La tercera temporada de Solo asesinatos en el edificio rinde homenaje a dos genios de los escenarios

Por si no fuera suficiente con recuperar a Shirley MacLaine en la segunda temporada con casi 90 años, darle su primera gran oportunidad a la última ganadora del Oscar como actriz de reparto, Da’Vine Joy Randolph, en la primera temporada, convencer a Sting y Amy Schumer para que hagan de sí mismos y se rían hasta de su sombra (el cantante en la primera temporada, la humorista en la segunda, ocupando el mismo apartamento en el Arconia) y convencernos de que la película Splash (1983) se merece un gran musical de Broadway, resulta que en la tercera temporada los creadores rinden homenaje a dos grandes de los escenarios.

El de Bob Fosse (1927-1987) es evidente en el episodio The Beat Goes On, con el director teatral que interpreta Martin Short víctima de un pequeño infarto y Steve Martin, Selena Gomez y Ryan Broussard apareciéndose ante él en sueños y en plan All That Jazz (1979).

Menos evidente es el homenaje a Ira Levin (1929-2007), el escritor y dramaturgo responsable de la novela Rosemary’s Baby y de la obra Deathtrap, las dos reunidas en el proyecto teatral que lucha por sacar adelante Oliver Putman (Martin Short).

Death Ratle, como se llama la obra policiaca (luego convertida en un musical), ya en su título es un evidente homenaje a Deathtrap, la sensacional comedia de suspense de Levin, a día de hoy la obra de misterio de mayor duración en la historia de Broadway con 1.793 representaciones. La obra se estrenó en el Music Box Theatre el 26 de febrero de 1978, y estuvo allí durante casi cuatro años hasta que cerró el 5 de enero de 1982. Luego, se trasladó al Biltmore Theatre el 7 de enero de 1982, donde se presentó durante otros seis meses hasta el 13 de junio de 1982. Deathtrap fue nominada a cuatro premios Tony en 1978, incluyendo Mejor Obra, Mejor Dirección (Robert Moore), Mejor Actor Principal (Victor Garber) y Mejor Actriz Principal (Marian Seldes).

Warner Brothers compró los derechos cinematográficos de la obra por más de 1 millón de dólares, la compra más cara jamás realizada para una obra no musical. La película la dirigió Sidney Lumet en 1982 con Michael Caine, Christopher Reeve y Dyan Cannon de protagonistas.

¿Y de qué va Death Ratle? Pues de un faro apartado y de tres bebés asesinos. El cartel de la obra ya nos lleva a Rosemary’s Baby (La semilla del diablo) (1968), la adaptación al cine de la novela de Levin por parte de Roman Polanski, con ese cochecito de bebé en rojo, aunque el de la película es negro.

Los protagonistas de Death Ratle van a ser el famoso actor de televisión Ben Glenroy (Paul Rudd), la olvidada estrella de la serie Brazzos Charles-Haden Savage (Steve Martin) y el descubrimiento de Olivier Putman, la prometedora Loretta Durkin (Meryl Streep), que interpretará a la institutriz. Las cosas se tuercen, claro, en el momento en que el engreído Glenroy se muda al edificio Arconia (un homenaje al Dakota, el edificio de Nueva York donde se rodaron los exteriores de La semilla del diablo) y concretamente al apartamento donde antes han vivido Sting y Amy Schumer.

Solo asesinatos en el edificio es un placer, a uno le gustaría mudarse al Arconia, ese mastodonte de apartamentos donde vive la gente más peculiar de Nueva York, incluyendo a las insoportables y malhumoradas Bunny (Jayne Houdyshell), presidenta de la comunidad, y Uma (Jackie Hoffman). Un lugar donde te subes en uno de los ascensores y coincides con Sting. Un lugar lleno de pasadizos secretos donde se comenten crímenes que son investigados por tres seres incomprendidos que se unen en una profunda amistad, que nunca pierden el sentido del humor aunque la vida no les sonría demasiadas veces.

También a uno le gustaría vivir en ese mundo que retrata donde nada es lo suficientemente importante como para hacer un drama, donde si se te cae un diente mientras muerdes un trozo de la carne que ha cocinado Loretta Durkin (Meryl Streep) no pasa nada, donde los vecinos hablan de El hijo de Sam (Son of Sam), el asesino en serie que aterrorizó Nueva York entre 1976 y 1977 y donde, en un momento dado, todos a una se ponen a cantar Sounds of Silence, de Simon & Garfunkel, mientras la ciudad entera, o parte de ella, se ha sumido en la oscuridad.

Las tres temporadas de Solo asesinatos en el edificio se pueden ver en Disney +

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