La foto era Demi Moore levantando el Oscar. Con perdón de Mikey Madison, que tiene 26 años y como Emma Stone y Jennifer Lawrence en su momento, cuando ganaron el premio, toda una carrera por delante. Stone tenía 28 años cuando el primer Oscar (La La Land) y 35 cuando alcanzó el segundo (Pobres criaturas). Jennifer Lawrence ganó el suyo por Silver Linings Playbook (El lado bueno de las cosas) con 22. Demi Moore no ha parado de recoger premios en las últimas semanas, unos 26, entre ellos el Critics Choice, el Globo de Oro, el de los críticos de Kansas City, Indiana, Denver, Utah, Hawaii, Chicago, Columbus, Portland, Minnesota y UK y el Screen Actors Guild. Que no le dieran el Oscar fue una faena. Más que eso, fue una humillación. Debería haberle quitado el premio a la ganadora y haber abandonado la ceremonia para enseñarle el Oscar a Bruce Willis.

A Demi Moore la veremos en cines o en alguna plataforma, vete tú a saber, interpretando a una despiadada y poderosa empresaria de la moda, un poco como Miranda Priestly, en I Love Boosters, donde coincide con los emergentes Eiza González, Will Poulter, Naomi Ackie y LaKeith Stanfield.
¿Le ha hecho gracia a Antonio Banderas lo que dijo Conan?
Antonio Banderas se convirtió en protagonista involuntario de la noche cuando muy al principio de la gala Conan O’Brien habló de Babygirl. El presentador empezó diciendo que le encantaba esa película, y luego llegó el chiste: «Banderas hace el papel más difícil de su vida, un hombre incapaz de dar placer a su mujer». El segundo dardo fue para Dune Parte 2. Según Conan, si visitabas el rodaje podías ver a todo el equipo mirando el móvil buscando en algún sitio de qué iba la película.

Flor de cactus del brazo de Spider-Man
Goldie Hawn tiene ya 79 años y ganó el Oscar con 25. Además, es una estrella y se mueve como tal. Richard Donner la quería para el papel de Eve Teschmacher en Superman (1978), pero la actriz pidió 2 millones de dólares. Los ejecutivos del estudio se llevaron las manos a la cabeza y se tuvieron que conformar con la menos conocida Valerie Perrine. Goldie apareció en el escenario del brazo de Andrew Garfield para presentar el Oscar al mejor largometraje y mejor corto de animación. Ganó Flow, y allí subieron los cuatro cineastas de Letonia para recoger un premio que en su caso parecía un sueño inalcanzable. Pero antes, Andrew le dedicó unas bonitas palabras a Goldie, una actriz de comedia que según dijo el actor había hecho feliz a su madre y se lo quiso agradecer: “nos has hecho sentir con tus películas que todo estaba bien en el mundo, una y otra vez. Puedo sentir a mi madre sonriéndonos en este momento».

Andrew Garfield perdió a su madre cuando estaba en pleno rodaje de la excelente Los ojos de Tammy Faye (2021), la película que le valió el Oscar a Jessica Chastain, y meses después Andrew declaró: “Lo digo sabiendo que no soy el único que ha vivido esa experiencia. Es muy extraño, porque sí que te sientes único cuando está sucediendo. Piensas: “Dios mío, soy la única persona que ha perdido a su madre”, porque te sientes muy solo. Durante un período de tiempo no quería y no podía hacer nada. Estaba un poco perdido y el mundo no tenía sentido, y todavía no lo tiene, porque la extraño mucho, y espero que nunca tenga sentido porque siempre quiero extrañarla”.
Andrew Garfield interpretará a Carl Sagan en Voyagers, dirigida por el chileno Sebastián Lelio, y acaba de rodar After the Hunt, un thriller de misterio de Luca Guadagnino con Julia Roberts.
La conexión entre John Lithgow y Karla Sofía Gascón
Otro de los protagonistas involuntarios de la noche, porque ni siquiera estaba nominado por su memorable interpretación en Cónclave, fue el actor John Lithgow, que nunca ha ganado el premio y ha sido candidato en dos ocasiones como actor de reparto en años consecutivos por El mundo según Garp (1982) y La fuerza del cariño (1983). En la primera de ellas, basada en una novela de John Irving, Lithgow interpreta a una mujer trans, en un año además en el que fueron nominados otros dos actores por personajes de hombres que se transforman en mujeres: Dustin Hoffman por Tootsie (1982) y Robert Preston por ¿Víctor o Victoria? (1982). Aunque el de Lithgow, Roberta Muldoon, era el único trans auténtico porque los otros dos actuaban por razones profesionales. El actor de 79 años volvía a los Oscar el año de la primera mujer trans candidata al Oscar. Si El mundo según Garp se llevase ahora nuevamente al cine, Karla Sofía Gascón sería una muy buena opción para el personaje de Roberta.

La amenaza del hombre de las mil caras
Conan O’Brien bromeo a consta de este excelente actor y amenazó a los futuros ganadores con poner en pantalla la cara de pocos amigos de Lithgow si alguno se pasaba de tiempo en su discurso. Recordemos que John Lithgow fue, entre otros muchos a lo largo de una carrera inolvidable, el psicópata con varias personalidades de En nombre de Caín (Raising Cain) (1992), dirigida por el gran Brian de Palma. En esa película sí que daba miedo. Según contó el director “fue el actor en el que siempre pensé. Tenía que dar vida a un montón de personajes, todos de los más creíbles”. Bien por Conan O’Brien y ese merecido homenaje.
¿Es Bill Skarsgård esa que está en el escenario?
Uno de los momentos más divertidos de la noche lo protagonizaron la improbable pareja formada por las actrices June Squibb y Scarlett Johansson, presentadoras del Oscar al mejor maquillaje y peluquería (que ganó La sustancia). La primera entró en el escenario con bastón, tiene 95 años, y mucho sentido del humor. La veterana actriz nominada al Oscar por Nebraska (2013) debutó en el cine en 1990 de la mano de Woody Allen con Alice (1990), cuando ya había cumplido los sesenta años. June bromeó en el escenario asegurando que ella era en realidad Bill Skarsgård, el camaleónico actor siempre irreconocible que fue el payaso Pennywise de It (2017) y el conde Orlok de Nosferatu (2024). “Soy Bill la mayoría de las veces, la verdadera June está ahora leyendo un libro en su casa”.
June y Scarlett aparecieron juntas porque la primera es la protagonista del debut en la dirección de la segunda. Eleanor the Great habla de una mujer de 90 años que viaja a Nueva York para empezar de cero y entabla amistad con una joven de 19 (Erin Kellyman).

Además de la nueva entrega de Jurassic World y el remake de Ruta suicida (1977) con Tom Cruise, Scarlett Johansson prepara Featherwood, la nueva película de Andrea Arnold, donde interpreta un personaje similar al de Debra Winger en El sendero de la traición (Betrayed) (1988): una colaboradora del FBI que se infiltra en una Hermandad Aria de Texas. También estará en la nueva de Wes Anderson, espionaje y traición titulada The Phoenician Scheme con la historia de un padre y su hija y su tensa relación en los negocios. Tom Hanks, Bill Murray, Rupert Friend, Bryan Cranston, Benedict Cumberbatch, Benicio Del Toro, Michael Cera, Charlotte Gainsbourg, Jeffrey Wright, Riz Ahmed, Mathieu Amalric y Hope Davis completan el coral reparto.
James Bond se queda sin alma
Halle Berry presentó el homenaje a la saga James Bond, un tributo necesario porque la serie cinematográfica más antigua de la historia cierra una etapa y se despide de los espectadores. 63 años, 25 películas, seis actores, un nombre sin el que no se entendería nada (Albert R. Broccoli), una productora (Eon Productions) y unos herederos homenajeados (su hija Barbara y su hijastro Michael G. Wilson) presentes en la ceremonia y dispuestos a aplaudir a la chica Bond de Muere otro día (2002), película cuyo rodaje abandonó la actriz un par de días para ir a recoger su Oscar por Monster’s Ball (2001).

Margaret Qualley abrió el espectáculo con un baile a los sones del famoso tema de 007 reconocido en todo el mundo. Luego Lisa, Doja Cat y Raye cantaron tres canciones icónicas de la saga: Live and Let Die, Diamonds Are Forever y Skyfall, respectivamente.
Halle Berry dijo que Barbara y Michael han sido “el alma” de James Bond, palabras que adquieren todo el sentido ahora que 007 pasa a nuevas manos. ¿Eso significa que Bond se queda sin alma?
El homenaje soñado
En cualquier caso, no hubiera estado de más que el homenaje hubiera contado con la presencia de los Bonds supervivientes, George Lazenby (85 años), Timothy Dalton (79), Pierce Brosnan (72) y Daniel Craig (57), acompañados por Ursula Andress (89 años), Daniela Bianchi (83), Luciana Paluzzi (87), Shirley Eaton (88), Jane Seymour (74), Britt Ekland (82), Maud Adams (80), Barbara Bach (78), Lois Chiles (77) y Carole Bouquet (67). Todos juntos rodeando a Barbara y Michael. Eso sí hubiera sido digno de ver.
Halle Berry se prepara para enfrentarse a Angelina Jolie en el thriller de acción Maude v Maude, de la directora Roseanne Liang. También formará parte del extraordinario reparto de Crime 101, una de misterio y atracos con Chris Hemsworth, Monica Barbaro, Barry Keoghan, Mark Ruffalo, Jennifer Jason Leigh y Nick Nolte. Dirige Bart Layton, responsable del excelente documental El impostor (2012).

La rubia rebelde vuelve a Hollywood
Daryl Hannah, esa rubia tan alta que traía locos a Harrison Ford en Blade Runner (1982), Tom Hanks en Splash (1984) y Robert Redford en Peligrosamente juntos (Legal Eagles) (1986) y que fue una estrella ochentera, volvió a Hollywood tras años perdida en subproductos serie B para presentar el Oscar al mejor montaje (para Anora). Daryl fue de las pocas reivindicativas. La actriz pidió ayuda para Ucrania antes de nombrar a los nominados. Los Oscar son para celebrar el cine (como los Cesar, los Goya, los David de Donatello o los Ariel), pero hemos llegado a un punto en que parece que, si una gala de premios cinematográficos no se utiliza como protesta política, no es gala ni es nada (siempre y cuando se proteste por lo que cada uno de nosotros considere que se debe protestar). En ese sentido Daryl, de 64 años, salvó los muebles.
Ella, que fue novia del malogrado John John Kennedy y lleva casada con Neil Young desde 2018, fue presentada como la estrella de Kill Bill volumen 1 y 2 (2003 y 2004). Daryl siempre ha sido una actriz muy particular, contestaria y rebelde. En una ocasión declaró: “Los hombres que siempre me han atraído han sido aquellos de pelo largo y aspecto algo descuidado, con cierta trastienda. Quizá necesite un reajuste mental. Y es que no me siento relajada ni siquiera en una fiesta. No concedo muchas entrevistas porque no se me dan muy bien y siempre me siento frustrada o disgustada con los resultados”.