¿Quién necesita un iPhone cuando tienes 20 (y una vista panorámica 2,76:1)?

28 años después es algo único. No se parece a ninguna película de zombis y a ninguna película en general.

Danny Boyle en el rodaje con la actriz Jodie Comer

Una estética única

Una de las razones para esta clave diferencial es que, como Danny Boyle rodó con cámara digital la primera entrega, 28 días después (2003), cuando llegó el momento de hacer la nueva película, el equipo se propuso encontrar una estética única en parte inspirada por esa primera aproximación.

“Me imagino que podríamos haberlo ignorado, pero decidimos usar eso como inspiración”, dice Boyle, quien explica que en la primera película Garland y él tuvieron la idea de usar cámaras de vídeo domésticas ya que en aquella época hubiese sido muy común encontrarse grabaciones de los terrores del apocalipsis en cualquier lado. Partiendo de esa idea, 28 años después el iPhone es sin duda la nueva versión de la videocámara de 2002.

Usa el iPhone que algo queda

Para representar el apocalipsis, Boyle cree que “es maravilloso implantar una serie de parámetros y limitaciones técnicas”. Eso incluye el uso del iPhone para determinadas secuencias, llegando a usar hasta 20 al mismo tiempo. Pero ese solo ha sido uno de los métodos que han usado los cineastas.

Han empleado varias técnicas de producción para conseguir esa sensación inmersiva. Han puesto cámaras sobre los actores y usado sensores especiales, estructuras con varias cámaras y drones, además de emplear un amplio abanico de lentes y tipos de cámara. En las escenas grabadas con iPhone han usado hasta tres estructuras especiales.

“Una estructura podía incluir hasta ocho cámaras y las podía llevar una sola persona con facilidad. También usamos una para diez cámaras y otra para 20”, explica el responsable técnico en las grabaciones con iPhone. “No suelo hablar de estas cosas, pero hay una escena alucinante en la segunda mitad de la película en la que usamos una estructura con 20 cámaras. Sabrás cuál es en cuando la veas. Es un plano bastante gráfico pero precioso en la que usamos esa técnica de forma tan sorprendente que te lleva a un mundo completamente nuevo. Es algo que nunca se ha visto”.

Boyle y los dos protagonistas, Jodie Comer y Aaron Taylor-Johnson en su visita a Madrid

Bullet time pero para pobres

Boyle compara la estructura con 20 cámaras a “la técnica bullet time pero para pobres”. Les da versatilidad a los cineastas en tema de luz y escenas en localización, además de poder acoplarse a una grúa, camarógrafo o incluso posicionarse en localización.

“Se use donde se use, nos da una visión de 180 grados de la acción. Luego en el montaje puedes seleccionar la parte que te interese, ya sea una perspectiva convencional de una cámara o moverte al instante por la escena, o incluso saltar adelante o atrás en el tiempo con el objetivo siempre en pantalla”, dice Boyle. “Es una película de terror, así que empleamos las escenas violentas para crear más impacto”.

“También me gusta por la misma razón que me gusta salirme de lo convencional”, añade. “Un momento el espectador está dentro de la escena, en la acción, en vez de estar viendo una película como siempre. Es como si estuvieses en la misma habitación que Jodie Comer y su hijo mientras vierte toda su ira sobre Aaron Taylor-Johnson, como si estuvieses en el tren abandonado con el Alpha desnudo y su arma de cráneo y columna humana”.

Sobre la espalda de un infectado

El director de fotografía Dod Mantle ha empleado también cámaras convencionales, aunque de una manera poco convencional. “Básicamente me centré en grabar la energía térmica y su movimiento”, relata sobre cómo capturó a los animales e infectados que merodean por el continente.

Para aumentar el aspecto grotesco de algunos infectados, Dod Mantle les puso una cámara para que se viese cómo su cuerpo carnoso se arrastraba por del suelo.

“Es como incorporar al espectador dentro de la película gracias a la lente que usamos”, explica Mantle. “Es algo que nos encanta a Danny y a mí. Mi objetivo ha sido que el espectador sintiese que estaba subido sobre la espalda de un infectado”.

Boyle tomó la decisión de rodar con proporción panorámica de 2,76:1, algo normalmente usado para estrenos en Imax o Ultra Panavisión 70mm como Los Odiosos Ocho de Tarantino, Oppenheimer de Christopher Nolan y Pecadores de Ryan Coogler.

Esa proporción ha ayudado a Boyle a ir un paso más allá. “Esta es la décima colaboración entre Danny y yo”, añade Dod Mantle, “así que nos entendemos a la perfección. A los dos nos encantan las ideas alocadas y las técnicas y tecnología que nos ayudan a ir un paso más allá. Nos gusta probar cosas, retarnos y romper con el academicismo. Hemos querido hacer todo eso en esta película”.

Estas técnicas han hecho posible que Boyle cree una película de terror de autor pensada para ser vista en la gran pantalla. “He buscado esa intensidad sofocante que se siente cuando no puedes escapar de un sitio”, comenta. “Pero al mismo tiempo debía haber espacios placenteros en este mundo. El terror también puede ser placentero, especialmente cuando se comparte la experiencia en una sala llena de gente”.

“Quiero que los espectadores se sientan y piensen, ‘Estoy aquí, ahora soy parte de esto’”.

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