En la novela Rosemary’s Baby (La semilla del diablo), de Ira Levin, hay una escena donde la protagonista entra sola en un cine de Nueva York para ver una película de Keenan Wynn (1916-1986), aunque el autor no dice cuál es (se puede elegir entre las más de 100 en las que intervino este actor de Hollywood). En El Extraño (Watcher), Julia (Maika Monroe) entra sola en un cine de Bucarest para ver Charada (1963), la comedia de intriga de Stanley Donen (1924-2019) con Cary Grant (1904-1986) y Audrey Hepburn (1929-1993).
Julia es actriz, como actor era Guy Woodhouse en Rosemary’s Baby (La semilla del diablo). Y en un momento de desesperación, Julia le suplica a su marido que deje de explicarlo todo de una forma racional, “quiero que me creas porque siento que estoy perdiendo la cabeza”, unas palabras que perfectamente podía haber dicho Rosemary. Julia y su marido Francis han llegado a Bucarest desde Estados Unidos porque a él le han ofrecido un buen trabajo y, como Francis es hijo de madre rumana, todo encaja para aceptar el destino.
Roman Polanski arranca Rosemary’s Baby (La semilla del diablo) (1968) con Mr. Nicklas (Elisha Cook Jr.) -el conserje de la finca al que, como apunta Ira Levin, le faltan varios dedos de las manos-, enseñando el apartamento del edificio Bramford a la pareja de recién casados Rosemary y Guy. En Sliver (1993), novela de Ira Levin llevada al cine por Phillip Noyce, la muy competente Evelyn McEvoy (Nina Foch) es la encargada de enseñarle todos los detalles de su nuevo apartamento a Carly Norris (Sharon Stone).
En El Extraño (Watcher) también vemos cómo la encargada del edificio cuenta las bondades del apartamento que la pareja protagonista va a alquilar. El 13.000 de Madison Avenue, en la parte alta del East Side, de Sliver, está maldito. Es un edificio al que la prensa ha bautizado “el rascacielos del horror”, con cinco vecinos muertos en extrañas circunstancias. También lo está la Casa Bramford. Ira Levin dice que es vieja, negra, elefantina, con gárgolas y ventanas con vistas a la 7ª Avenida. Entre sus ilustres huéspedes, Isadora Duncan y Theodore Dreiser, pero también las Hermanas Trench, conocidas porque en la época victoriana practicaron el canibalismo y brujería. Cuentan que en 1959 se encontró en el sótano un cadáver y que allí vivieron los famosos brujos Keith Kennedy, Adrian Marcato y Pearl Ames (todos estos personajes ficticios creados por el escritor). La cosa pinta tan mal, que Hutch (Maurice Evans), el leal amigo de Rosemary, le dice a la pareja que por qué no buscan algo mejor, y es que se acaba de enterar que en la entrada del Bramford murió linchado por la muchedumbre Adrian Marcato.
El siniestro edificio de El Extraño (Watcher) no está maldito, o por lo menos nadie nos avisa de que lo esté, pero muy cerca de allí acaba de aparecer el cuerpo decapitado de una mujer. Es la nueva víctima del asesino en serie apodado The Spider, y ya van cuatro. Parece ser que el criminal se hace pasar por fontanero, como Albert De Salvo, El Estrangulador de Boston, así que la televisión está pidiendo extremar las medidas de seguridad en las casas. Según Chloe Okuno, la directora de El Extraño (Watcher), la sombra de Seven (1995) es tan alargada que se adueñó un poco de la película.
La vecina de apartamento de Julia y Francis es una chica rumana de nombre Irina que “está acostumbrada a que la miren”, lo cual es toda una declaración de intenciones. Esta joven es muy atractiva y podía ser hermana de Vida Warren, la vecina de Carly Norris interpretada por Polly Walker en Sliver.
Julia se queda muchos días sola, no entiende a sus vecinos, -sobre todo a la excéntrica Eleonora, que ha perdido su gato- porque no sabe rumano, compra una figura del Conde Drácula como recuerdo, oye ruidos extraños en el apartamento de al lado y en la ventana de enfrente, una figura inmóvil la mira por las noches y algunas veces hasta levanta la mano para saludarla.
El Extraño se puede ver en Movistar+