Otro pequeño favor, o cuando la camarera te roba la función

Si después de ver una secuela de una comedia negra de mucho éxito (protagonizada por dos estrellas de Hollywood) destacas que lo mejor es la interpretación de una completa desconocida que sale sólo un par de minutos en su papel de camarera del hotel, es que hay un problema. Otro pequeño favor, o cuando la camarera te roba la función. Esto es lo que pasa con Otro pequeño favor, continuación de la exitosa farsa criminal con Anna Kendrick y Blake Lively estrenada en 2018. En la secuela repiten el director, Paul Feig, sus dos actrices protagonistas, y algunos secundarios como Henry Golding, que vuelve a ser el marido en medio de las dos mujeres, pero cambia el escenario.

Anna Kendrick, a punto de ver más de la cuenta

En el hotel de Capri con la doncella roba escenas

Anita Pittito

Ahora nos vamos a Capri y en un hotel de ensueño en la isla frente a Napóles trabaja una camarera genial interpretada por una actriz italiana llamada Anita Pititto. Esta veterana, por supuesto, le “roba” a Anna Kendrick la única escena que tiene con ella, un divertido enredo en el hotel, y si hubiese salido en más momentos, se queda con toda la película.

Anita está en la tradición de las grandes secundarias de la comedia clásica americana, señoras como Minerva Urecal (1894-1966), actriz californiana especialista en mujeres de la limpieza, caseras, tenderas, secretarias, solteronas o vecinas, chismosas de cara de hacha “capaces de hacer sentir de lo más miserables a las grandes estrellas”. Minerva lo hizo en los cientos de películas y series de televisión en los que intervino y Anita lo hace en esta y su víctima es Anna Kendrick.

Blake Lively, glamour en Capri

Mujeres blancas solteras buscan

Por lo demás, si te gustó Un pequeño favor, te gustará esta porque es más de lo mismo. Comienza con un chiste sobre Mujer blanca soltera busca… (Single White Female) (1992), el clásico de Barbet Schroeder tantas veces copiado en telefilms, sigue con una galería de secundarios roba escenas, -aunque no tan potentes como Anita-, del tipo Alex Newell, en el papel de la manager personal de Stephanie, o la gran Allison Janney, como la siniestra tía de Emily, y continúa con alguna otra sorpresa: un Henry Golding desatado soltando tacos y con una escena en la ducha de lo más peligrosa o ese momento de boda donde suena majestuosa la banda sonora compuesta por Ennio Morricone para C’era una volta il West, en España Hasta que llegó su hora (1968).

También poder recuperar para la causa a Elizabeth Perkins, esa actriz que debutó al lado de Demi Moore en ¿Qué pasó anoche? (About Last Night…) (1986) y ahora ya más mayor sustituye a Jean Smart como la madre de Blake Lively.

Una boda de ensueño en Capri con la música de Ennio Morricone, ¿quién quiere más? Pues la madre del novio

Por 10 euros lo que sea

La película, está claro, pertenece a sus dos estrellas femeninas y todo lo demás, incluida Capri, está a su servicio. Anna Kendrick tiene buenas líneas de diálogo, como ese comentario sobre el récord de Kate Winslet bajo el agua en Avatar: El sentido del agua (2022), y Blake Lively está estupenda diciendo que en El Padrino (1972) Diane Keaton no pudo escribir su final, sin embargo ella aquí sí.

Otro pequeño favor habla de las mujeres estadounidenses y su obsesión por el true crime, y entre asesinatos y equívocos alguien comenta que a nadie se le olvide que estamos “en la jodida Italia”. Pero lo mejor sigue siendo Anita Pititto y su breve escena. Ella por 10 euros lo que sea, pero sin inmutarse. Si Blake Edwards la hubiera pillado…

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