Las Claves de Black Phone 2… si te llaman contesta

La mayoría de la acción en la primera película transcurría en un lúgubre sótano, pero en esta el decorado principal es un campamento invernal en la vasta extensión de las Montañas Rocosas basado en lo que vivió de adolescente el guionista, productor y director Scott Derrickson en Colorado.

El campamento estaba en Ontario, Canadá, a temperaturas muy por debajo de cero y con nieve de verdad, lo que sirvió para reforzar la autenticidad y la inmersión, además de intensificar la sensación de aislamiento y peligro. El equipo visitó ocho campamentos antes de quedarse con Camp Kandolore. Las estructuras de época y el lago eran perfectos. Se realizaron cambios mínimos, además de restaurar los edificios a su aspecto original e instalar elementos como la cabina telefónica en la orilla del lago.

El lago helado se creó en un suelo pintado de 30 por 30 metros diseñado para evocar la inquietante superficie helada al atardecer y de noche. Posteriormente se aumentó la superficie con efectos visuales.

El plató incluye colinas nevadas esculpidas, varios árboles y dos piscinas. La primera con un mecanismo para romper el hielo, y la segunda para las secuencias debajo del agua con la capa de hielo encima.

Scott Derrickson y el director de fotografía Pär M. Ekberg utilizaron el Super 8 para plasmar escenas clave como los sueños de Gwen y los momentos en que el Captor penetra en nuestro mundo, utilizando la volatilidad del medio para crear imágenes desestabilizadoras. Para no perder la estética en momentos en que no era práctico utilizar Super 8, escogieron el Super 16, para imitar el leve temblor y el grano del 8mm y mantener una textura analógica uniforme. Pär M. Ekberg desarrolló un proceso híbrido, bautizado “S12”, donde mezcló el grano caótico del Super 8 con la estabilidad y nitidez del Super 16 y la flexibilidad del HD, consiguiendo una imagen que soportara un rodaje submarino de lo más exigente, escenas con especialistas, efectos visuales, una meteorología cambiante y composiciones digitales, pero sin perder el toque fantasmal.

Las secuencias correspondientes al mundo real están basadas en el realismo más absoluto: colores poco saturados, exteriores con escasos contrastes y cielos grises que reflejan la realidad de Colorado en invierno. Sin embargo, el mundo onírico contrasta fuertemente con el real; está lleno de colores saturados, de movimientos de cámara fluidos y de una estilización expresiva. Los cambios entre imágenes cimentadas en el realismo y otras entregadas a una intensa sobrenaturalidad se crearon para sorprender y, a la vez, mantener cierta cohesión, con el fin de intensificar la tensión entre la realidad y los sueños. También se utilizaron diferentes enfoques para las diversas épocas, los años cincuenta, setenta y ochenta.

El equipo se sumergió en unas condiciones meteorológicas impredecibles, rodando nevadas y tormentas siempre que fue posible para aumentar la autenticidad y el suspense.

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