Es una de las mejores películas norteamericanas de los últimos años y se puede ver en Prime Video

Como Diana Christensen (Faye Dunaway) en Network (1976), Nina Romina (Rene Russo) mataría por una noticia exclusiva en Nightcrawler (2014). Ella es la directora de informativos de una cadena local de Los Angeles, su noticiario se emite “en la hora de los vampiros” y para sobrevivir a la dura competencia necesita, claro está, tener en su programa a un vampiro. Se llama Louis Bloom y lo interpreta Jake Gyllenhaal con nueve kilos menos. A Louis le conocemos como ratero que vive de robar cobre y tapas de alcantarilla para luego venderlas. Hasta que pasa al lado de un accidente de coche en la autopista y se detiene. Y lo que allí ve le cambia la vida. “La sangre vende”, le dice Joe Loder (Bill Paxton), un tipo que se dedica a grabar lo que luego se verá en las noticias. La clave consiste en llegar antes que nadie con tu cámara al lugar del accidente, del tiroteo o de la masacre, y tener sintonizadas las transmisiones de radio de la policía. 

Louis Bloom está despuesto a ser el más rápido y a dejar la moral y los escrúpulos a un lado. Será el mejor. “Si me estás viendo, estás teniendo el peor día de tu vida” es su lema. Nina Romina será su aliada, la que le compra las imágenes. Y Jake Gyllenhaal nos ofrece la mejor interpretación de su carrera. La pérdida de kilos fue iniciativa del propio actor porque visualizó a Lou como “un coyote hambriento”. Además, acompañó a verdaderos «nightcrawlers» por Los Ángeles y memorizó toda la película como si fuera una obra de teatro ya que aparece en todas y cada una de las escenas. Visto lo visto, se entiende que su no nominación al Oscar levantara protestas, aunque fue candidato a los Globos de Oro, BAFTA, SAG, a los premios Critics Choice y a los Independent Spirit. No es exagerado comparar lo que hace Gyllenhaal con lo que hicieron Rober De Niro en Taxi Driver (1976) y Joaquin Phoenix en Joker (2019), dos obras maestras que recuerdan a esta película que se rodó sólo en 28 noches. 

El momento cumbre sucede cuando entramos junto a Louis Bloom y su cámara a la mansión de Granada Hills donde se acaba de producir un triple asesinato. Las colinas del Valle de San Fernando se cubren de sangre en lo que luego Nina llamará en sus noticias “La casa del horror”. Como el 10050 de Cielo Drive en agosto de 1969. Y Louis tiene las imágenes porque ha llegado antes que la policía y casi que los asesinos. Todo lo que viene a continuación es cine de primera, inquietante, tenso y brutal.

“Tu problema es que no entiendes a la gente y que tienes una forma muy rara de mirar”, le dice el pobre Rick (Riz Ahmed), ayudante contratado por unos míseros dólares. “¿Y si mi problema no es que no entiendo a la gente, sino que no me gusta?”, le contesta Louis. 

Nightcrawler fue la primera película como director de Dan Gilroy, hermano de Tony (Michael Clayton, El legado de Bourne) y marido de Rene Russo. “Creo que hasta cierto punto la película es una denuncia de cómo tratan las noticias las televisiones, pero me gustaría que la red fuera más amplia y nos atrapase a nosotros, porque somos los que realmente vemos esas imágenes”.

En un momento dado, Louis llega tarde a un accidente de avioneta y pierde la exclusiva. Cuando está en su casa, se mira en el espejo del baño, grita de rabia y lanza un puñetazo. El rodaje de esa escena fue complicado porque acabó con sangre real. Gyllenhaal se metió tanto en la furia de Louis que el espejo se rompió de verdad y se cortó la mano (como le pasó a Leonardo Di Caprio rodando una escena de Django desencadenado). El director lo llevó al hospital y al actor le dieron cuarenta y seis puntos en una operación que se alargó cuatro horas. Luego volvió al rodaje para seguir siendo Louis Bloom, el tipo que se ríe viendo por televisión a Danny Kaye en The Court Jester (El bufón de la corte) (1955) y a continuación no duda en arrastrar unos metros un cadáver ensangrentado para mejorar el encuadre y que la escena del terrible accidente quede perfecta en televisión.

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