Kelly McGillis (California, 1957) fue una actriz importante. Además de enormemente atractiva, era una intérprete fascinante, como demostró en sus éxitos seguidos Único testigo (1985), Top Gun (1986) y Acusados (1988), esta última por la que Jodie Foster ganó su primer Oscar. Ese fue el gran momento para Kelly McGillis, porque luego, e inexplicablemente, su carrera fue cuesta abajo y su decadencia física alarmante. No la llamaron para la secuela de Top Gun y además ha tenido una vida privada cuando menos turbulenta.
La actriz tiene varias espinas clavadas y una de ellas, como recordaba, es por algo que ocurrió en 1984, justo antes de protagonizar con Harrison Ford la maravillosa Único testigo.
«Una experiencia negativa fue verme fuera de la que iba a ser mi segunda película, Despedida de soltero. Hoy me alegro, pero cuando me la ofrecieron, mi opción consistía en aceptar aquel papel o seguir en mi puesto de camarera. Pero me dijeron que no era sexy. No me gusta fracasar, aunque sea en una película picante para adolescentes, así que fue un desastre. Me sentó fatal».
El papel se lo dieron a Tawny Kitaen, de la que nadie se acuerda. Kelly por lo menos sigue en nuestros sueños cinéfilos, aunque sólo sea por esas tres películas que marcaron una época.