No es el primero ni será el último. Hablamos de actores que se pasan a la dirección. Mario Casas da el gran salto con una película de título poético, Mi soledad tiene alas, que protagoniza su hermano Óscar Casas acompañado por un reparto de actores no profesionales que ha llevado más de un año de trabajo de proceso de casting.
La película sigue de un modo único a un grupo de chavales que viven la vida al límite y se dedican a robar joyerías hasta que algo se tuerce y tienen que huir del mundo que conocen. Mario Casas coescribe la historia, ambientada en los barrios donde él mismo pasó su infancia, junto a la actriz belga Deborah François, que fue su compañera de reparto en El practicante (2020) y después se convirtió en su pareja. Ya no lo es.
En palabras del propio Mario: “Ha sido un proceso largo que nos ha llevado más de un año, pero a la vez ha sido precioso. Lo más importante para mí, y que se convirtió en casi una necesidad, era encontrar a jóvenes no profesionales que le den una verdad única y especial a la película y que la hagan volar. Además, he tenido la suerte de rodearme del mejor equipo posible, muchos de ellos con los que ya he trabajado antes y confío ciegamente para que me acompañen en mi primer viaje como director».
El rodaje se desarrolla en Barcelona.
Después de ganar el Goya como actor protagonista por la agobiante pero sensacional No Matarás (2020), premio que recogió en plena pandemia desde su casa, Mario tiene pendiente de estreno A Ciegas, película de Netflix de los hermanos David y Álex Pastor, que revisa de forma muy libre la película del mismo título que protagonizó Sandra Bullock en 2018 y dirigió Susanne Bier. Ambas producciones, la de Mario y la de Sandra, están basadas en la novela de Josh Malerman, escritor estadounidense, productor de cine y uno de los dos cantantes y compositores de la banda de rock The High Strung.