Scott Derrickson tiene una llamada

Scott Derrickson dirigió hace cuatro años una pequeña película de terror que se hizo muy grande en cuanto llegó a los cines. Fue como un regalo entre tantas secuelas y remakes. Esto no lo habíamos visto antes.

Sobre esa primera Black Phone el cineasta recuerda: “Resultó sumamente gratificante que los espectadores acogieran la película tan bien, sobre todo porque mucho de ella venía directamente de mi infancia. En mi calidad de artista, que ciertas emociones personales conectaran con tanta gente – sobre todo gente joven – dio sentido a algunos de mis recuerdos más oscuros. En cierto modo, sentí que todo tenía un propósito”.

De izquierda a derecha: Michel Mora (que interpreta a Ernesto, un amigo de Finn y Gwen), Mason Thames (Finn), Joe Hill y Arianna Rivas (en el papel de Mustang, una chica que trabaja en el campamento)

Para Derrickson y su socio en la productora Crooked Highway, C. Robert Cargill, una secuela les ofrecía la oportunidad de seguir creando personajes que salen directamente de su infancia, y también mostrar lo que era crecer en los setenta y en los ochenta. Además, la primera la vio muchísima gente, sobre todo adolescentes, y empezaron a recibir mensajes preguntando si habría una secuela, o una precuela.

Esta es la primera secuela que dirige Derrickson, un cineasta natural de Denver, Colorado (donde nació en 1966) y que hasta ahora ha dirigido nueve largometrajes. El primero, Hellraiser: Inferno (2000) fue directo a vídeo. El segundo, El exorcismo de Emily Rose (2005) le colocó en el mapa, sobre todo en el de los amantes del terror. Con el tercero, Ultimátum a la Tierra (2008), desembarcó en Hollywood. El cuarto, Sinister (2012) es un clásico. El quinto, Líbranos del mal (Deliver Us from Evil) (2014), es un impecable thriller de terror que mereció un mejor recibimiento. El sexto, Doctor Strange (2016), representó su consagración y, además, en una de Marvel que fue un taquillazo. El séptimo, Black Phone (2021), fue como una vuelta a sus orígenes y de paso su mejor película. El octavo, El abismo secreto (The Gorge) (2025) fue una superproducción de ciencia ficción muy diferente a sus anteriores trabajos.

El Captor (The Grabber) es ya toda una estrella. En la imagen en una proyección especial de esta secuela en Los Angeles

“En ningún momento me pareció que Black Phone estuviera inacabada. No me sentía obligado a realizar una secuela, pero lo que me hizo tenerlo en consideración fue un correo electrónico de Joe Hill con un concepto básico para una secuela. No utilicé todo lo que ofrecía, pero la idea central me pareció genial. Entonces me di cuenta de que, si esperaba unos años, hasta que los personajes fueran un poco mayores, los protagonistas podían ser chicos que ya van al instituto. La historia de Finn y de Gwen merecería ser contada de nuevo”.

C. Robert Cargill recuerda ese momento en el que Joe Hill compartió su idea con ellos: “No sé cómo ni dónde ocurre, pero el teléfono suena, Finn contesta y oye: Hola, Finn, soy el Captor (The Grabber) llamándote desde el infierno”.

Scott Derrickson en un momento del rodaje con Ethan Hawke

Esta nueva entrega arranca cuatro años después de que Finn, al que da vida Mason Thames, consigue escapar del sótano del Captor. Este último ya no está, pero Finn aún no ha superado el trauma de su secuestro. Gwen, su hermana pequeña, interpretada por Madeleine McGraw, cuyas visiones le salvaron en su momento, vuelve a tener sueños inquietantes. Entonces los dos hermanos y un amigo deciden viajar hasta un remoto campamento de invierno llamado Alpine Lake.

“Reencontrar a los personajes cuatro años después implicaba mostrar en qué habían cambiado y en qué no. Creativamente hablando, era muy interesante. De adolescente en Colorado me mandaron a varios campamentos cristianos de invierno y en ese decorado se desarrolla la película. Nunca sentimos emociones tan fuertes como a los 15, 16 o 17 años. Por eso me pareció que unos sentimientos tan volátiles y poderosos merecían ser retratados en una película más grande y violenta”.

Ethan Hawke en la premiere de la película en Los Angeles

Mucho se va a hablar de los homenajes que los amantes del género encontrarán en la película. Una búsqueda del tesoro donde aparecerán como por arte de magia Viernes 13 (1980), El resplandor (1980), Pesadilla en Elm Street (1984) y hasta la película más famosa del director, Sinister. “Me interesa menos utilizar cosas de las obras de otros y más profundizar en los elementos de mi trabajo que me parecen únicos. En este caso, fue la utilización del Super 8 de un modo muy concreto, basándome en mis recuerdos de los campamentos de invierno organizados por el instituto, para canalizar algunos de los sentimientos todopoderosos que tenía de adolescente. Pero estoy seguro de que todas las películas de terror que vi en los años 80 siguen influyéndome de forma inevitable e invasiva. Pesadilla en Elm Street es la más obvia, y también, claro, algunas de las imágenes clave de la mucho más oscura Cortinas (Curtains) (1983). Para quien haya vista esta última, el homenaje es claro y descarado”.

En esta última, una Serie B de manual con Samantha Eggar y la “vengadora” Linda Thorson, seis jóvenes actrices hacen una prueba para un papel en una película que se va a rodar en una mansión remota rodeada de bosques nevados. Las chicas son atacadas por un misterioso asesino enmascarado. Nada nuevo para una cinta cuyo rodaje repleto de problemas comenzó en 1980, se suspendió durante más de un año, se reescribieron muchas escenas que se volvieron a rodar y finalmente se completó y se estrenó en 1983.

Producida por el genio Jason Blum a través de la poderosa BlumHouse, Black Phone vuelve y con ella el sonido del teléfono que produce escalofríos.

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