Ha ganado un Oscar (Slumdog Millionaire. 2009), el aplauso de crítica y público (Trainspotting. 1996) y ha conquistado la televisión con la excelente miniserie Trust (2018). Pero el inglés Danny Boyle (1956) ha tenido dos «percances» en su carrera. El primero es cuando abandonó Sin tiempo para morir (2021), el último Bond que tenía que haber dirigido él. El segundo es cuando, tras el boom mundial de Trainspotting, Hollywood llamó a su puerta y él aceptó la invitación. El resultado fue La playa (2000), una película de gran presupuesto que levantó una enorme expectación (entre otras cosas porque el protagonista era Leonardo DiCaprio en plena ola de Titanic). Pero nada salió como estaba previsto, por lo menos para Danny.
«Hice La Playa, una película propia de Hollywood con un alto presupuesto, y no fue lo mío. Ciertas personas pueden manejarlo y aunque me encanta ver ese tipo de películas, trabajo mejor con menos dinero».
Boyle estrena este año la esperadísima 28 años después, tercera parte de la trilogía iniciada por él mismo en 2002.