Una “home-invasion” de manual para ver en Netflix

En un momento de Intrusion (2021), un tipo malencarado le dice a la protagonista, Meera, que se meta en sus asuntos y deje de fisgonear. Ella, por supuesto, no le hace caso, porque de lo contrario no habría historia, y entonces descubre que su marido esconde muchos secretos.

Esto ya lo hemos visto muchas veces en el cine: que se lo digan a la segunda Mrs. de Winter o a Claire Spencer (Michelle Pfeiffer) en What Lies Beneath (Lo que la verdad esconde) (2000), esa película que Robert Zemeckis rodó entre una pausa y otra de Cast Away (Náufrago) (2000). Hasta la escritora de moda en estos momentos, Liane Moriarty (Big Litlle Lies, Nine Perfect Strangers) tiene una novela titulada The Husband’s Secret, que va de eso.

La actriz hindú Freida Pinto, a la que conocimos en Slumdog Millionaire (2008) interpreta a Meera, que es guapa, lista y está muy enamorada de su ejemplar marido, hasta que alguien le pregunta: “¿lo conoces?”. Y ella contesta: “Eso pensaba”.

Él, que es arquitecto, está interpretado por Logan Marshall-Green, un actor que sirve para hacer de galán, héroe, psicópata o villano. O todo a la vez. Intrusión es una “home-invasion” de manual. En casa de los protagonistas, una mansión de ensueño en medio del desierto de Corrales (Nuevo México), han entrado para robar hasta en dos ocasiones. Ya nos lo dice la frase publicitaria de la película: “Los pueblos más tranquilos esconden los secretos más oscuros”.

Con esa premisa juega Chris Sparling, un guionista con una relación muy particular con el cine español: suya es la historia de Buried (2010), de Rodrigo Cortés, director con el que repitió en la adaptación de Blackwood (2018), según la novela de Lois Duncan. También es suyo el guion de El aviso (2018), de Daniel Calparsoro, revisado por Patxi Amezcua y Jorge Guerricaechevarría. Con Greenland (2020) se pasó al cine de catástrofes gran espectáculo, y seguirá en ello con la secuela, Greenland: Migration.

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