La película que estuvo a punto de acabar con la carrera de Rooney Mara

Menos mal que David Fincher la seleccionó para el personaje de Erica Albright en La red social (2010) porque de lo contrario Rooney Mara ahora no sería actriz y se dedicaría a otra cosa. Rooney rodó su participación en la película en cuatro días, una escena inolvidable para abrir la historia en la que sentados frente a frente ella corta con Mark Zuckerberg (Jesse Eisenberg).

Después de esa película Fincher volvió a contar con ella, esta vez en un papel protagonista, para Millenium: Los hombres que no amaban a las mujeres (2011). Su interpretación de Lisbeth Salander le valió una nominación al Oscar y el inicio de una exitosa carrera que va lenta pero segura. Mara se llevó uno de los papeles más codiciados del Hollywood moderno (junto con el de Clarice Starling de El silencio de los corderos y el de Catherine Tramell de Instinto básico). La primera candidata fue Natalie Portman, pero lo rechazó. Scarlett Johansson fue considerada demasiado sexy y Jennifer Lawrence demasiado alta. También pasaron Carey Mulligan, Kristen Stewart, Mia Wasikowska, Keira Knightley, Anne Hathaway, Eva Green, Léa Seydoux, Emma Watson y Evan Rachel Wood entre otras.

Pero pongamos el foco en lo que ocurrió justo antes de La red social. La película se tituló Pesadilla en Elm Street. El Origen (2010) y Jackie Earle Haley interpretaba a Freddy Krueger, aunque este extraordinario actor estaba más inquietante en Juegos Secretos (Little Children) (2006). Rooney Mara era la protagonista femenina y la experiencia no le gustó nada, hasta el punto de que pensó en dejar la interpretación. “Pensé en abandonar después de rodar Pesadilla en Elm Street. El origen. Fue una experiencia agotadora. No disfruté nada haciendo esa película y me dije que si así era como se hacía el cine, no me interesaba”. La actriz “culpa” de su cambio de opinión a David Fincher. «Me tomó bajo su protección. Se convirtió en mi mentor en muchos sentidos. Se preocupó mucho de asegurarse de que yo fuera consciente de que tenía voz y que mi opinión significaba algo. Me empoderaba constantemente, lo que creo que realmente afectó al resto de mis decisiones posteriores».

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