Brad Pitt sobre una pista de emociones en el estreno de F1

La Ciudad de México se transformó en una pista de emociones con la llegada del estreno especial de F1, la nueva película protagonizada por Brad Pitt. Rodeado de cientos de fans y con la adrenalina aún encendida tras meses de rodaje, el actor no escatimó palabras para describir una de las experiencias más desafiantes y revitalizantes de su carrera.

Los riesgos de Brad

En el evento celebrado en el marco del Gran Premio de México, Pitt compartió reflexiones sinceras sobre lo que significó encarnar a un piloto de Fórmula 1, aprender a conducir en circuitos reales y enfrentarse, literalmente, a la presión de miles de espectadores y fans del automovilismo. 

Pitt, con su habitual sentido del humor, se refirió a un mantra que circuló entre los miembros del equipo de producción: “No podemos matar a Brad Pitt”.

Con una sonrisa irónica comentó. “Bueno, el equipo tiene una forma divertida de demostrarlo, cómo ponerme en ese coche y soltarme en esas pistas”. Una frase que revela el tono realista del rodaje, donde el actor asumió riesgos considerables para dar autenticidad a su personaje.

Confianza en los frenos, no en la velocidad

El actor sorprendió al afirmar que nunca sintió miedo al conducir a velocidades extremas.

“La velocidad se vuelve relativa”, dijo. Lo que realmente lo puso a prueba fue otra cosa. “Es más una cuestión de confiar en los frenos. Eso sí capta tu atención”, confesó. Estas declaraciones dejaron claro que Pitt no se limitó a actuar desde el asiento del simulador. Se involucró físicamente, entrenando durante semanas y conduciendo en circuitos reales para absorber cada matiz del mundo F1.

Durante la huelga de actores y guionistas en Hollywood, el actor aprovechó el parón para dedicarle aún más tiempo a perfeccionar su técnica al volante. El resultado: una conexión profunda con el papel “Ojalá pudiéramos rehacerla entera. Porque ahora soy tan bueno…”, bromeó, reflejando una renovada confianza.

Una experiencia sublime

Para un actor con décadas en la industria, sorprenderse con un nuevo proyecto no es común. Sin embargo, reconoció que F1 lo revitalizó de una manera inesperada. “Llevo mucho tiempo haciendo esto, y encontrar algo que se sintiera como comenzar de nuevo… había tanta pasión… Me provocó un sentimiento que nunca había experimentado antes. Fue sublime”, aseguró.

Agradeció al director Joseph Kosinski por confiar en él y crear un proyecto que no solo le exigió físicamente, sino que también lo reconectó emocionalmente con el arte de contar historias.

¿Top Gun en las pistas de carreras?

Listo para rugir en las pistas, F1 busca replicar el nivel de realismo y emoción de la anterior cinta del cineasta Top Gun: Maverick, pero esta vez en la pista, con un enfoque total en efectos especiales. Para no ser menos que Tom Cruise, Brad Pitt no usó dobles: él mismo conduce su coche de Fórmula 1 en los circuitos reales del campeonato. Kosinski y el productor Jerry Bruckheimer ofrecieron detalles jugosos: Pitt compite en carreras oficiales, compartiendo escenario con leyendas como Fernando Alonso. El vehículo fue diseñado por Mercedes, con asesoría directa del siete veces campeón mundial Lewis Hamilton, quien también produce la película.

Con escenas filmadas en circuitos reales como Silverstone, el objetivo es capturar la intensidad del deporte y Pitt no oculta su admiración por el mundo de la F1. “Tenemos un respeto enorme por los pilotos, por los equipos, por lo que representan. Esta película no trata solo de velocidad, sino de pasión, precisión y comunidad”, aseguró. El actor, que ya mostró su capacidad física en cintas como Troya y Fury, se siente entusiasmado por volver a un proyecto con riesgo real. “Esta película me recordó lo que es comenzar desde cero. Fue tan intensa, tan apasionada, que me sentí completamente revitalizado”, confesó.

Rodar en Silverstone: del ensayo al vértigo

Uno de los momentos más emocionantes para el actor fue filmar en Silverstone, el mítico circuito británico de Fórmula 1.“Estuvimos ensayando allí durante semanas, así que se sentía como en casa”, recordó. Pero cuando comenzó la verdadera acción, con 100,000 fans en las gradas, el ambiente cambió drásticamente. “Cuando llega todo el movimiento del gran premio, es como una maquinaria colosal. Es realmente asombroso”, explicó. Aunque hubo nervios al inicio, la adrenalina se apoderó rápidamente de él: “Esperar ahí fue un momento intenso. Pero una vez que te pones en marcha, es un subidón. Es un verdadero high”, confesó. Y cuando el rodaje llegó a su fin, el actor admitió que le costó soltar el volante: “Lo echo de menos ahora. Estaba contando los días hacia el final”, dijo con un tono de nostalgia.

La aprobación de los fans: la meta más importante

Brad Pitt no solo interpreta a un piloto, sino que también quiso rendir homenaje a toda la comunidad que vive y respira Fórmula 1. “Si no pasamos la prueba de los fans, estamos muertos”, afirmó.

El reconocimiento del público más exigente del automovilismo era fundamental.

“Tienen todo nuestro respeto. Los pilotos, los equipos, todos los que hacen posible este deporte. Ellos también hicieron esta película. Son una parte enorme del proyecto”, añadió. Pitt explicó que el gran reto de F1 fue lograr una historia que conectara tanto con los expertos del deporte como con los recién llegados. “Siento mucha confianza en lo que tenemos. Creo que logramos tejer esa aguja: que funcione para los fans de toda la vida y también para los que vienen por primera vez”, expresó con satisfacción.

Lo que viene: más Cliff Booth, más Tarantino, más Fincher

Pero el actor no se detiene. Reveló que su siguiente proyecto lo llevará de regreso a uno de sus personajes más queridos: Cliff Booth, el doble de riesgo en Érase una vez… en Hollywood, que dirigirá David Fincher con guion de Quentin Tarantino. «Rodaremos todo en Los Angeles. Va a ser muy divertido”. Sobre su relación con el director, con quien ya hizo Seven, El club de la lucha y El curioso caso de Benjamin Button, y con quien prepara este nuevo episodio en la vida de Cliff Booth, declaró: “David y yo somos muy amigos, pero también le aprecio como artista. Trabajar con él y con Joseph Kosinski ha sido una gran experiencia”.

Texto María Estévez (Los Angeles)

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