Paul Verhoeven asume las críticas y se responsabiliza de la interpretación de Elizabeth Berkley en Showgirls. Admite que él la dirigió por el camino de la exageración y eso fue lo que hizo ella. Todo fue culpa suya, se pone delante, y de hecho se puso, si alguien tiene que disparar contra la actriz por su trabajo forzado e histérico.
Verhoeven es un caballero. Como Robert Aldrich cuando estrenó The Legend of Lylah Clare (La leyenda de Lylah Clare) (1968), otra película que pertenece al club de Showgirls. “El otro día, mientras hablaba de la película estuve a punto de echarle el muerto a Kim Novak, pero me di cuenta de que sería realmente injusto si lo hiciera”, comentó Aldrich años después de que esta historia sobre Hollywood exagerada y chillona, pero menos que Showgirls, fuera masacrada por la crítica. Ahora es una película de culto. Lo mismo que la de Verhoeven y lo mismo que Fedora (1978), la penúltima película de Billy Wilder. Pero en su caso, el director no asumió la responsabilidad y le echó el muerto a su protagonista. “Marthe Keller no es una gran actriz, pero eso no es culpa suya, o tal vez sí”. Poco elegante Wilder, en contraposición a Aldrich y Verhoeven, que sí defendieron a sus actrices.
En el apasionante documental You Don’t Nomi (2019), que nos cuenta lo que pasó con Showgirls, -el extraño camino que recorrió desde que fuera masacrada por la crítica antes incluso de su estreno hasta que años después se convirtiera en una película de culto, fuera reivindicada y se coronara como la reina de las “mejores malas películas de toda la historia”-, hay mucha información dentro, mucha historia del cine, muchas anécdotas y muchas curiosidades.
Se apunta, por ejemplo, la trilogía extraña y bizarra que forman Showgirls, Mommie Dearest (Queridísima Mamá) (1981), el biopic de Joan Crawford interpretado por Faye Dunaway, y Valley of the Dolls (El valle de las muñecas) (1967), adaptación de la novela de Jacqueline Susann sobre un grupo de chicas, entre ellas Sharon Tate, que buscan su camino en el mundo del espectáculo, como Nomi, la protagonista de Showgirls.
Toma la palabra Faye Dunaway: “Realmente odio hablar de Queridísima mamá (1981). Parece que la gente tiene como una obsesión con esa película. ¿Por qué tienen que centrarse tanto en algo que hice hace más de 20 años? No fue un gran momento en mi vida y la película no fue una experiencia que quiero recordar. ¡Punto!”.
La clave está en la frase “parece que la gente tiene como una obsesión con esa película”. Obsesión es la raya que hay que cruzar. Una vez se traspasa, nos encontramos con proyecciones nocturnas en ambiente festivo, reuniones de fans para hablar de su objeto de culto y auténticas celebraciones alrededor de la película en cuestión, ya sea Showgirls, El valle de las muñecas, Queridísima Mamá o The Rocky Horror Picture Show (1975). Cuando ocurre eso, ya podemos hablar de una película de culto.
En You Don’t Nomi vemos una de esas sesiones 20 años después del estreno, al aire libre y con Elizabeth Berkley como maestra de ceremonias. Las palabras de la actriz antes de la proyección son de lo más emotivas. Dice algo así como que cuando se estrenó la película no pudo disfrutar nada de lo bueno que eso significó por los feroces ataques que recibió ella misma. Ahora las cosas han cambiado, Showgirls tiene una nueva vida, es apreciada y aplaudida y ella, por fin, puede disfrutar de todo eso.
Y luego está Cobra Woman (La Reina de Cobra) (1944), de Robert Siodmak, con la dominicana Maria Montez (1912-1951) en el papel de una joven secuestrada y llevada a la Isla Cobra como heredera del trono. En You Don’t Nomi un fan de la película asegura que, en esa fantasía en Technicolor, la favorita del cineasta Kenneth Anger, Maria Montez realiza la mejor interpretación de una actriz en la historia del cine. Y compara su trabajo con el de Elizabeth Berkley en Showgirls, poniendo el foco en los bailes de una y otra. Las dos películas son clásicos del cine camp. En una, mujeres y hombres danzan en Las Vegas en escenarios que parecen sacados de la Isla Cobra, el lugar donde Maria Montez nos regala bailes fálicos con serpientes mientras pronuncia las inmortales palabras: “Give me that Cobra Jewel”. Nomi también tiene su lista de frases míticas, que los fans, como se ve en el documental, corean entusiasmados mientras ven el hortera, colorido y abrumador espectáculo.
You Don’t Nomi se puede ver en Filmin