Un material de primera clase
La novela The Minds of Billy Milligan, del escritor Daniel Keyes (1927-2014), era material de primera desde que se publicó en 1981. Basada en la historia real de la primera persona en Estados Unidos que fue absuelta de un delito grave al declararse víctima de un trastorno de personalidad múltiple, la serie empieza con un joven detenido tras realizar seis disparos en el Rockefeller Center de Nueva York, sembrando el pánico entre los viandantes e hiriendo a tres personas.

Keyes, psicólogo además de escritor, sabía de lo que hablaba como había demostrado con su novela más conocida, Flowers for Algernon (1959), llevada al cine con el título de Charlie (1968). La historia de un hombre que sufre retraso mental y se somete a un experimento para triplicar su inteligencia le valió el Oscar a su protagonista, Cliff Robertson, un premio que con el tiempo se ha visto como uno de los más injustos de la historia (ver Las diez más escandalosas injusticias en la entrega de los Oscar – Cinerama).

James Cameron quiere contar lo que le pasó a Billy
En cualquier caso, Flowers for Algernon es muy famosa y The Minds of Billy Milligan también. En la década de 1990, nada menos que James Cameron intentó llevar la historia de Billy Milligan al cine con John Cusack de protagonista. Hay que recordar que en esa época, Cameron todavía no era el cineasta más taquillero. Sus películas funcionaban muy bien, pero le quedaban un par de años para rodar Titanic (1997) y muchos más para poner en marcha la saga Avatar (2009).
El director ha contado que se buscó un socio, compraron el material y firmaron un acuerdo para asegurarse el control total sobre el proyecto. Pero el socio resultó ser el tipo equivocado, al menos para Cameron. “Me di cuenta de que era alguien con quien no podía trabajar y que él no podía trabajar conmigo. Nos separamos. Ya habíamos escrito un guion, habíamos elegido a John Cusack para interpretarlo y el proyecto estaba en preproducción. Estaba listo para empezar a rodar… Diré que creo que esta persona se comportó de forma muy poco profesional. También conocí a Billy Milligan. Él se metió en todo esto porque quería que se contara su historia. Pero terminó en una locura. Aunque me hice amigo de Billy, él contribuyó al fracaso del proyecto porque sólo creaba más caos. En cierto modo, lo que pasaba es que no quería contar su historia, ¿sabes?».

Akiva el grande
30 años después, la historia de Billy Milligan ha salido adelante en forma de serie (10 episodios) para Apple TV + con el título de The Crowded Room (2023) y con un equipo de auténtico lujo detrás. El hombre que lidera este ambicioso proyecto es Akiva Goldsman, guionista de El cliente (1994), Batman Forever (1995), Tiempo de matar (1996), Batman y Robin (1997), Una mente maravillosa (2001) o El código Da Vinci (2006). La dirección de los diez episodios se los han repartido cuatro cineastas, dos de ellos involucrados también como productores. Son el húngaro Kornél Mundruczó (Fragmentos de una mujer o el parto casero de Vanessa Kirby) y Brady Corbet, que dirigió los episodios 3, 4 y 8 justo antes de ponerse con The Brutalist.

Tom Holland frente al gran reto de su carrera
El protagonista se llama en su salto a la pantalla Danny Sullivan y lo interpreta Tom Holland, un personaje que el actor ha calificado como “el más difícil que he hecho, pero probablemente también el más gratificante”.
Danny odia a su padrastro y no le faltan razones porque el señor es un imbécil y muchas cosas más que irán saliendo. La madre es enfermera y la interpreta Emmy Rossum, -la actriz de Mystic River (2003), otra potente historia de abusos a menores, como esta, El día de mañana (2004) y El fantasma de la ópera (2004)-, que es solo 10 años mayor que Holland.
A Danny le gusta Annabelle (la debutante Emma Laird, a la que luego hemos visto en Misterio en Venecia y The Brutalist), la chica más guapa del instituto, y tiene dos amigos, Mike (Sam Vartholomeos) y Jony (Levon Hawke, tan alto como su madre, Uma Thurman, y tan cool como su padre, Ethan Hawke).
Todos viven en un barrio muy típico, tanto que en un momento dado podemos pensar que estamos en una novela de Stephen King porque los tres amigos siempre van juntos, les pasan muchas cosas en el instituto y fuera de él, se han producido varias agresiones en la zona y enfrente de la casa de Danny hay una tétrica mansión a la que todo el mundo llama “la casa encantada”. Esta localización jugará un papel clave en la misteriosa trama.

Estamos en 1979 y Danny va a ver al cine Rocky II y, además, confiesa que le da muy mal rollo Alien, la película que arrasaba en ese año. Además, todo el mundo habla del telefilm Sybil (1976), la historia de una mujer cuya infancia fue tan traumática que desarrolló dieciséis personalidades diferentes. Sally Field ganó el Emmy y Joanne Woodward recibió una nominación por su interpretación de la doctora Cornelia Wilbur.

Las tres caras de Rya
Cuando toda la trama se complica y sus creadores nos presentan un complejo puzzle de personajes, los interpretados por Jason Isaacs o Sasha Lane, por ejemplo, con historias cruzadas de lo más loco (que luego tendrán todo su sentido), entonces parece que nos hemos metido en The Game (1997), de David Fincher. Menos mal que ahí está la doctora en psicología Rya Goodwin (Amanda Seyfried), que después de llegar a la conclusión de que hay algo raro en ese chico, algo que no encaja, se propone llegar hasta el final y averiguar qué está pasando.
La psiquiatra ve en la televisión Las tres caras de Eva (1957), otra película sobre el tema que le valió el Oscar a Joanne Woodward.

Cuando alguien comenta que es mejor que los sentimientos no se interpongan en su trabajo, Rya se limita a preguntar: “¿por qué?”. Su objetivo es que la ley tenga en cuenta la salud mental y a eso se va a dedicar acompañada por Stan Camisa (Christopher Abbott) el abogado de Danny. Hay un juicio y la agradable sensación de que al final todas las piezas del puzzle van a encajar, aunque parezca mentira.