Los «Lugares oscuros» de Charlize Theron

Amy Adams estaba destinada a ser la protagonista de una historia de Gillian Flynn. Lo consiguió en 2018 con Heridas abiertas (Sharp Objects), una miniserie dirigida por Jean-Marc Vallée y basada en la primera de las tres novelas que ha publicado hasta ahora la escritora.

Pero el orden en que han sido llevadas a la pantalla es el inverso al que salieron a la venta. Heridas abiertas se publicó en 2006 y se llevó a la pequeña pantalla en 2018. La llamada del Kill Club (también conocida como Lugares oscuros) (Dark Places) en 2009 y se adaptó al cine en 2015. Y Perdida (Gone Girl) en 2012 y se hizo película en 2014.

Lugares oscuros estaba pensada para Amy Adams. Ella fue la actriz elegida para interpretar a la atormentada Libby Day, la chica de 31 años que sobrevive como puede mientras intenta olvidar, y todavía superar, el brutal asesinato de toda su familia hace 25 años. Aunque ella era pequeña cuando ocurrieron los hechos y su hermano mayor fue acusado del crimen y condenado, a Libby todavía le persigue lo que ocurrió ese día de principios de enero de 1985, que la prensa llamó “la masacre de la granja de Kinnakee, Kansas”.

En la novela, Flynn describe a Libby como una chica pelirroja y bajita de 1,48 metros. Amy Adams es pelirroja y mide 1,63 y es una grandísima actriz capaz de enfrentarse al reto de interpretar a una mujer hundida, antipática y cabreada con el mundo porque su madre y sus dos hermanas fueron asesinadas en su presencia cuando tenía siete años. “No fui una niña adorable, y con el tiempo me he convertido en una adulta profundamente desagradable. Pinta un cuadro de mi alma y te saldrá un garabato con colmillos”, dice Libby en las primeras líneas de la novela.

Pero, como se suele decir, las agendas no cuadraron y Adams no pudo aceptar la propuesta. Compuestos y sin actriz protagonista los productores buscaron sustituta y la elegida fue Charlize Theron, que mide 1,77 y en esa época acababa de cumplir 40 años.

Como dijo un periodista norteamericano: “Muchas actrices habrían tenido que buscar muy lejos una motivación para interpretar el papel principal de esta película. La motivación de Charlize estaba más cerca. Una noche, cuando tenía 15 años, en su casa de Johannesburgo, Sudáfrica, donde vivía con sus padres, su padre borracho y alcohólico las agredió. Charlize pudo huir de la casa, pero la madre, armada con su propio revólver, respondió y mató a su marido en lo que luego se consideró defensa propia”.

En la novela, Libby habla de su padre en estos términos: “Mi padre, Runner Day, era un loco borracho y violento…”. Pero la actriz, molesta, siempre negó en las entrevistas de promoción cualquier conexión entre su tragedia y la de Libby: “Realmente no hay similitudes. Las circunstancias de esta tragedia no tienen absolutamente nada en común con la tragedia que ocurrió en mi vida. La idea de que, como ocurrió un evento trágico en mi vida, quise hacer esta película es una suposición muy fácil de hacer, pero no podría estar más lejos de la verdad. Sí creo que la gente se puede identificar con el hecho de que todos venimos de una estructura familiar que no necesariamente podemos elegir. Todavía tengo que conocer a alguien que no tenga algún tipo de esqueleto en su armario de la vida familiar que vivió. Creo que hay algo muy identificable en la idea de que llegas a cierta edad, más adelante en tu vida, y te das cuenta de que tienes que levantar la alfombra y ver qué hay debajo y lidiar con eso”.

La estructura de la película es idéntica a la de la novela: ambas intercalan pasado (las horas antes a ese fatídico día de enero de 1985) y presente (la investigación de Libby, que por fin se ha decidido a descubrir qué pasó realmente). 

Nicholas Hoult interpreta a Lyle Wirth, ese extraño joven del Kill Club que tiene pinta de asesino en serie. “Lo que significaba que probablemente no lo era”. En el Kill Club se reúnen los personajes más variopintos. Tienen una cosa en común: su absoluta pasión por los crímenes reales (True Crime). Uno de ellos, “la masacre de la granja de Kinnakee, Kansas”, otro, como se puede ver en la película, el de la Dahlia Negra. El primero es una invención de Gillian Flynn. El segundo es real: Elizabeth Short, asesinada en Los Angeles el 15 de enero de 1947, un caso que recogió en una novela magistral James Ellroy.

Flynn no hace mención en la novela a la Dahlia Negra, pero sí a otros crímenes reales, como el de Lizzie Borden, única sospechosa de asesinar a hachazos a su padre y a su madrastra un 4 de agosto de 1892. El de Jeffrey MacDonald, un militar estadounidense que fue condenado en agosto de 1979 por asesinar a su esposa embarazada y sus dos hijas en febrero de 1970. El de Scott Lee Peterson, declarado culpable del asesinato de su esposa, Laci Peterson, embarazada de 8 meses en diciembre de 2002. Y, puede que el más conocido de todos, el de JonBenét Ramsey, la niña de seis años, reina de los concursos de belleza infantil, estrangulada en el sótano de su casa en diciembre de 1996.

Gillian Flynn sabe de lo que habla porque es una enamorada del True Crime. Tanto que, en cierta ocasión, hablando de su marido, se preguntó: ¿qué puedo decir de un hombre que sabe cómo pienso y aun así continúa durmiendo a mi lado con la luz apagada?

En la novela la escritora nos ofrece un potente artefacto donde mezcla una terrible matanza en una granja apartada en la mejor tradición del American Gothic, un club para amantes de los crímenes reales donde los más frikis se disfrazan de sus “héroes” (como ese que se hace pasar por el infame asesino en serie Robert Berdella), un drama familiar desgarrador, una versión macabra de las crónicas High School y una pesadilla diabólica de rituales y locura satánica que parte de hechos reales (los mismos en los que se basó Alejandro Amenábar para su película Regresión y los mismos que cuenta el documental Satan Wants You, presentado en Sirges 2023). Y todo eso está en la película.

Lugares oscuros (Dark Places) se puede ver en Prime Video

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