El mal no existe (Aku wa sonzai shinai)
3 de mayo de 2024 en cines
Dirigida por Ryûsuke Hamaguchi
Guión Eiko Ishibashi y Ryûsuke Hamaguchi
Reparto Hitoshi Omika, Ryo Nishikawa, Ryuji Kosaka, Ayaka Shibutani y Hazuki Kikuchi.
Duración 1 h 46 m
Por qué hay que verla
La nueva película del multipremiado cineasta japonés Ryûsuke Hamaguchi, ganó el León de Plata – Gran Premio del Jurado en la última edición del Festival Internacional de Cine de Venecia, donde también se hizo con el FIPRESCI.
También fue premiada en el pasado Festival de Londres (BFI London Film Festival) como mejor película. Este hipnótico, delicado e impredecible prodigio cinematográfico obtuvo además el Premio Lurra de Greenpeace dentro de la sección PERLAK del Festival de San Sebastián. Un galardón obtenido por los valores, el respeto y el conocimiento del medio natural que la película transmite desde la gran pantalla a través del conflicto que una comunidad afronta cuando ve amenazado su entorno por un modelo en el que prima el beneficio sobre el equilibrio.
El gran regreso del que es uno de los más destacados cineastas japoneses del siglo XXI supone una sorpresa constante para al espectador con el imprevisible rumbo que toma su narrativa. A medida que avanza su metraje, la película se transforma en una misteriosa y envolvente obra que va mutando de tono y ritmo, de lo cálido a lo perturbador. Se trata de una conmovedora y bella, a la par que enigmática y sutil, parábola ecológica sobre nuestra destructiva y, a la vez, necesitada relación con el mundo natural que nos rodea.
Los protagonistas son Takumi y su hija, Hana, que viven en un pueblo cercano a Tokyo. Su vida se verá profundamente afectada cuando descubren que cerca de su casa se va a construir un glamouroso camping para que los habitantes de la ciudad hagan escapadas cómodas a la naturaleza.
Hamaguchi ha vuelto a unir sus fuerzas con la compositora Eiko Ishibashi, tras su exitosa colaboración en Drive my car.
El origen de la histori’ se encuentra en una película de acompañamiento para los conciertos de la compositora de cabecera del cineasta. Esto fue lo que llevó a Hamaguchi a filmar en las montañas de Nagano, reserva natural cercana a Tokio. El proyecto cinematográfico arrancó cuando Ishibashi pidió al director que creara algunas imágenes para su espectáculo en directo.
“Sentí que la naturaleza encajaba con su música porque realmente no tiene una definición, y entonces empecé a pensar en la naturaleza y la forma en que funciona el movimiento dentro de ella: el viento, el agua, los árboles, la luz. Todas estas cosas armonizan muy bien con el tipo de música que ella hace. Una vez que hice las imágenes, le pedí permiso a Eiko para desarrollar una versión donde escuchemos el diálogo de los actores y así crear una película diferente», explica Hamaguchi.
En palabras del director y guionista: «Ha sido una forma muy libre de hacer cine, que me ha revitalizado mucho. Siento que he captado la interacción de los seres humanos con la naturaleza, completando el trabajo como una sola película con el maravilloso tema musical de Eiko Ishibashi. Espero que el público sienta la fuerza vital de las figuras que se mezclan con la naturaleza y la música».