Henry Cavill y el eterno 007

Al actor inglés le llamaban en el colegio Fat Cavill, porque era un niño gordito. Ahora es un sex symbol del cine gracias a Supermán, Misión Imposible y sus películas de espías con Guy Ritchie. Pero Cavill tiene una espina: ser James Bond, un papel para el que sonó cuando Casino Royale (2006) pero que fue rechazado por ser demasiado joven. Ahora, con 41 años, puede ser demasiado mayor, pero no pierde la esperanza: “es algo que llevo dentro desde hace mucho tiempo. En su día no lo conseguí. Pero, ahora… Es un personaje que siempre me ha fascinado, y me encantaría tener la oportunidad de enseñar a los productores, al mundo entero, lo que sería capaz de hacer con él”.

Sin embargo, 007 puede quedar definitivamente atrás si el actor se ata a una saga cinematográfica, como pueden ser Highlander, la película que prepara y nueva versión de las protagonizadas por Christopher Lambert, o Enola Holmes, con la tercera entrega en marcha y dispuesto para volver a ser Sherlock Holmes.

Además, no descarta volver a volar como El Hombre de Acero, “siempre está en mi radar y es algo por lo que siempre estoy presionando”. Con este panorama, Henry Cavill nunca será 007. Es sabido que en Eon Productions no quieren a un actor ligado a una franquicia, como dejaron claro cuando un joven Pierce Brosnan se presentó a las pruebas para sustituir a Roger Moore, aunque estaba ligado a Remington Steele. El gran Albert R. Broccoli, Cubby para los amigos, sentenció: “Remington Steele no será James Bond y James Bond no será Remington Steele”.

Henry Cavill ha estrenado su nueva película con Guy Ritchie, El ministerio de la guerra sucia, el 25 de julio en Prime Video.

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