundo”.

Titulares escandalosos

Al día siguiente, los titulares de los periódicos hablaban de “Una noche horrible en Via Veneto” y de cómo Farouq y Anthony Franciosa se habían enzarzado con los fotógrafos. Fellini, claro, leyó la noticia y fue en ese momento cuando encontró la idea central de su próxima película. El director italiano contactó con algunos de los reporteros que habían vivido esa noche y elaboró su propia historia. El resultado fue La Dolce Vita (1960), una de las películas más famosas del cine.

El escándalo pudo haber sido más sensacional. Recordemos que Anthony estaba casado y no con una mujer cualquiera. Shelley Winters era una gran actriz (años después ganaría dos Oscar) y una mujer temperamental. Como no era tonta, ya se imaginaba que su marido podía tener una aventura con Ava durante el rodaje. Incluso llegó a las amenazas. Shelley había crecido en Brooklyn entre miembros de Murder Inc. (el sindicato del crimen que desarrolló su actividad en Nueva York entre las décadas de 1920 y 1940) que seguían siendo sus amigos, y aseguró que no dudaría en pedirles que se deshicieran de Gardner. La actriz de Lolita (1962) contó más tarde en su biografía que no había participado en tantas películas de serie B, interpretando a la chica del gánster, por casualidad.

Cuando la genial Winters se presentó en Roma más de uno se frotó las manos y preparó la cámara. No ocurrió nada. Anthony, obediente, volvió con su mujer. La pareja se terminó divorciando en noviembre de 1960.

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