Es una pena que Sam Mendes no vaya a dirigir definitivamente lo que se anunció como su siguiente proyecto tras Spectre (2015). El director quería llevar al cine The Voyeur’s Motel (El motel del voyeur) (Alfaguara, 2017), la historia de cómo el periodista y escritor Gay Tales recibió la confesión de un hombre que aseguraba había comprado en 1969 el Manor House Motel en Colorado (Estados Unidos) para satisfacer sus deseos voyeuristas.
El tipo tenía una “plataforma de observación” en el ático, ventanas ocultas en los techos de los cuartos a través de las cuales podía espíar a sus huéspedes. Talese entrevistó a Gerald Foos, como se llamaba el sujeto, para tratar de entender su fascinación por el voyerismo, y luego escribió un libro contando la historia, el libro que quiso adaptar Mendes.
Aunque hay una segunda parte: Paul Farhi, periodista del Washington Post, publicó un artículo donde aseguraba que todo había sido una farsa. Que Foos había mentido a Talese y éste a sus lectores. Para más información sobre el asunto, en Netflix se puede ver el documental Voyeur (2017), un intento por esclarecer todo este lío.
Gerald Foos no era un hombre atractivo, o por lo menos no lo suficientemente atractivo, no como Zeke Hawkins, el millonario interpretado por William Baldwin que espía a sus vecinos/inquilinos en Sliver (Acosada) (1993), película de Phillip Noyce adaptada por Joe Eszterhas según la novela de Ira Levin. En cualquier caso, uno y otro son “hijos” de Norman Bates, el hombre que regenta un motel y espía a sus huéspedes en Psycho (Psicosis), tanto en la novela de Robert Bloch como en la película de Alfred Hitchcock.
Ya puestos, el “hijo” de Zeke y el “nieto” de Norman bien puede ser Bart Bromley, el joven conserje del motel Mercer protagonista de The Night Clerk (Lo que la noche esconde) (2020). Como Zeke, ha puesto cámaras en todas las habitaciones, y como Norman, se siente atraído por una amable chica que se aloja en el motel.
Como manda la tradición, en una de las habitaciones se comete un asesinato y Bart, que padece el síndrome de Asperger, se cambia al motel Hamelton, donde conoce a Andrea Rivera (Ana de Armas), que es encantadora y comprensiva, pero él sigue con su pasión voyeurista.
Tye Sheridan, que debutó en el cine de la mano de Terrence Malick con apenas 15 años en The Tree of Life (El árbol de la vida) (2011), interpreta a este “Rain Man testigo de un asesinato” y Helen Hunt, que ganó el Oscar por As Good as It Gets (Mejor… imposible) (1997), es su madre protectora, que le da consejos tan buenos como este: “Incluso para los mejores la vida es dura”.
El director de la película, Michael Cristofer, sólo ha dirigido tres largometrajes. El primero es Body Shots (La última noche) (1999), una pequeña cinta de culto sobre un grupo de jóvenes amigos en plan St. Elmo’s Fire (St. Elmo, punto de encuentro) (1985) pero mucho más heavy, más del estilo Less Than Zero (Golpe al sueño americano) (1987).
En su segunda película, Original Sin (Pecado original) (2001), volvió a dirigir a Angelina Jolie, a la que había dado su primera gran oportunidad en el telefilm Gia (1998), sobre la vida de la malograda top model Gia Carangi (1960-1986).
19 años después estrenó el tercero, The Night Clerk (Lo que la noche esconde).
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