La pista nos lleva a Karren Karagulian, un actor armenio-americano nacido en Nueva York que ha trabajado en todas las películas dirigidas por Sean Baker. En los ocho largometrajes, desde el primero, Four Letter Words (2000), pasando por los últimos y más conocidos, The Florida Project (2017) y Red Rocket (2021). Sean Baker sabía que su amigo estaba casado con una mujer ruso-americana nacida en Brooklyn, y ese dato fue el punto de partida de Anora. “Hace bastante que buscaba un vehículo para Karren Karagulian. También quería hacer una película en torno a los rusoparlantes asentados en la zona de Brighton Beach y Coney Island, porque Karren tiene muchos vínculos con la comunidad. Tardé más o menos un año en desarrollar la historia una vez que se me ocurrió”.
Una película pensada para el actor, pero en la que no es el protagonista. Karagulian interpreta a Toros, una especie de baby sitter del caprichoso y desfasado hijo de unos millonarios rusos. Toros está ahí para que el chico no se desmadre demasiado en Nueva York. El problema es que el joven se pasa de la raya y eso ocurre en la escena central de la película, un allanamiento de morada dirigido por Toros, que actúa por orden de su jefe, el padre del chico. Y en esa loca escena, Karagulian se convierte en el rey de la función. “Siempre supe que rodaría el allanamiento de morada en tiempo real y que estaría situado en mitad de la película, por lo que estructuré el guion a partir de ahí. Solo quedaba saber cómo llegar hasta ese punto y cómo solucionarlo”, explica el director.
Con Karagulian a bordo, Baker necesitaba a una joven actriz valiente y descarada para interpretar a Ani, diminutivo de Anora, una bailarina y trabajadora sexual uzbeko-americana de Brighton Beach que en un impulso se casa con Ivan, el hijo del oligarca.
El director vio por primera vez a Mikey Madison como la sanguinaria asesina Susan Atkins, “Sadie”, en Érase una vez en… Hollywood (2019), de Quentin Tarantino. El cineasta recuerda que “aunque no aparecía mucho tiempo en esa película, me impactó”. Susan Atkins fue una de las que entró en casa de Sharon Tate, por lo tanto, la brutal escena final en la película de Tarantino, una pelea en casa de Rick Dalton (Leonardo DiCaprio), la tiene a ella como protagonista. Mikey es conocida por encarnar a la hija mayor en la serie Better Things, pero no fue hasta que Baker vio Scream (2022), cuando decidió que era perfecta para el papel de Ani. “Después de verla en papeles tan diferentes, de descubrir su capacidad de cambiar de emoción en un abrir y cerrar de ojos, su sentido del humor y su asombrosa interpretación en Scream, decidí que había llegado el momento. Al conocerla y enterarme de que era una cinéfila, que nos gustaban las mismas películas y que le interesaba la idea, compuse su personaje con ella en mente”.
Ivan y Ani se casan, la noticia llega a Rusia y los padres del chico montan en cólera. Y ahí aparecen Toros, Garnick (Vache Tovmasyan) e Igor (Yura Borisov) para vigilar a la pareja. El plan no sale como estaba previsto porque Ivan consigue escapar y Ani demuestra saber defenderse y no estar dispuesta a que se anule el matrimonio. Con los padres de Ivan de camino, Ani no tiene más remedio que unirse a los tres matones en una búsqueda nocturna de su marido.
Si el personaje de Ivan no funciona, la película se derrumba. Eso debió de pensar Sean Baker. Tenía a Toros y tenía a la chica, pero le faltaba un joven actor capaz de dar credibilidad a un niñato rico y consentido, amante de las fiestas y el desfase que, sin embargo, tiene un punto capaz de enamorar a la protagonista.
Sean Baker conoció al ruso Mark Eydelshteyn a través de otro ruso, Yura Borisov, el actor que interpreta a Igor. Borisov rodaba una película con Eydelshteyn, y le habó de Anora. A pesar de no hablar muy bien inglés, el actor de 22 años con un aire a Timothee Chalamet, tuvo un primer encuentro con el director por zoom. Convencido de que Sean Baker jamás le escogería, el joven decidió grabar una escena que tenía lugar después de haberse acostado con Anora. No dudó en meterse en la piel de un Ivan seguro de sí mismo, feliz. “Para Ivan, la vida es fácil, es rico. Puede tener lo que quiera. Pensando como Ivan, hice la escena totalmente desnudo en la cama”, dice el actor. “Vapeaba y llevaba una gorra rusa. Intenté hablar una mezcla de ruso y de inglés, pero era sobre todo en ruso. También canté un rap. Y se lo mandé a Sean. No me parecía posible que me escogiera”. Lo cierto es que después de ver esa cinta, Baker dejó de buscar y, es más, el personaje de Ivan cobró más importancia de la que tenía al principio.
Anora está rodada en 35 mm con objetivos anamórficos porque Baker es un seguidor de las películas del nuevo Hollywood y también del cine italiano, español y japonés, por su estilo y sensibilidad. “Movimientos de cámara coreografiados y encuadres anchos rodados con objetivos anamórficos, una paleta de colores muy definida y una iluminación discreta, pero elegante. Resumiendo, quería ofrecer una presentación pulida y estudiada a una historia que no había sido tratada así desde la década de los setenta”.
Hace casi 30 años que Karren Karagulian conoce a Sean Baker, desde que eran estudiantes en la Universidad de Nueva York. “Cada vez que Sean acaba una película, siempre le digo que es la mejor hasta la fecha”, dice. “En todos estos años, he sido testigo de cómo adquiere madurez con cada película. En uno de nuestros primeros proyectos juntos, Prince of Broadway (2008), estuvo detrás de la cámara, dirigió, produjo y montó la película. Luego, con Tangerine (2015), tuvo la genial idea de rodar con un iPhone, y pudimos hacerlo por muy poco dinero. Sean es un cineasta de pies a cabeza, respira cine, vive por el cine. Se ha convertido en un maestro del oficio”.