Los dos han hecho historia en el cine y posiblemente siempre van a aparecer en las listas de los 20 cineastas más famosos de todos los tiempos. Cada uno en su época marcaron a los espectadores, aunque coincidieron muy poco en el tiempo. Cuando Hitchcock se despedía, Spielberg empezaba. Fue en 1976. El primero rodaba en Los Angeles su última película, Family Plot (La Trama) y el segundo andaba por ahí convertido en la nueva gran promesa del cine gracias a Tiburón (1975). Fue entonces cuando el maestro echó a la calle sin contemplaciones al joven director. Lo ha contado, con mucha gracia, el propio Spielberg: “Me colé en el plató de La Trama con la esperanza de conocer a mi ídolo. Y entonces fue como si hubiera detectado a un intruso con su visión trasera. No pudo haberme visto, pero se inclinó hacia un ayudante de dirección y le susurró algo. Inmediatamente el asistente se me acercó y me acompañó fuera del plató. Eso fue lo más cerca que estuve de Hitchcock. Y descubrí que tenía ojos en la parte de atrás de la cabeza… muy espeluznante”.