Ahora que triunfa en los cines 28 años después, la apocalíptica pesadilla de “infectados” zombis dirigida por Danny Boyle y escrita por Alex Garland, es un buen momento para recordar la mejor película española de este género. Fuera de nuestras fronteras tenemos a lo largo de su historia grandes obras como Yo anduve con un zombie (1943), La noche de los muertos vivientes (1968), Amanecer de los muertos (Dawn of the Dead) (2004) o Zombies Party (2004). Pero dentro aparece una joya como No profanar el sueño de los muertos, que dirigió Jorge Grau en 1974 con la scream queen patria Cristina Galbó (Christine Galbo en los créditos) y la estrella de Hollywood Arthur Kennedy.

Un asqueroso embrollo
“Esto es un asqueroso embrollo”, exclama el inspector de policía de Southgate, la pequeña población cerca de Manchester donde transcurre esta pesadilla zombi con final demoledor y nada complaciente. El inspector que interpreta Arthur Kennedy es un tipo fascista y tendrá su merecido. Arthur Kennedy (1914-1990) era una leyenda de Hollywood, cinco veces candidato al Oscar (cuatro como actor de reparto y una como protagonista) que rodó esta película cuando su carrera en Estados Unidos estaba en clara decadencia y, como tantas estrellas de allí, cruzó el Atlántico para sobrevivir con productos de todo tipo. Kennedy hizo “cosas” como El anticristo (1974), Bermudas: La cueva de los tiburones (1978) o Ciclón (1978). Terror y catástrofes de serie B que no conviene desdeñar porque gracias a ellas muchos grandes tuvieron una segunda vida profesional. Y Kennedy era un gigante. Estuvo en El zoo de cristal (1950) junto a Kirk Douglas, Jane Wyman y Gertrude Lawrence y en clásicos como Horizontes lejanos (1952), Encubridora (1952), Horas desesperadas (1955), Como un torrente (1958), El fuego y la palabra (1960) y Lawrence de Arabia (1962). La parte negativa es que en la lista de los actores con más candidaturas al Oscar no premiadas ocupa el tercer puesto empatado con Albert Finney y por detrás de Peter O’Toole (ocho) y Richard Burton (siete).

Un vagabundo con muy malos modos
En No profanar el sueño de los muertos se nota que Arthur Kennedy ya está de vuelta de todo. Y es lo mejor de una película que comienza cuando se conocen Edna (Cristina Galbó, protagonista de la obra maestra La residencia, que había estrenado cinco años antes), una joven que va en coche a visitar a su hermana que vive en una apartada granja con su marido, y George (Ray Lovelock, actor italiano de padre inglés), un “hippie melenudo”, en palabras del inspector, que regenta en Londres una tienda de objetos relacionados con el ocultismo. Los caminos de esta pareja se cruzan en la campiña inglesa, justo cuando un grupo de operarios está trabajando en la zona con una máquina que emite radiaciones ultrasónicas para exterminar los insectos parásitos. Cuando George y Edna llegan a un río y se encuentran con un vagabundo con muy malos modos, comienza la pesadilla porque resulta que el tipo en cuestión murió hace una semana.

Jorge Grau y sus musas: Sara Montiel, Lucía Bosé, Analía Gadé…
“Los muertos no se van por ahí a dar un paseo, eso es sólo para las fotonovelas de misterio”, dice uno de los personajes cuando las cosas se han puesto realmente feas en Southgate. Alguien habla de ceremonias satánicas y ritos diabólicos tan de moda en el cine de esa época. Recordemos que No profanar el sueño de los muertos se estrenó en España el 20 de octubre de 1975 y El exorcista el 1 de septiembre de ese mismo año.
“Fotonovela de misterio” es como se podía definir a esta película que Jorge Grau (1930-2018) dirigió después de Tuset Street (1968), un vehículo para Sara Montiel, y Ceremonia sangrienta (1973), un vehículo para Lucía Bosé, y justo antes de La trastienda (1976), con el famoso desnudo de Maria José Cantudo, y Cartas de amor de una monja (1978) a mayor gloria de la maravillosa Analía Gadé.
Toda una película de culto
Si hay una película que resuma lo que se denomina como “de culto”, esa es No profanar el sueño de los muertos. Tiene fans en todo el mundo. Uno de los más destacados es Edgar Wright, el director de Zombies Party (2004). En el díptico Grindhouse (2007) compuesto por el programa doble Death Proof, dirigida y escrita por Quentin Tarantino, y Planet Terror, dirigida y escrita por Robert Rodriguez, Wright se encargó de rodar uno de los trailers falsos que vemos entre una historia y otra. Se titula Don’t y su fuente de inspiración declarada es No profanar el sueño de los muertos.
No profanar el sueño de los muertos se puede ver en Movistar +