Black Phone 2 no se hace sin Ethan Hawke

Leatherface es un icono del terror gracias a la película original de 1974 La matanza de Texas. El problema es que pocos se acuerdan del islandés Gunnar Hansen (1947-2015), el actor que dio vida al mito a golpes de sierra mecánica. Lo mismo ocurre con Tony Moran, el Michael Myers original de Halloween (1978). No así con Robert Englund, toda una estrella gracias a Freddy Krueger. El caso de Ethan Hawke (1970) es muy distinto y podíamos decir un caso único en la historia del cine. Él era un actor consagrado y reconocido cuando se metió en la repulsiva piel y se puso la horripilante máscara del Captor (The Grabber) en 2021. Pocas figuras de Hollywood hubieran aceptado entrar en ese juego.

Pero mira por dónde, la crítica destacó que estábamos ante una de las más escalofriantes interpretaciones en la carrera de Hawke, al que se veía sorprendentemente cómodo como un sádico asesino de niños que encierra a sus víctimas en un sótano insonorizado. “Ethan Hawke es de estos actores que se funden del todo en el papel, y con el Captor creó algo realmente icónico”, dice el productor Jason Blum. “Era crucial que regresara al papel porque su interpretación tuvo mucho que ver con el éxito de la película”.

La estremecedora máscara y perturbadora presencia del Captor pasaron a formar parte de la iconografía del terror de forma inmediata, como Leatherface, Myers o Voorhees.

Los malos como ellos que dejan semejante marca no suelen quedarse tranquilos en su tumba. En esta secuela, Ethan Hawke vuelve a encarnar al Captor, aunque esta vez no como un ser de carne y hueso, sino algo mucho más aterrador. “No habría hecho la película si Ethan no hubiera querido volver”, reconoce el guionista, productor y director Scott Derrickson. “Pero estaba de acuerdo incluso antes de que tuviéramos un guion, y su fe en mí me dejó sorprendido. Reconozco que la idea de volver a traer al Captor como fantasma tiene su atractivo”.

Pero la confianza que el actor tiene en el director remonta a Sinister (2012), que Scott Derrickson y C. Robert Cargill rodaron con él hace más de diez años. “Scott y Cargill son un equipo de guionistas y directores de primera”, dice el actor. “Entienden a la perfección la geometría, las matemáticas y las metáforas que deben incluirse en una película de terror. Cuando me pidieron que volviera a dar vida al Captor, supe de antemano que tendrían una visión brillante. Me gustó que la secuela fuera la historia de Gwen, dándole la oportunidad de profundizar en su personaje y sanar a Finn después de los terribles acontecimientos de la primera película”.

Scott Derrickson reconoce que con Ethan Hawke en el papel podía llegar mucho más allá. “Ethan interpreta a un fantasma vengativo, y eso en teoría es una característica habitual del género, pero no suele verse y menos oírse a los fantasmas vengativos. Me interesaban la motivación y las razones del personaje. Si el Captor vuelve como fantasma, ¿por qué lo hace y qué podemos saber de él que no aprendiéramos en la primera película?”.

Ethan Hawke vio el regreso del personaje como una oportunidad de indagar más en cómo crece el terror con los recuerdos. “Siempre me ha parecido que las historias de fantasmas tienen más que ver con los vivos que con los muertos. Hablan de lo que permanece cuando alguien se va, puede ser pesar, ira, amor o cualquier otra cosa. Black Phone giraba en torno a dos críos que sobreviven a una pesadilla viviente, pero esta secuela habla de lo difícil que puede ser alejarse de un acontecimiento brutal. El fantasma del Captor es la encarnación de recuerdos inimaginables por lo horribles que son. Por mucho que nos esforcemos en superarlos, siguen persiguiéndonos”.

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