Palabra de Timothée

¿Qué Bob Dylan vamos a ver en Un completo desconocido? Timothée Chalamet tiene la respuesta, aunque esta no sea fácil. “Se pueden hacer dos versiones de una película sobre Bob Dylan. Una versión que es una clase magistral de comportamiento sobre un tipo que no solía mirar a los ojos a la gente y el misterio que lo rodeaba, o hacer algo que podría ser falso en cuanto a su vida y su obra, una recopilación de sus grandes éxitos que ignora el hecho de que su carrera no fue una trayectoria en línea recta. Jim (James Mangold) actuó rápidamente para mantener el equilibrio entre desmitificar a Bob y no caer en la adulación. No queríamos hacer conjeturas que hubieran desmitificado cómo era su vida en, por ejemplo, Minnesota. Por eso me encanta el título de la película. Algunas cosas se dejan a la imaginación, porque el espíritu de Bob como artista es el mito de la autocreación”.

La esencia de un mito

Estaba en juego llegar a la esencia de Dylan, nada menos. Menos mal que el actor cogió velocidad casi desde el principio. “Una vez que me metí en el papel, no había vuelta atrás. Ya era un auténtico feligrés de la Iglesia de Bob”. Uno más en el universo Dylan, una de las figuras más trascendentales de todos los tiempos. “Es la inspiración de muchas cosas sin que la gente lo sepa. Así que esta película es como una humilde invitación a tender un puente para llegar a Bob Dylan, no solo para un público más joven, sino para el público que no lo conoce”.

Chalamet se dedicó a estudiar y prepararse intensamente musicalmente durante cinco años, lo que le permitió no solo perfeccionar las habilidades necesarias, sino también explorar las canciones de Dylan y hacerlas suyas. Mientras tanto, él y el célebre entrenador vocal Eric Vetro visionaron horas de actuaciones y entrevistas de Dylan, prestando mucha atención a pequeños detalles como su postura y cómo influía en su voz.

Dos mujeres y dos actrices

En la película hay dos mujeres en la vida de Dylan. Joan Baez (Monica Barbaro), que entró en su vida como un símbolo del éxito que buscaba él, se sentía como pez en el agua tanto en el mundo del espectáculo como en el de la música y acabaría siendo una compañera de viaje, y la intelectual y comprometida Sylvie Russo, nombre ficticio que representa a la real Suze Rotolo. Esta última está interpretada por Elle Fanning, que ya trabajó con Timothée en Día de lluvia en Nueva York (2019). “Estaba muy agradecido, porque Elle es alguien a quien conozco desde hace mucho tiempo. La ventaja que tiene trabajar con un actor o una actriz con quien ya has coincidido en el pasado es que ya existe una relación, y eso fue una ventaja para Bob y Sylvie. Tienen esa intimidad que solo se da en los primeros amores, cuando parece que se conociesen desde hace mucho tiempo. Es un primer amor que, hasta el día de hoy, Bob protege con fiereza. Tanto es así que la única petición de Bob, cuando leyó el guion de Mangold, fue que cambiara el nombre de ella”.

Patillas que cambian y prótesis nasal

Stacey Panepinto, jefa del departamento de maquillaje estudió cientos de imágenes de Bob Dylan durante los años que abarca la película y descubrió que su rostro cambió a medida que maduraba. Perdió su redondez. Las longitudes de las patillas cambiaban según el momento, así como su afeitado irregular, sus uñas largas y a veces sucias y las ojeras.

Menos mal que el actor tenía ideas muy claras sobre la prótesis nasal que quería llevar en la película. Al final, se decidió por algo que transmitiera sutileza, creando un cambio en su rostro lo suficientemente grande para que Dylan destacara sin que fuera un tema de conversación. En total el actor tardaba unos 90 minutos en peinarse y maquillarse cada día.

El sonido de un genio

Cuando el mezclador de sonido Todd Maitland leyó el guion, supuso que toda la música se grabaría en directo en el plató. Pero una vez que empezó el trabajo, quedó claro que el plan implicaría el uso de playback, con la única finalidad de ganar tiempo. Las únicas piezas destinadas a grabarse en directo fueron una escena dedicada a la composición de canciones y el momento en el hospital cuando Dylan canta una canción para Woody Guthrie.

Pero las cosas cambiaron rápidamente con la llegada de Chalamet. Maitland recuerda ese momento crucial al principio del rodaje, la primera vez que había una escena en la que actúa delante de un público, cuando Dylan toca en el Carnegie Hall. Según Maitland: “Cuando faltaban cinco minutos para rodar esa escena, íbamos a usar playback. Pero Timmy dijo: ‘Voy a tocar en directo’. Entonces hubo una gran discusión y Timmy dijo: ‘Mira, he trabajado cinco años para conseguir este papel. He estado practicando con la guitarra. He estado trabajando en todo. No voy a usar playback’“.

Después de eso, nunca volvieron al plan original.

“Hemos hecho el 98% de esta película en directo y sin auriculares”, dice Maitland. “Incluso cuando grabas en directo, muchas veces tienes la música en el auricular. De esta manera, puedes grabar el diálogo en directo y luego editarlo y añadirle la música después, lo que facilita mucho la posproducción. Pero en esta película no hay ningún mecanismo de sincronización ni nada por el estilo, y se ha convertido en una nueva forma de trabajar para mí. Nunca había trabajado de una manera tan libre. En muchas escenas de la película solo aparecen Bob y su guitarra, así que, para mí, el espacio adquiere una gran importancia. En todos los lugares en los que grabamos, utilizamos un micrófono vintage diferente para poder crear un verdadero tapiz de sonidos. Cada micrófono suena de forma muy diferente”.

Los días con más sonido fueron los dedicados a recrear el Festival de Folk de Newport de 1965. Había hasta 30 micrófonos. “Grabamos todo el show, nuestro segmento de 22 minutos, de principio a fin”, dice Maitland.

La escena comienza con un grupo de presos cantando en cadena, luego un maestro de ceremonias, luego Baez, Dylan y Seeger. Al mismo tiempo, hay escenas entre bastidores con diálogos mientras los artistas cantan. “Las grabé todas al mismo tiempo. Además, tenía micrófonos situados en el exterior grabando el ambiente, grabando a la multitud”, termina Maitland.

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