Patrick es un Kennedy. Es hijo de Arnold Schwarzenegger y de Maria Shriver, nieto de Eunice Kennedy, sobrino nieto de John F. Kennedy y de Robert F. Kennedy, cuñado de Chris Pratt, modelo de Ralph Lauren y Armani y ex novio de Miley Cyrus. Además, con 29 años es uno de los actores con más futuro de Hollywood.
Para comprobarlo, no hay más que ver la estupenda serie The Staircase, sobre el caso real del escritor Michael Peterson (Colin Firth), acusado de asesinar a su esposa (Toni Collette). La mujer se cayó por las escaleras o la empujaron, quién sabe. Patrick interpreta a uno de los dos hijos biológicos del protagonista y aparece en los ocho capítulos, pero en dos escenas concretas marca el territorio y demuestra que tiene carisma y talento para tener una carrera a la altura de la de su padre. La primera escena del primer episodio es como un puñetazo, te deja noqueado, un momento estremecedor, angustioso, dramático y tremendo con Patrick airoso en su cara a cara con Colin Firth.
En el quinto episodio, Todd Peterson, su personaje, ha empezado una nueva vida en Cabo San Lucas, México. En la escena que vemos entra en una mansión, pone música y se mueve al ritmo sinuoso de la melodía. No necesita más. Patrick ha nacido con una estrella, la de su padre o la de los Kennedy, y no le interesa nada ese rollo de la maldición que arrastra su familia materna (accidentes, atentados, enfermedades). También le hemos podido ver en un pequeño papel en La lista final, serie protagonizada por su cuñado Chris Pratt, casado con su hermana Katherine Schwarzenegger.
En su nuevo proyecto para la pantalla grande, Billy Knight, Patrick compartirá pantalla con Al Pacino, en la que ha sido definida por su director, el debutante Alec Griffen Roth, como “una carta de amor al cine”, pues sigue a dos estudiantes que sueñan con dirigir una película.
