Nicolas Cage en su salsa

NEW YORK, NEW YORK – MARCH 28: Nicolas Cage attends The Premiere of RENFIELD Presented by Universal Pictures at MOMA on March 28, 2023 in New York City. (Photo by Noam Galai/Getty Images for Universal Pictures)

Nicolas Cage llegó, vio y venció. Claro que estaba entre amigos. Fue el pasado 28 de marzo en el MOMA de Nueva York, un entorno de altura para celebrar la premiere de Renfield, su nueva película (estreno en cines 14 de abril).

El actor de 59 años estaba pletórico, vestido como sólo él sabe hacerlo y encantado de estar rodeado de «vampiros», fans disfrazados que quisieron aplaudir la participación de su amado Nicolas en una película que rinde tributo al Conde Drácula. Y es que estamos ante una mirada salvajemente creativa a la mitología vampírica que se centra en la figura de Renfield, el triste secuaz del Conde quien, tras décadas sometido a los perennes abusos de su amo y sirviéndole obedientemente, quiere desvincularse de él pero no tiene ni idea de cómo hacerlo.

Nicolas siempre sorprende y, aunque ya fue un chupasangres en Besos de vampiro (Vampire’s Kiss) (1988), ahora su interpretación no dejará a nadie indiferente. El actor nos cuenta que el tono de la película recuerda al de Un hombre Lobo americano en Londres (1981), y eso le encanta porque «si eres capaz de dar justo en el clavo con la dosis exacta de comedia y terror, el resultado es algo muy especial y delicioso».

Cocktails muy especiales se sirvieron en la Premiere de RENFIELD en el MOMA (Photo by Noam Galai/Getty Images for Universal Pictures)

La propia relación de Cage con el personaje de Drácula se extiende a su propia infancia, cuando su padre, August Coppola (hermano de Francis Ford y de Talia Shire), proyectaba películas en blanco y negro de 35 mm en una pantalla del salón de casa. Una de esas películas era la cinta muda Nosferatu (1922), una adaptación no oficial del libro de Bram Stoker, protagonizada por Max Schreck en el papel de un siniestro vampiro, el conde Orlok. La espantosa criatura, calva y con uñas como garras, se quedó fijada a fuego en el recuerdo de aquel niño. «Tengo clara una cosa: si ves esa película con 5 años, con el protagonista haciendo esas cosas tan raras con ojos y dedos, te deja una impresión indeleble».

Nicolas Cage, Nicholas Hoult, y el director de la película, Chris McKay. (Photo by Noam Galai/Getty Images for Universal Pictures)

En cuanto a sus referentes, que los hay y muchos porque el vampiro es uno de los personajes más populares del cine y la literatura, Nicolas nos vuelve a sorprender cuando nos nombra a los habituales Schreck, Christopher Lee y Gary Oldman, el Drácula de 1992 dirigido por su tío, Francis Ford Coppola, pero también a su padre, «porque era un hombre muy elegante que hablaba con acento del Atlántico Medio de Estados Unidos y era absurdamente inteligente. Siempre era consciente de que era el hombre más espabilado y bien vestido de cualquier lugar al que iba. Por eso, me pareció que mi propio padre era un buen modelo para este personaje».

Y nos sorprende aún más cuando, hablando de relaciones claramente tóxicas, como la del Conde y su ayudante Renfield, nos nombra la de la depredadora y seductora Sra. Robinson de Anne Bancroft y el desnortado y desapasionado Benjamin Braddock de Dustin Hoffman en la película de Mike Nichols El graduado (1967). «Empezó a venirme a la cabeza la voz de Anne, lo cual me alegraba mucho. Pero el resultado soy yo cien por cien. Lo que absorbo y recibo de todas esas influencias, lo filtro a través de mis propios mecanismos».

Nicholas Hoult y Nicolas Cage en la Premiere de RENFIELD en el MOMA el 28 de Marzo. (Photo by Noam Galai/Getty Images for Universal Pictures)

Para Cage, el desafío consistía en conectar con la complicada dinámica existente entre su personaje y el Renfield de Nicholas Hoult, buscando los matices de su relación sin dejar de permanecer fiel a los momentos terroríficos y cómicos. «El tema que se trata en sí no es divertido, sino perturbador. Pero, en el fondo de todo aquello, hay amor, en cierto modo. Hay momentos en los que miro a Nick Hoult y siento como si fuera mi hijo. Y luego hay momentos de abuso puro y duro, sin paliativos. Esta película explora el lado oscuro de las relaciones humanas. No es un tema fácil de abordar y, desde luego, tampoco es fácil darle ese tono de comedia. Es complicado».

To top