DE QUÉ VA: un espectáculo épico repleto de acción que relata el enrevesado ascenso y caída del legendario Napoleón Bonaparte. Con un impresionante telón de fondo orquestado por el director Ridley Scott, la película captura su incesante carrera hacia el poder a través del prisma de su adictiva relación con el único amor de su vida, Josefina, mostrando sus revolucionarias tácticas militares y políticas en algunas de las secuencias de batalla más potentes jamás rodadas.
UNA FIGURA PARA LAS HISTORIA: Napoleón Bonaparte es uno de los líderes militares más importantes de la historia. Su vida despierta tanto críticas como admiración por parte de historiadores, políticos y sus propios súbditos. Su ascenso al poder y sus duras campañas militares han influido en generaciones, desde Winston Churchill a Friedrich Nietzsche. Fue despiadado en la guerra y un tirano en su país, pero también un liberador que surgió de la nada. Fue uno de los primeros en demostrar que un buen líder no dependía de su clase social y su éxito en el campo de batalla se ha convertido en algo legendario. Tal fue su brillantez táctica y su reputación despiadada que se necesitaron siete coaliciones diferentes entre países europeos para derrotarle. Pero fuera del campo de batalla, su obsesión con Josefina –su amante, esposa y emperadora– definiría su vida tanto como cualquier batalla.
RIDLEY SCOTT: Es uno de los cineastas más influyentes del cine moderno. Desde Alien (1979) y Blade Runner (1982) pasando por Thelma y Louise (1991) y Gladiator (2000) hasta Black Hawk Down (2001), Red de mentiras (2008) y Marte (2015), Ridley Scott es un maestro y un genio que lleva detrás de la historia de Napoleón varios años. “Su ascenso meteórico como estratega militar brinda la oportunidad de hablar sobre su dualidad y personalidad con grandes escenas épicas. Suelo preferir hacer películas históricas. La historia es muy interesante. La aparición de Napoleón marca el principio de la historia moderna. Cambió el mundo y reescribió los libros de texto”, explica el director.
Napoleón es además un personaje de película fascinante. “Fue un estratega alucinante, un político intuitivo y despiadado, pero lo que me fascina es cómo un hombre así, que va de camino a invadir Moscú, pudiese estar obsesionado con lo que su mujer estaba haciendo en París”.
Como dice el productor Mark Huffam con toda la razón, “es una película que requiere la visión, tenacidad, destreza y experiencia de Ridley Scott. Ya no hay casi directores con la valentía de hacer una película de esta escala, es algo que no creo que se vaya a ver mucho en el futuro. No hay muchos directores en el mundo con el conocimiento y experiencia necesarios para hacer este tipo de película”.
Recordemos que Scott es el responsable de 1492: La conquista del Paraíso (1992), El Reino de los Cielos (2005), ambientada durante las Cruzadas del Siglo XII, Robin Hood (2010), versión muy realista de las aventuras del legendario personaje también en la Inglaterra del Siglo XII, Exodus: Dioses y Reyes (2014) y El último duelo (2021), ambientada en Francia en el Siglo XIV. Todas superproducciones históricas, batallas épicas, miles de extras y mucho espectáculo.
Por todo esto, muy pocos cineastas tienen la experiencia, versatilidad, visión y confianza para hacer un largometraje de estas características. Tras una carrera de casi medio siglo, la maestría de Scott con el género es tan completa que se siente como pez en el agua incluso en los días más complicados del rodaje, días en los que han usado múltiples cámaras rodando en 360 grados a lo largo de una batalla que abarca cientos de hectáreas. Como él mismo ha dicho en más de una ocasión: “Sé darle a la pelota me la tiren por donde me la tiren”.
EL SUEÑO DE STANLEY KUBRICK: Llevar la vida de Napoleón al cine fue el gran sueño de uno de los más grandes directores de la historia del cine: Stanley Kubrick (1928-1999). Un sueño no cumplido que abandonó definitivamente en 1971, tras años trabajando en él. Ridley Scott ha querido retomar el proyecto donde Kubrick lo dejó, porque el director de Lolita (1962) es uno de sus héroes.
Y es que la fascinación de Scott con Napoleón y ese periodo histórico se remontan a sus inicios como director. Su primera película, Los Duelistas (1977), está ambientada en la época napoleónica. “Con esa película descubrí de primera mano por qué a la gente le interesan las tramas históricas. La historia es muy interesante, ya que descubres que hay errores que seguimos cometiendo. Una película histórica que relata hechos de hace 200 años, filtrada con la perspectiva moderna del artista, se convierte en algo relevante hoy en día”, comenta el director.
DECORADOS REALES COMO LA VIDA MISMA: Cuando Ridley Scott rodó Gladiator, el diseño por ordenador estaba dando sus primeros pasos. 23 años después, se puede hacer casi lo que se quiera en ese campo. Pero el director se ha enfrentado a Napoleón con una premisa muy clara (y muy cara, arriesgada y maravillosa): es mejor construir un decorado real y no depender completamente del ordenador”. Scott reunió a su equipo en una especie de habitación de la guerra, muy apropiado con el tema de la película, para empezar con las preparaciones. Contaban con maquetas a gran escala de las batallas de Waterloo, Austerlitz y Toulon, dibujos del departamento de arte y otras maquetas. Scott, que es un excelente artista y siempre ha dibujado el storyboard en sus películas, reunió a todo el equipo para contarles su visión y orientarles hacia dónde quería llegar con la imagen.