¿Qué hace el director de Love Story (1970) en una historia sobre murciélagos que muerden a los humanos? Arthur Hiller (1923-2016) dirigió Nightwing (Alas en la noche) (1979) tras una etapa de muchos éxitos. Está, claro, el melodrama con Ali MacGraw y Ryan O’Neal, pero también The Hospital (Anatomía de un hospital) (1971) y Silver Streak (El expreso de Chicago) (1976). Pero Nightwing (Alas en la noche) es mucho más que una película de catástrofes, versiones animales que atacan. Juega en la liga de Grizzly (1976), Orca (1977), Piraña (1978), Killer Fish (Voracidad) (1979) y muchas más que se hicieron en esos años, todas aprovechando el boom del Tiburón de Steven Spielberg, estrenada en 1975.
Es más, es especial porque tiene detrás a Arthur Hiller, que nunca fue nada del otro mundo pero que tenía un oficio y un talento por encima de la media, sobre todo para el cine más comercial. También por el productor Martin Ransohoff (1927-2017), el hombre que descubrió a Sharon Tate (1943-1969) y, sobre todo, el que estrenó The Cincinnati Kid (El rey del juego) (1965), Ice Station Zebra (Estación Polar Cebra) (1968), 10 Rillington Place (El estrangulador de Rillington Place) (1971), Save the Tiger (Salvad al tigre) (1973) y Jagged Edge (Al filo de la sospecha) (1985), entre otras muchas.
La música es de Henry Mancini (1924-1994) y los efectos visuales, es decir, el responsable de que veamos a los asquerosos murciélagos, los firma Carlo Rambaldi (1925-2012), que hizo este trabajo el mismo año de Alien y unos antes de crear a E.T. (1982).
Basada en la novela de Martin Cruz Smith (1942), también autor de la historia de espías Gorky Park, llevada al cine en 1983 por Michael Apted, Nightwing (Alas en la noche) está ambientada en una reserva india en Nuevo México, controlada por la tribu Maskai. En ese escenario surge la primera diferencia con respecto a otras cintas del mismo género, pues aquí hay una denuncia clara sobre la situación de los nativos americanos frente al poder muchas veces explotador del gobierno. Estas reservas indias son territorios de Estados Unidos, pero no están bajo las leyes estatales, pese a pertenecer a un estado en concreto. Son independientes sin serlo físicamente y por eso el choque entre las dos partes es una realidad y un problema. Lo vimos en películas como Thunderheart (Corazón trueno) (1992), de Michael Apted, o Wind River (2017), de Taylor Sheridan.
El protagonista es el sheriff de la reserva, Duran (Nick Mancuso), en permanente conflicto con las autoridades del pueblo, sobre todo cuando se descubre petróleo en el lugar. Todo se complica cuando aparecen varias yeguas muertas acribilladas con pequeños mordiscos “como si fueran de pirañas”, lo que nos tomamos como un guiño a la película de Joe Dante estrenada un año antes que esta. Ambas son intercambiables, si consideramos igual de peligrosas las pirañas que los murciélagos, o vampiros, como les llama Phillip Payne (David Warner) un experto en estos bichos (siempre hay un experto que avisa del desastre que se aproxima desde que Hitchcock nos presentó a la anciana ornitóloga Mrs. Bundy en Los pájaros). Warner, al que todavía podemos ver en activo (Penny Dreadful, El alienista, El regreso de Mary Poppins), interpreta a este tipo que es nada menos que el mayor experto reconocido en todo el mundo en murciélagos. “No son murciélagos, son vampiros, y los mato porque son el demonio (…) Vivo para la destrucción de los vampiros”, dice orgulloso este Van Helsing moderno. Su discurso explicando por qué estos animales son únicos, peligrosos y lo peor, es digno de análisis.
Payne avisa porque resulta que en uno de los Cañones de la zona se han instalado miles de murciélagos que salen por la noche para matar animales y humanos. El Cañón está en Tierra Sagrada y no podía faltar el personaje del empresario ambicioso, que es indio, pero se ha educado en el progreso y dice con toda la razón que “los indios pueden hacer algo más que muñecos y mocasines”. Él lo que quiere es el petróleo y se encuentra de frente con el sheriff Duran, obsesionado con preservar las tradiciones de su tribu, aunque sale con una atractiva doctora (Kathryn Harrold) que no es de los suyos.
El espíritu de la serie B, subgénero animales, está por todas partes en esta aventura, ese que tan bien supo recuperar Arachnophobia (1990), de Frank Marshall. Además, hay imitaciones. Ahí están Bats (1999) y su secuela.
Cuando termina esta extraña película con mensaje aparece un rótulo que nos avisa: no hace mucho, en una cueva en el condado de Val Verde, cerca de Del Rio, Texas, se encontraron cientos de murciélagos preparados para atacar a la población.
Nightwing (Alas en la noche) se puede ver en Filmin