Hubo un tiempo en que el irlandés Jim Sheridan era un director al que había que tener muy en cuenta. Sus cuatro primeras películas fueron insuperables: Mi pie izquierdo (1989), El prado (1990), En el nombre del padre (1993) y The Boxer (1997).
Con esta trayectoria, Hollywood no tardó en llamar a su puerta. Uno de los proyectos que le ofrecieron fue Dream House (Detrás de las paredes) (2011) una historia de fantasmas con Daniel Craig, Rachel Weisz y Naomi Watts que lo tenía todo para triunfar. Pero algo salió mal. “Me atraía mucho dirigir un thriller psicológico como ese, en el que no sabes dónde estás en ningún momento, donde no sabes lo que es real y es imaginario, donde no sabes ni quién cometió el asesinato, ni si, al fin y al cabo, hubo un asesinato. Lástima que al final el estudio rechazara mi montaje”.
Efectivamente, los de Morgan Creek Productions, descontentos con el resultado final, le quitaron la película para realizar un nuevo montaje y Sheridan presentó una solicitud al Director’s Guild of America para que se eliminara su nombre de los créditos. El asunto se enredó tanto que Daniel Craig y Rachel Weisz se pusieron de parte del director y se negaron a promocionar la película ante la prensa. Un desastre que, sin embargo, tuvo su parte positiva: Craig y Weisz empezaron una relación sentimental y al poco se casaron. Cuando le preguntaron por la película, Craig sólo pudo decir: «No resultó muy buena, pero conocí a mi esposa. Un trato justo».