Pendulum (Péndulo) se estrenó en EE. UU. en marzo de 1969 y en una escena clave una pareja es asesinada en una casa durante la noche. Un vecino oye un disparo, se asoma a la ventana, pero no le da importancia. La empleada de hogar negra llega por la mañana, descubre los cuerpos y huye despavorida. Cuando aparece la policía, se crea una cierta confusión sobre la identidad de las víctimas. El marido de una de ellas está fuera de la ciudad y llega conmocionado al lugar de los hechos. Todo esto lo vemos en la película y todo eso fue lo que pasó meses después, en agosto de 1969, en el 10050 de Cielo Drive, cuando la Familia Manson asesinó a Sharon Tate y a cuatro personas más. Coincide el disparo en la noche y el vecino que lo oye. La empleada negra, la confusión en la identificación de las víctimas y la llegada del marido que estaba de viaje, en ese caso un Roman Polanski en estado de shock.
El personaje de la sirvienta que entra en la escena del crimen lo interpreta Isabel Sanford, que había debutado en el cine dos años antes como el ama de llaves de Spencer Tracy y Katharine Hepburn en Guess Who’s Coming to Dinner (Adivina quién viene esta noche) (1967).
Péndulo
Péndulo está protagonizada por George Peppard y Jean Seberg, otra estrella norteamericana y rubia que acabó trágicamente. El primero interpreta a un Capitán de policía que acaba de ser condecorado por atrapar a un violador y asesino en serie, una especie de Norman Bates salvaje que compone con mucha energía y precisión Robert F. Lyons, un actor que dos años después encarnaría a otro psicópata, esta vez real, en The Todd Killings (Los asesinatos de Todd). Estamos en Washington y alguien califica a Paul Martin Sanderson, que es como se llama el criminal, de “amoral y degenerado”. Por supuesto, el joven tiene una madre (genial Madeleine Sherwood, igual de tremenda que cuando hizo de la cuñada de Elizabeth Taylor en La gata sobre el tejado de Zinc) y hay una brutal escena final que se desarrolla en una cocina entre el capitán de policía, el psicópata y su madre alcohólica sin nada que envidiar a la mítica escena de Torn Curtain (Cortina Rasgada) (1966) en el mismo sitio y también con tres personajes.
Péndulo es mejor de lo que parece y estuvo nominada a los Edgar Allan Poe Awards, aunque perdió frente a Z, de Costa-Gavras. Fue el primer y último guion para el cine de Stanley Niss, curtido en series de televisión policiacas. Un tipo que sabía de lo que hablaba pues su punto fuerte era codearse con detectives de la pequeña pantalla. En esta película, un compañero del protagonista, que es teniente y se llama Smithson, dice en un momento de tensión: “soy como la termita en la madera que lleva un camión. No sé a dónde iremos a parar, pero me transporta”.
El director
Que Péndulo es una muy buena película no debería extrañarnos si repasamos la carrera de su director. No es conocido, pero su nombre, George Schaefer, nos lleva a una carrera donde hay muy pocos largometrajes para el cine y muchísimas TV Movies de prestigio, versiones de grandes obras clásicas y modernas del teatro y la literatura, más de 80. Adaptaciones de Shakespeare protagonizadas por Maurice Evans, una versión de The Little Foxes (La Loba) con Greer Garson, una de A Doll’s House (Casa de muñecas) con Julie Harris, una de Arsenic & Old Lace (Arsénico por compasión) con Mildred Natwick y Boris Karloff, un Cyrano con Christopher Plummer, un Enemigo del pueblo con Steve McQueen y Bibi Andersson y multitud de vehículos para Judith Anderson, Peter Ustinov, Anthony Hopkins, Ellen Burstyn, Bette Davis, James Stewart, Lucille Ball y Katharine Hepburn. De Dial M for Murder (Crimen Perfecto) a Johnny Belinda pasando por Blithe Spirit (Un espíritu burlón) y Pygmalion, Schaefer hizo de todo y todo con oficio y clase, incluida esta rareza llamada Péndulo.