La historia de cómo Meryl Streep, premio Princesa de Asturias de las Artes 2023, terminó en Los Puentes de Madison (1995)

Pese a que en ese momento ya acumulaba dos Oscar (como secundaria por Kramer contra Kramer y como protagonista por La decisión de Sophie) y siete nominaciones más (llegaría a las 21 candidaturas, récord en la historia de los premios, y un Oscar más en 2012 por La dama de hierro), Meryl Streep no fue la primera opción para interpretar a Francesca, la granjera de Iowa de Los puentes de Madison.

Y su nombre no estaba sobre la mesa por dos razones. El personaje creado por el escritor Robert James Waller era de origen italiano y por eso los productores buscaron en un principio a actrices europeas. La segunda razón es que Bruce Beresford, el director inicialmente asignado al proyecto, no la quería.

Clint Eastwood, en ese momento sólo en calidad de protagonista masculino y productor, tenía derecho a opinar y lo hizo: para él, la mejor opción era una actriz norteamericana. Beresford pensaba exactamente lo contrario: como dejaba claro la novela, había que buscar en Europa y además tenía ya una lista de candidatas. Por ejemplo, Isabella Rossellini, que había nacido en Italia. O la sueca Lena Olin. Y si esta no convencía, tenía otra sueca, Pernilla August.

Ellas eran las tres candidatas de Beresford. Pero Eastwood se negó. Sonó entonces el nombre de la francesa Catherine Deneuve. Pero nada, Clint quería una actriz norteamericana. Y entonces, entre el baile de nombres (Glenn Close, Jessica Lange, Susan Sarandon, Barbara Hershey, Cher, Jacqueline Bisset, Mary McDonnell, Kathleen Turner, Barbra Streisand y Anjelica Huston) apareció el de Meryl Streep.

Formada como actriz en la Costa Este, Streep estaba en ese momento, en palabras de Patrick McGilligan, biógrafo de Eastwood, «en el mismo altar inmortal de Bette Davis y Katharine Hepburn». Palabras mayores.

McGilligan asegura que contratar a Streep para ser Francesa «era como poner una etiqueta de Louis Vuitton en una maleta». La marca artística del proyecto llegaría con ella. «¿Quién mejor que Meryl para dejar claro que Clint había triunfado como artista? ¿Quién mejor que la muy artística Streep para que Clint, el actor y director, pareciera artístico?».

Las cosas empezaron a ponerse en su sitio. Streep, que sólo había visto una película de Eastwood, la extraordinaria Escalofrío en la noche (Play Misty for me) (1971), entraba en el proyecto. Y Eastwood se hacía con el control total: protagonista, productor y director.

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