La película está basada en un cortometraje de cinco minutos de 2014 firmado por el propio director, Bryce McGuire. El corto se rodó en el jardín de la casa de la cantante Michelle Branch, y con la actriz Megalyn Echikunwoke (la serie Almost Family) interpretando a una joven que desaparece en su propia piscina cuando, nadando de noche, se topa con algo tenebroso. La historia causó sensación en YouTube y ayudó a McGuire a lanzar su carrera como guionista.
Wyatt Russell, hijo de Kurt Russell y Goldie Hawn, interpreta a Ray Waller, una estrella del béisbol obligada a retirarse prematuramente a causa de una enfermedad degenerativa, por lo que se muda a una nueva casa con su esposa Eve (Kerry Condon), su hija adolescente Izzy (Amélie Hoeferle) y su hijo pequeño Elliot (Gavin Warren). La casa tiene una fabulosa piscina en el jardín. Y hasta ahí podemos escribir. El resumen de lo que vamos a ver podría ser: “Prohibido correr. Prohibido tirarse de cabeza. No hay socorrista. Prohibido bañarse de noche”.
Eve es la heroína de la historia. Para interpretarla, McGuire eligió́ a la actriz irlandesa Kerry Condon, nominada al Oscar como secundaria por Almas en pena de Inisherin (2023).
La piscina está producida por las compañías Blumhouse y Atomic Monster. La primera es de Jason Blum y es la indiscutible líder del cine de terror actual. La segunda es de James Wan, de la saga Expediente Warren y sus ramificaciones. Las dos productoras se han fusionado, lo que es una muy buena noticia para los amantes del terror porque se trata de dos auténticos titanes unidos para llenar de sustos las salas. Fruto de esa relación salió M3GAN (2022) y ahora La piscina.
La película se rodó́ en 2023 a lo largo de 34 días en Altadena (California) y la región de Los Ángeles.
Para crear las prótesis para los demonios acuáticos, el diseñador de efectos especiales de maquillaje Justin Raleigh, de Fractured FX, utilizó técnicas y materiales desarrollados mientras trabajó en Aquaman y la serie Swamp Thing, y tuvo que crear piezas que pudieran absorber agua y, en caso de ser necesario, ocultar el equipo de buceo de los intérpretes.
Bryce McGuire lo tenía claro: el agua, cuando no hay luz, impone respeto. El objetivo del director era conectar con esos recuerdos universales que todos tenemos de la piscina en nuestra infancia: llegar al sumidero, quitar insectos muertos de la superficie, dejarse “atrapar” por el tubo limpiador, jugar a “Marco Polo”… “Me atraía la idea de convertir estos recuerdos en algo aterrador. Siempre decía en el set: “Quiero oler el cloro”. Espero que la gente huela el cloro cuando vea esta película en la gran pantalla”.
Los productores Jason Blum y James Wan son expertos, fans y locos del cine de terror, así que han querido que la película tenga ecos emocionales de clásicos de los ochenta como Poltergeist (1982) y Cementerio de animales (1989). Las alusiones y guiños a la cultura popular de los ochenta son abundantes.
El director quería construir la piscina letal en un estudio de Hollywood, pero al final decidió rodar en una de verdad. Así́ comenzó́ entonces una épica búsqueda de jardines traseros por todo el sur de California. Al final la elegida fue una que encontraron en Altadena (California), un barrio residencial multicultural de clase media a unos 20 kilómetros al noreste de Los Ángeles, cerca de Pasadena.
Uno de los aspectos más inquietantes de la película es el siniestro giro lleno de suspense que se le da al típico juego de «Marco Polo». Como dice uno de los productores ejecutivos, Judson Scott, “me pareció́ una escena de terror instantáneamente emblemática que volvería loco a todo el mundo”, dice Scott, que recuerda en ese sentido cómo desarrolló James Wan la famosa escena del juego de las palmadas en Expediente Warren: The Conjuring (2013). “Soy fan de cómo recuperó el típico juego de la infancia que muchos recordamos y lo convirtió en algo que el público nunca había visto anteriormente en una película de terror”.
Hacer esta película significó una experiencia escalofriante en sí misma para muchos de sus actores. Amélie Hoeferle, que interpreta a Izzy Waller, confiesa que la primera vez que leyó el guion pasó muchísimo miedo. “Era de noche; había poca luz en mi casa. Recuerdo estar leyéndolo frente a mi escritorio y sentir que había alguien detrás de mí. En general, el guion transmite esa sensación aterradora de que hay algo merodeando en la oscuridad, acechándote”. Gavin Warren, por su parte, recuerda lo mucho que le gustaba estar dentro de la piscina. “Odiaba salir del agua, especialmente de noche, porque entre toma y toma ¡me helaba de frío!”, dice el joven actor, que tiene ahora 15 años. Pero las escenas acuáticas no siempre fueron fáciles. “Siempre que Elliot se mete en la piscina, empiezan a pasar cosas siniestras. Él es capaz de ver las cosas raras y monstruosas que han poseído la piscina, y que nadie más puede ver. Ver esos monstruos me asustaba bastante porque el maquillaje estaba muy bien hecho. No quería meterme en el agua con ellos”. Eso sí, su experiencia en el mundo postapocalíptico de The Walking Dead le resultó útil.
Bryce McGuire también es el guionista de Imaginary, una de las películas de terror más esperadas de 2024 que dirige Jeff Wadlow y nos presenta a un nuevo icono del miedo: un osito de peluche que puede recordar en su mal rollo a la muñeca Annabelle o al muñeco Chucky.