Alejandro Amenábar (Santiago de Chile, 1972) estrena su octavo largometraje, una superproducción histórica que narra las vivencias de un joven Miguel de Cervantes, interpretado por Julio Peña (conocido por Berlín y la trilogía A través de mi ventana), durante su cautiverio en Argel.
El director, que tiene, entre otros muchos galardones, ocho Goyas, repartidos en mejor película, director, guion y banda sonora, el Premio Especial del Jurado en Venecia y el Oscar de Hollywood, nos sumerge en su nueva película a un apasionante viaje al pasado. Estamos en el año 1575. El joven soldado Miguel de Cervantes es capturado en alta mar por corsarios árabes y llevado a Argel como rehén. Consciente de que allí le espera una cruel muerte, Miguel encontrará refugio en su pasión por contar historias y, llevado por su inquebrantable optimismo, comenzará a idear un arriesgado plan de fuga.

La estrella del cine italiano Alessandro Borghi interpreta a Hasán. El Cautivo se centra en la relación entre Cervantes y este poderoso personaje en cuyas manos estaba la vida de los prisioneros.
Fernando Tejero se mete en la piel del cura Blanco de Paz, otro cautivo, pero envidioso, chismoso, celoso y traicionero, y el gran Miguel Rellán es el clérigo, teólogo y escritor portugués Antonio de Sosa, el más veterano y sabio de los reclusos, gran amigo y aliado de Cervantes.

Pero El Cautivo es mucho más que una película de aventuras sobre los cinco años (entre 1575 y 1580) que el gran escritor estuvo prisionero. Es una obra monumental donde también vemos el nacimiento de los ficticios Don Quijote y Sancho Panza, es un drama carcelario inspirado directamente en la maravillosa Cadena perpetua (The Shawshank Redemption) (1994), un retrato fascinante sobre un mundo particular (como hizo en Ágora, aquí el director se documentó intensamente para capturar la cosmopolita Argel del siglo XVI, con su mundo musulmán y cristiano y los paisajes exuberantes recreados mediante decorados en Alicante) y la película que le ha permitido al director acercarse por primera vez en su carrera a un tema que, sorprendentemente, nunca había abordado: la homosexualidad.
