Rosamund Pike (1979) empezó en el cine como enemiga de James Bond dando guantazos a Halle Berry a bordo de un avión. Muere otro día (Die Another Day) (2002) fue su primer largometraje y hace poco la actriz hacía balance de ese comienzo: “No lamento haber empezado como chica Bond. Pensé que hacerlo sería una aventura divertida. Siempre se ha dicho que las chicas Bond no eran actrices de verdad. Y yo, en aquel momento, creo que aún no lo era. Acababa de volver de un viaje con mochila y me presenté a la audición en cárdigan y bronceadísima, nada que ver con la gélida Miranda Frost. Es curioso que, aún hoy, sea una imagen con la que me siguen asociando”.
La actriz inglesa sigue, efectivamente, asociada a la imagen de mujer rubia de hielo, estilo heroína de Hitchcock, como se pudo comprobar en Perdida (Gone Girl) (2014), por la que recibió su primera y hasta ahora única nominación al Oscar. Con los Globos de Oro ha tenido más suerte. Ha estado nominada en cuatro ocasiones, la última por Saltburn (2023), y lo ha ganado en una, por la rubia despiadada de I Care a Lot (2020). También fue candidata por La corresponsal (A Private War) (2018), una de las mejores interpretaciones de su carrera, donde da vida a la reportera de guerra norteamericana Marie Colvin.
La Corresponsal está producida por Charlize Theron y basada en el artículo de Vanity Fair Marie Colvin’s Private War, de Marie Brenner, periodista que tiene un curioso récord: artículo que publica, artículo que es adaptado al cine. Además de la historia de Colvin, suyos son The Man Who Knew Too Much y American Nightmare: The Ballad of Richard Jewell, que dieron pie, respectivamente, a las películas El dilema (The Insider) (1999), de Michael Mann, y Richard Jewell (2019), de Clint Eastwood.
De la misma manera que muchos se preguntaron por qué Margot Robbie, como productora de la película, no se reservó para ella el papel principal de Una joven prometedora (2020), ahora la pregunta es por qué Charlize Theron no protagonizó este biopic sobre la corresponsal de guerra del Sunday Times. El caso es que Rosamund Pike se entregó a la turbulenta historia de Colvin en cuerpo y alma. Pero no todo salió bien. En un artículo publicado en Harper’s Bazaar en diciembre de 2018, la corresponsal de guerra Janine di Giovanni, que conocía a Marie Colvin, expresó su descontento por lo que se ve en la película: «No había buenos chicos en el Sunday Times que se preocuparan por el bienestar de Marie. Lo que sí había eran editores que querían primicias a expensas de la seguridad de sus reporteros. Colvin tenía muchos amigos en Londres, pero ninguno de ellos era similar a Rita, el personaje al estilo Bridget Jones (interpretado por Nikki Amuka-Bird) de la película. Su último novio no fue un Stanley Tucci afectuoso y amoroso, sino un hombre que le provocó un inmenso dolor y angustia. El segundo marido de Colvin, el periodista y escritor boliviano Juan Carlos Gumucio, se borra del guion por completo, aunque desempeñó un papel importante en su vida. Valoro el trabajo de Rosamund Pike, pero la verdadera Marie está en el documental Bearing Witness (2005) y no en esta película”.
La corresponsal sigue a Colvin desde 1986 por las zonas de guerra de Siria, Sri Lanka (donde perdió un ojo), Irak, Afganistán y Libia, hasta su muerte en la ciudad siria de Homs un 22 de febrero de 2012. Los puntos más calientes y peligrosos del planeta para una mujer que es definida en la película “como una polilla que se acerca a las llamas” y que admiraba a Martha Gellhorn (1908-1998), la corresponsal de guerra que estuvo casada con Ernest Hemingway y que fue interpretada por Nicole Kidman en Hemingway & Gellhorn (2021).
Colvin estuvo siempre entre las llamas, y en una escena entrevista a Muamar el Gadafi y éste le dice: “De todas las mujeres del mundo, con usted es con la que me gusta más estar, incluso más que con Condoleezza Rice”.
En su última retransmisión, denunció que el gobierno de Bashar al-Ásad mentía cuando afirmaba que no estaba bombardeando a los civiles. Minutos después Marie era alcanzada por una explosión. Junto a ella, siempre el fotógrafo de guerra Paul Conroy (interpretado por Jamie Dornan, que es mucho más que Christian Grey). Conroy estaba con Marie en Homs y sufrió heridas en las piernas. Su posterior evacuación de la ciudad daría para una película aparte. Independientemente de lo que diga Janine di Giovanni, ver a Rosamund Pike y Jamie Dornan corriendo entre escombros por ciudades en guerra con la cámara al hombro nos recuerda a la maravillosa Bajo el fuego (Under Fire) (1983), con Nick Nolte y Joanna Cassidy cubriendo los últimos días del régimen dictatorial de Anastasio Somoza en 1979 mientras suena el sobrecogedor Nicaragua de Jerry Goldsmith. O a Mel Gibson moviéndose por la Indonesia de Sukarno en la década de 1960 bajo la música de Vangelis en El año que vivimos peligrosamente (1982). O a Sam Waterston cubriendo el régimen de los Jemeres Rojos de Camboya en la década de 1970 con la música de Mike Oldfield en Los gritos del silencio (1984).
En La corresponsal no hay una banda sonora inolvidable, como sí tenían esas tres películas, pero nos ofrece una interpretación dolorosa de Rosamund Pike en la piel de una mujer que quizás pudo tener una vida más normal pero, como dice ella misma en la película, “quizá no sepa cómo llevar esa vida. Quizá en esta es donde me siento más cómoda”.
La corresponsal se puede ver en Movistar +