Pequeños grandes amigos (Quand tu seras grand)

Comedia muy francesa, en la línea de historias de superación donde todo se afronta con humor. En este caso, tenemos a Yannick, cuidador en una residencia de ancianos en el pueblo de Brieuc. Entre la presión permanente y las restricciones presupuestarias, afronta la falta de medios con un humor contagioso. Pero la llegada de un grupo de niños, que van a comer a la residencia porque la cafetería de la escuela está siendo reformada, pondrá patas arriba la vida de este buen hombre.

Tras su ópera prima Pequeñas cosquillas (Les chatouilles), presentada en la sección Un Certain Regard del Festival de Cannes 2018 y nominada 5 veces en los Premios César 2019 (ganadora de los galardones a Mejor Adaptación y Mejor Actriz de Reparto), el dúo de cineastas franceses  Andréa Bescond y Eric Metayer dirigen su segunda película, una comedia dramática sobre el choque intergeneracional y la importancia de los cuidados en la sociedad actual. 

La película fue presentada en la franja inaugural de la 38 edición del Love International Film Festival Mons. Escrita y dirigida por Bescond y Métayer, la historia se desarrolla en una residencia de ancianos para explorar los conflictos que se producen entre los preadolescentes, los residentes y los cuidadores del centro. 

Se trata de una película coral sobre el espectro humano, sobre la infancia y la vejez como los dos eslabones olvidados de la sociedad, en la que los directores mezclan la comedia con el drama íntimo para hablar de las historias de vida de estos personajes y alejarse de los clichés que solemos tener sobre los ancianos y los niños. Inspirada en referentes del cine social como Ken Loach, la película también habla del mundo laboral de estas residencias y muestra su lado humano, las dificultades, las neurosis, las penas y las alegrías que viven los cuidadores en la residencia.  

Sobre el origen del proyecto, los directores comentan que surgió de una experiencia personal que los marcó. “Hace algunos años, mi abuela fue internada en una residencia de mayores. Cuando vinimos a verla con nuestros hijos, notamos cómo su presencia hacía reaccionar a los ancianos. De repente estaban brillando de nuevo. Nos conmovió mucho”, dice Andréa Bescond. Su compañero Eric Métayer añade que ver una chispa reavivar en los ojos de la anciana gracias a la presencia de los niños sin duda creó un detonante en ellos para hacer la película.