Tiempos confusos, extraños y peligrosos. Una foto con un cancelado puede provocar un efecto rebote y hacerte caer a ti al abismo. Un comentario de hace 20 años te puede llevar a las puertas del infierno. Una frase malinterpretada es posible que te condene a la oscuridad eterna. Karla Sofía Gascón ha sido literalmente borrada del mapa. Es como si nunca hubiera existido. Es la última celebridad cancelada.
Como dice el periodista de cine Christian Toto, que vive en Los Angeles, “Las celebridades temen ser “cancelados” por pecados pasados o actuales (o simplemente por la apariencia de haberlos cometido). Les preocupa decir la palabra equivocada (o la acertada, sin suficiente entusiasmo), o no apoyar con suficiente fuerza la causa du jour”.
John Nolte, editor de Breitbart News, va más allá y considera que estos tiempos no son mejores que los de la era McCarthy, “cuando vinieron las listas negras y destrozaron carreras por las ideas que la gente sostenía, y sí peor en otros aspectos. Lo primero de todo, no hay vuelta atrás. Las disculpas y la penitencia no se aceptan. Ni siquiera dar otros nombres”. Esto último te podía salvar de la caza de brujas liderada por el senador Joseph McCarthy en la década de 1950 con el objetivo de identificar, perseguir y eliminar a supuestos comunistas. Lo comprobaron muy bien los directores Edward Dmytryk o Elia Kazan.
Armie acusado de caníbal se queda fuera de un viaje por el Nilo
Ahora las cosas son bien distintas. “Si una celebridad hizo un chiste hace una década que ya no encaja en los parámetros actuales de la comedia moderna, verás docenas de artículos despellejándola mientras le reclaman una Gira de Disculpas”, escribe Toto en su libro dedicado al tema Virtue Bombs: How Hollywood Got Woke and Lost Its Soul (2022 Post Hill Press).
Karla Sofía Gascón ha sido expulsada. Ni rastro de ella en los Bafta ni en los pasillos de Netflix. La cultura woke se ha hecho con el poder.

Antes que ella, estuvo Armie Hammer. Cuando pasó toda la tormenta, Louis Theroux, le preguntó en su pódcast en spotify «¿Eres cannibal?». Y el actor contestó: “¿Sabes lo que tienes que hacer para ser realmente un caníbal? Tienes que comer carne humana. Así que no”. Hammer fue cancelado, entre otros pecados, por caníbal. Fue justo antes del estreno de la gran producción de Disney Muerte en el Nilo (2022), donde interpreta a Simon Doyle, (atención spoiler) un tipo que se casa por dinero y planea con su antigua amante el asesinato de su millonaria mujer. Una rata, vamos.
Disney cancela a Hammer
Como escribió Nick Schager en Rolling Stone en 2022, «Simon no es exactamente como nadie quiere ver al actor en este momento». El periodista contaba que «la industria ha rechazado a Hammer casi a la velocidad del rayo y ha sido abandonado por su mánager y su publicista» y daba un dato: la taquilla de Muerte en el Nilo quedó muy por debajo de la de Asesinato en el Orient Express (2017), «y es difícil ignorar el hecho de que Hammer ha sido una mancha negra en toda la empresa, y que Disney sabía que lo sería, lo que los obligó a difuminarlo deliberadamente lo mejor que pudieron».

Pero viajemos al pasado. Todo el mundo en Hollywood quería estar en La red social (The Social Network) (2010). David Fincher buscaba a los actores que debían interpretar a los personajes reales de la historia, los hombres que cambiaron el mundo de la comunicación. Y los cachorros de Hollywood se revolucionaron, estar en esa película podía ser algo demasiado grande.
El director y su equipo querían a “su” Mark Zuckerberg, Eduardo Saverin, Sean Parker, Divya Narendra, los gemelos Cameron y Tyler Winklevoss y todos los que participaron en la apasionante historia de la creación de Facebook. Para estos dos últimos, Fincher decidió que no necesitaba a dos actores gemelos, con uno bastaba, en la línea de lo que había hecho David Cronenberg con Jeremy Irons en Inseparables (Dead Ringers) (1988). Un solo actor duplicado por obra y gracia de los efectos digitales.
El elegido fue Armie Hammer, 24 años en ese momento, con algunos trabajos sin destacar en cine y televisión y joven de la alta sociedad americana que había decidido que quería ser actor. Los hermanos Winklevoss eran guapos, millonarios, tenían mucha clase y eran tan poco sofisticados como son la gente sofisticada de verdad. Parecían la versión actualizada de John John Kennedy. Y Armie Hammer tenía todo eso y además era de California, donde nació en agosto de 1986.
La horrible familia Hammer se lleva el mejor trato del pacto con el diablo
Armand Hammer, su bisabuelo, fue uno de los hombres más poderosos del mundo. El petróleo le había hecho multimillonario, se codeaba con el Príncipe Carlos (que dijo públicamente que estaba en deuda con Mr. Hammer), los Kennedy, Brézhnev y el Papa, se sentaba al lado de Lady Diana en las cenas y cuando le preguntaban por qué nunca había querido aspirar a la presidencia de Estados Unidos contestaba: “porque el presidente no tiene suficiente poder”. Le llamaban “El Rey de los sobornos”. Mandaba mucho y tenía una familia horrible.
Su hijo Julian era un demente borracho. Su nieto Michael, el padre de Armie, siguió la tradición. Casey, hermana de Michael y tía de Armie, declara en el documental House of Hammer (HBO Max) que su familia era como la de “Succession pero multiplicada por un millón” y que “los Hammer nos llevamos el mejor trato del pacto con el Diablo”.

Red de trabajos
Cuando Armie Hammer llegó al cine vía La Red Social, a nadie pareció importar que venía de una familia digna de un culebrón que dejaba a Dallas o Falcon Crest a la altura de una sesión matinal de las Silly Symphonies de Disney. Sin llamar mucho la atención, el joven actor se coló en J. Edgar (2010), de Clint Eastwood, interpretando a Clyde Anderson, asistente personal, protegido y amante de Hoover, un papel que quería Bradley Cooper y se lo llevó Hammer.
Luego fue el príncipe en Blancanieves (Mirror Mirror) (2012), El Llanero solitario (The Lone Ranger) (2013) y un agente de la KGB junto al espía de la CIA Henry Cavill en Operación U.N.C.L.E. (The Man from U.N.C.L.E.) (2015), de Guy Ritchie. Ninguna de estas películas fueron éxitos formidables, de esos que te convierten en estrella. Tampoco la excelente Animales Nocturnos (Nocturnal Animals) (2016), donde aparecía brevemente como el muy sofisticado y elegante, cómo no, marido de Amy Adams, ni la entretenida Mine (2016), un verdadero tour de force para el actor.
Armie nos pide que le llamemos por su nombre
Es más, El Llanero solitario (The Lone Ranger) (2013) y Operación U.N.C.L.E. (The Man from U.N.C.L.E.) dejaron tan descontentos a los que mueven los hilos en Hollywood que muchos pensaron que la carrera del actor se había terminado.

Pero llegó Call Me by Your Name (2017) y todo cambió. En ese momento parecía que se iba a comer el mundo, pero no fue así. Ni Hotel Bombay (2018), sobre los atentados en el hotel Taj de Mumbai en 2008, ni el remake de Rebeca (2020), donde heredó el papel de Maxim de Winter de Laurence Olivier, ayudaron nada. Esta última fue, como diría Roger Ebert, “una película totalmente innecesaria. Nadie necesitaba hacerla y nadie necesita verla”.
En realidad, resulta sorprendente, pero Armie Hammer no ha tenido ningún bombazo en la taquilla y sí varios fracasos. La Red Social y Call Me by Your Name le dieron prestigio, pero no le convirtieron en una estrella. Simplemente era un actor conocido, un galán prometedor. Todo podía haber sido diferente si hubiese salido adelante una película sobre La Liga de la Justicia que debía dirigir George Miller con él como Bruce Wayne/Batman. El proyecto fue desestimado, aunque luego fue considerado por Warner Bros. para Batman v Superman: El amanecer de la justicia (2016), que terminó en manos de Ben Affleck.
Y entonces saltó el escándalo. Fue justo antes de la pandemia.
El actor y su esposa Elizabeth Chambers anunciaron su separación y la solicitud de divorcio el 6 de julio de 2020, después de diez años de matrimonio y dos hijos juntos. En medio, el estreno de la nueva película de Hammer, una nueva versión de la novela de Agatha Christie Poirot en Egipto.
Muerte en el Nilo (Death on the Nile) (2022) retrasó su estreno varias veces, primero por el COVID 19 y luego por el lío que se montó cuando varias mujeres salieron acusando al actor de acoso, abuso, maltrato y perversiones varias.

Todo el mundo hablaba de Armie Hammer, confundidos entre la sorpresa y el horror. ¿Armie un caníbal? Eso es lo que aseguraban varias mujeres, con mensajes en plan “quiero comerte y morderte hasta la muerte”. ¿Armie un depravado? Pues según varias chicas sí, porque «jugaba» con maniquíes, a los que ataba y luego ese “juego” lo replicaba en sus sucesivas amantes.
El resultado de todas estas acusaciones: Armie cancelado. Para empezar, fuera de Shotgun Wedding, la comedia de acción que debía protagonizar con Jennifer Lopez (le sustituyó Josh Duhamel). Y fuera de la serie The Offer, la historia de cómo se hizo El Padrino (The Godfather) (1972) donde debía interpretar a Albert S. Ruddy, el productor canadiense que puso en marcha el proyecto de Coppola. Fue sustituido por Miles Tenner. También se cayó de El peor equipo del mundo (2023).
Un documental para contar toda la historia
El documental House of Hammer nos cuenta que la película preferida del actor es Secretary (2002), la historia de una joven interpretada por Maggie Gyllenhaal que encuentra trabajo como secretaria de un abogado (James Spader) e inicia con él una relación de sumisión, tóxica y sadomasoquista. Ya puestos, podía haber nombrado El último tango en París (Last Tango in Paris) (1972), 9 semanas y media (9 1/2 Weeks) (1986) o la saga de 50 sombras de Grey (Fifty Shades of grey).
The House of Hammer, serie de tres episodios que no sólo se centra en el actor también da un buen repaso a toda su familia, desde el bisabuelo para adelante, se puede ver en HBO y ha sido definida como “Un retorcido atracón de depravación, puritanismo y morbo”.

Cuando saltó el escándalo, su amigo Timothée Chalamet, con el que hizo Call Me by your Name (2017), preparaba la película Bones and All, una road movie sobre un joven caníbal. Chalamet se limitó a contestar a la pregunta sobre qué opinaba sobre su amigo Hammer que “no quiero darte una respuesta parcial, porque es una pregunta digna de una conversación más amplia”. Cuando le preguntaron por Woddy Allen no tuvo tantas precauciones y el joven actor se mostró tan beligerante e inflexible como un lanzallamas.
Armie busca trabajo
En estos momentos Armie Hammer busca trabajo. El actor se ha paseado recientemente por varios programas de televisión norteamericanos para dejar claro que está limpio de sus adicciones a las drogas, el alcohol y el sexo, previo paso por una clínica de rehabilitación. Armie dice que su vida de antes era como una montaña rusa, la de ahora es mejor, es feliz, aunque confiesa que está completamente arruinado porque renunció a la herencia familiar al cumplir los 19 años.
Puede ser un problema, pero el primero que le ha ofrecido ayuda profesional ha sido Uwe Boll, un cineasta alemán nada convencional que desafía a los críticos de cine que le ponen verde a combates de boxeo (peleas que suele ganar y están documentadas en la película Raging Boll (2010) y que tiene el honor de que dos de sus películas aparecen en la lista de las 50 peores de la historia elaborada por la revista Empire.
Boll es todo un personaje y ahora rueda The Dark Knight. Siempre rebelde y fuera del sistema, ha elegido a Hammer, el actor que todo el mundo evita, como protagonista de esta historia de un hombre que se toma la justicia por su mano.

Sienna Miller es un icono además de una excelente actriz. Una celebrity en toda su extensión. Hace años, en una entrevista en el dominical Papel de El Mundo, la norteamericana habló de Tippi Hedren y Alfred Hitchcock, ya que ella interpretó a la madre de Melanie Griffith en la TV movie The Girl (2012. «Hitchcock la trató fatal, fue un hombre moralmente indefendible. Menos mal que ahora existe el MeToo. ¿Pero las películas de Hitchcock? Son obras maestras».
A continuación, Miller hablaba del caso Woody Allen, cuyas películas han sido prácticamente prohibidas en EE.UU., y citaba a Roman Polanski para concretar que Chinatown (1974) es una película fantástica. Y se hacía un par de preguntas: «¿Quitaremos también los Caravaggio de los museos? ¿Hay libros de escritores que como personas son moralmente cuestionables? ¿Deberían prohibirse?».
Roman y Fatty tal para cual
Interesantes preguntas que nos llevan a hablar de Roman Polanski (1933) y de Roscoe “Fatty” Arbuckle (1887-1933), probablemente los dos casos más famosos de cineastas cancelados.
¿Y qué tienen en común, más allá de que uno nació cuando murió el otro y que son dos figuras destacadas de la historia del cine? Pues que en 1921 Roscoe fue acusado de violación y asesinato y Roman en 1977 de violación. Ambos fueron expulsados literalmente de la industria de Hollywood.
El escritor Christopher Sandford va más allá y asegura que cuando ocurrió lo de Polanski, «pocas veces había estado Hollywood, como grupo, tan unido contra uno de los suyos desde que, en 1921, durante una salvaje fiesta de borrachos en un hotel de San Francisco, una starlette llamada Virginia Rappe había sufrido convulsiones violentas y había muerto después de una supuesta agresión sexual por parte de “Fatty” Arbuckle, de 140 kilos».

En febrero de 1977, tras unas sesiones de fotos para una revista de moda, Roman Polanski era detenido acusado de violar a una chica de trece años. En libertad bajo fianza, con cinco cargos gravísimos, el cineasta se declaró culpable de uno solo (prácticas sexuales ilícitas), pero terminó huyendo de Estados Unidos en enero de 1978 ante la amenaza de «una pena indeterminada de cárcel». Salió de territorio americano rumbo a Londres para finalmente terminar en París. Los franceses le recibieron con los brazos abiertos, como habían hecho casi 60 años antes con “Fatty”, cuando el orondo actor viajó también a Europa tras salir absuelto de los cargos.
FUERA DE LAS PELÍCULAS: EL PRIMER PECADO MORTAL, GASOLINE GUS Y TODO EL DINERO DEL MUNDO
A Polanski Columbia le apartó de El primer pecado mortal (The First Deadly Sin), el proyecto en el que trabajaba cuando saltó el escándalo. Tras los sucesos en el St Francis Hotel, el empresario Sid Grauman retiró de los cines Gasoline Gus (Fatty, nuevo rico, 1921), una película protagonizada por Fatty. Ridley Scott eliminó a Kevin Spacey de Todo el dinero del mundo (2017).
El ganador de dos Oscar, actor de reparto por Sospechosos habituales (1995) y como protagonista por American Beauty (1999), se vio envuelto en un monumental escándalo de acoso sexual justo cuando terminaba de rodar la película de Scott sobre el secuestro en 1973 de John Paul Getty III, de 16 años, nieto del multimillonario Jean Paul Getty.
El director no se lo pensó dos veces y eliminó del metraje a Spacey y contrató al veterano Christopher Plummer. Jean Paul Getty tenía ochenta años cuando su nieto fue secuestrado. Kevin Spacey, de 58 años, tuvo que ser envejecido con prótesis para parecerse a Getty, mientras que su sustituto, Plummer, de 88 años, no necesitó ningún tipo de maquillaje.
«Me habría sentido incapaz de promocionar la película si Kevin Spacey se hubiera quedado en ella». Michelle Williams
Ridley Scott necesitó ocho días para rehacer veintidós escenas, y Mark Wahlberg y Michelle Williams tuvieron que regresar al set de Roma durante las vacaciones de Acción de Gracias de 2017 para rodar sus momentos con Plummer. La “limpieza” costó en total 10 millones de dólares. Un mes después se estrenaba la película. Michelle Williams dijo que se habría sentido incapaz de promocionar la película si Kevin Spacey se hubiera quedado en ella y Christopher Plummer se convirtió en el actor de mayor edad nominado al Oscar en una categoría de interpretación, superando a Gloria Stuart, que tenía 87 años cuando fue candidata por Titanic (1997).
Los hombres que acusaron de acoso sexual y abuso de poder a Spacey eran de Estados Unidos (como algunos miembros del equipo de la serie House of Cards y como Harry Dreyfuss, hijo de Richard Dreyfuss) y de Inglaterra (jóvenes actores que trabajaron con Spacey cuando este era director artístico del Old Vic Theater de Londres). Aunque fue declarado inocente de todos los cargos, tanto en un país como en el otro, todavía arrastra acusaciones de chicos, muchos de ellos protagonistas a través de sus testimonios del documental de Prime Video Spacey Unmasked (2024).

El actor ya ha regresado, pero no de la forma que podríamos esperar de un ganador de dos Oscar. The Contract (2024), por ejemplo, es una serie B protagonizada por Eric Roberts donde interpreta al mismísimo diablo. Peter Five Eight (2024), es más B todavía, con Rebecca De Mornay como compañera. Nada del otro mundo, con todos los respetos para el hermano de Julia y para la protagonista de La mano que mece la cuna (1982).
“Los Oscar son para las películas, no por los méritos de los personajes de quienes las hacen». Samantha Geimer.
Spacey ya no cuenta en Hollywood. Armie parece que tampoco. Karla va por ese camino. Polanski no pudo ni ir a recoger el merecido Oscar que ganó por El pianista (2002) porque no puede entrar en Estados Unidos, ni siquiera ahora que su víctima Samantha Geimer ha pedido a la corte de Los Angeles que cierre definitivamente el caso y deje de una vez por todas en paz al director.
“Se suponía que Roman iba a estar en libertad condicional, ni mi familia ni yo queríamos verlo en la cárcel. Las personas pueden redimirse, no hay necesidad de hacerles pagar de por vida. Ahora él y yo estamos en buenos términos. De vez en cuando nos escribimos: cuando tenemos que decir algo sobre los asuntos legales que aún están en curso, preferimos no poner a los abogados en el camino” confesó Samatha a la edición italiana de la revista Elle en 2018. Incluso se hicieron una foto para inmortalizar uno de los encuentros que han tenido.
Cuando en esa charla la periodista le preguntó por el Oscar al director, la mujer, con 54 años en ese momento, no pudo ser más clara: “Los Oscar son para las películas, no por los méritos de los personajes de quienes las hacen. ¿O estamos diciendo que ya no puedes ganarte la vida, ni contribuir de ninguna manera a la sociedad, porque cometiste un error o violaste una ley? No creo que pueda funcionar así. Las personas son complicadas, la vida es complicada y tu valor no debe estar eternamente ligado al más publicitado de tus errores”.