The Thin Man (1934) es una película de misterio basada en una novela de Dashiell Hammett. En España la conocemos como La cena de los acusados y en ella un grupo de sospechosos de asesinato son citados para una cena. La Cita nos presenta a una atractiva viuda que queda en un restaurante con un hombre con el que ha estado mensajeándose. Durante la cena pasan cosas y hay muchos sospechosos. Te damos 5 razones para no perderte La Cita. Una de las películas más entretenidas y con más suspense de este año, además producida por BlumHouse, lo que es toda una garantía.

Para los que quieren cobijarse a la sombra de Alfred Hitchcock y Agatha Christie
Ha dicho Brandon Sklenar que la película recuerda a las historias que nos contaban dos genios del misterio: Alfred Hitchcock y Agatha Christie. El director de Sospecha (1941) tenía una particular teoría de lo que es el suspense en el cine: la escena de una pareja cenando en un restaurante puede ser un rollo, pero si debajo de la mesa colocas una bomba con un reloj que marca lo que queda para que estalle, esa escena se convierte en otra cosa, ahora sí, muy entretenida. Eso es el suspense.
En La Cita tenemos una pareja, Violet (Meghann Fahy) y Henry (Brandon Sklenar), frente a frente en la mesa de un restaurante. No hay bomba, pero sí mensajes aterradores que recibe ella, que parece estar siendo vigilada desde todas partes (mil ojos tiene la noche y mil ojos tiene ese lujoso lugar). El tiempo se agota y la vida de su hijo corre peligro.

¿Quién lo ha hecho?
Violet no sabe quién está amenazando su vida, la de su hijo y la de su hermana (Violett Beane), pero sí sabe que el culpable es uno de los otros comensales que cenan en el restaurante donde está teniendo la dichosa cita con Henry. El whodunit (¿quién lo ha hecho?) es uno de los recursos más utilizados de la novela, el teatro y el cine de misterio. Un grupo de sospechosos y uno de ellos culpable.
En La Cita son seis: un camarero (Jeffery Self) que se enfrenta a su primer día de trabajo y es un poco pelmazo porque sueña con ser cómico de improvisación; la camarera de la barra del restaurante, un pelín entrometida y preguntona, aunque la actriz que la interpreta, Gabrielle Ryan, la defiende diciendo que “es una persona burbujeante. Todo el mundo le cae bien”; el pianista (Ed Weeks) del lujoso local con vistas al skyline de Chicago, que toca Moon River pero parece estar más interesado en ligar con las clientas; un tipo de mediana edad que va a tener una cita a ciegas y resulta que también es un poco ridículo (Reed Diamond); la antipática recepcionista del restaurante (Sarah McCormack), una mujer engreída que ejerce su trabajo con mano dura; y un atractivo joven (Travis Nelson) que dice está esperando a su hermana, aunque esta nunca llega.

También puede ser sospechoso el propio Henry, todo un galán que trabaja como fotógrafo en la oficina de prensa del alcalde. Es encantador y apuesto, quizá demasiado encantador y apuesto.

El terror llama a tu puerta (o suena en el móvil)
La historia de La Cita está vagamente inspirada en una experiencia que tuvo Olivia Sui cuando quedó para cenar con su pareja, el productor ejecutivo de la película Sam Lerner, y su amigo Cameron Fuller, también productor del film. Lo que pasó en ese encuentro sólo lo saben ellos, pero lo cierto es que fue el germen de una historia escrita por Jillian Jacobs (Verdad o reto) y Chris Roach (Non-Stop. Sin escalas) que también habla de maltrato y de mujeres que “se merecen ser felices”. Violet es psicóloga especializada en víctimas de violencia doméstica, que ella misma sufrió en el pasado.
Este tema estaba ya presente en otra estupenda producción de BlumHouse, El hombre invisible (2020). En cualquier caso, el director de la película, Christopher Landon, tiene una conexión cercana con la violencia doméstica, y en cómo impacta en los supervivientes. “Hay personas muy queridas de mi entorno que han sido víctimas de abusos, sobre todo de violencia doméstica. Era algo muy personal para mí y quería tratar el tema con toda delicadeza, pero también quería demostrar que hay una salida, que hay un camino”.

También tenemos la Babysitter que se queda a cuidar a un niño y es acosada por un enmascarado misterioso. Esto viene de lejos, desde los tiempos de Halloween (1978) y, cómo no, la maravillosa Llama un extraño (1979).
Bienvenidos al Palate, un lugar de ensueño
Uno sale de ver La Cita y lo primero que le apetece es ir a cenar al Palate, el elegante restaurante donde transcurre la película, situado en el último piso de un rascacielos. La mala noticia es que no lo busquen en Internet porque no existe. La diseñadora de producción Susie Cullen y su equipo construyeron un restaurante perfecto, operativo y atractivo en los estudios Ardmore, a las afueras de Dublín, en Irlanda.

El reparto y el equipo técnico se quedaron asombrados ante el diseño de Susie Cullen. “No podía creerme que lo hubiesen construido todo desde cero”, dice Gabrielle Ryan, que da vida a la barwoman. “Era una construcción muy inteligente. Todo el sistema de luces estaba incorporado, no perdíamos tiempo cambiando la iluminación. También era realmente operativo. Todas las bebidas estaban etiquetadas con precios. La caja registradora funcionaba de verdad. Alucinante”. En cuanto a la construcción del restaurante se realizó en solo ocho semanas más dos para decorarlo e instalar el sistema de iluminación. El decorado se instaló en un plató a tres metros del suelo con un mecanismo oculto debajo para los efectos. Respecto al restaurante era completamente operativo, con un cocinero, personal de cocina y camareros, además de los actores.
Como La Soga, un plan de rodaje perfecto
En Rope (La soga) (1948), Alfred Hitchcock rodó la historia de un crimen perfecto organizado durante una cena, y lo hizo en un falso plano secuencia. Una película basada en la obra teatral de Patrick Hamilton, a su vez inspirada en hechos reales, que requirió de una planificación exhaustiva. No vamos a compararla con La Cena, pero lo cierto es que esta también necesitó de una planificación meticulosa para rodar la tensa velada en orden cronológico, con el fin de mantener la coherencia y conseguir la máxima eficiencia.

En cuanto al decorado, todas las banquetas fueron construidas por el equipo y el resto de los muebles fueron cuidadosamente seleccionado, y algunos fabricados a medida, o en el caso de las sillas, tapizadas de nuevo. Todas las copas, la cubertería, platos y demás se escogieron para encajar con la estética de la película.

La Cita es muy recomendable por muchos motivos, pero nos quedamos con estas palabras de Variety: “Después de un tiempo, incluso cuando la película se desvía hacia un acto final lleno de acción, lo que te termina interesando no es el misterio en sí, o incluso la seguridad de un niño. Más bien, se trata de que el dúo protagonista gane una segunda oportunidad para conectarse y convertir sus chispas en una llama, en caso de que salgan con vida. Cualquier película que pueda transformarse con tanta seguridad en un thriller romántico vale la pena, sin importar cuán ridícula sea su premisa”.