Whoopi Goldberg, siempre es un placer volver a verla

No había cumplido los 30 y protagonizó uno de los debut más impresionantes de la historia, cuando fue elegida por Steven Spielberg para ponerse al frente de El color púrpura (1985), que le valió además una nominación al Oscar. Su siguiente proeza tenía nombre, apellido y profesión: Oda Mae Brown, una farsante que se hace pasar por médium que se comunica con el más allá en Ghost (1990). Ese personaje le valió un Oscar a la mejor actriz secundaria.

Luego Whoopi navegó como pudo en las turbulentas aguas de Hollywood, con taquillazos como Sister Act (1992), de la que ahora prepara una tercera entrega.

Pero ha pasado el tiempo, y aunque por aquí no tengamos muchas noticias de Whoopi, lo cierto es que nunca se fue. La prueba es su estreno de esta semana, Till. El crimen que lo cambió todo, donde además de interpretar un papel secundario es productora junto a Barbara Broccoli, la actual «madre» de James Bond.

Dirigida por Chinonye Chukwu, Till. El crimen que lo cambió todo cuenta la desgarradora y verdadera historia del linchamiento de Emmett – por silbar a una mujer blanca en Money, Misisipi, en 1955 – a través de la mirada de su madre, Mamie Till-Mobley, que se convierte en una combatiente revolucionaria al empeñarse en enseñar al mundo el cuerpo brutalmente mutilado de su hijo en un ataúd abierto, desafiando abiertamente la opresión y el odio. “Quería que el mundo viera lo que le habían hecho a mi hijo”, dijo entonces. 

Whoopi Goldberg da vida a Alma Carthan, la abuela de Emmett. “Vi la foto de Emmett, recuerdo ver la foto en JetMagazine, pero no entendí lo que era. Mi madre me dijo: Es un niño», recuerda la actriz, que nació precisamente ese mismo año 1955.

Goldberg cree que la película llega en un momento crítico: “Deberíamos haberla visto hace dos años, incluso hace cinco años. Quizá no estaríamos en la situación en que nos encontramos ahora. Pero ya está hecha y ahora se verá. Es un relato admonitorio para todos. Si nadie dice nada y todo sigue como ahora, nunca acabará. Todos creemos que el racismo institucionalizado ya no existe, pero no es verdad. Por eso es tan importante haber hecho esta película, porque es parte de la historia estadounidense, no de la historia africana”.

En la foto, Whoopi Goldberg durante el estreno mundial de la película en el Festival de Nueva York.

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