Netflix acaba de llevar a nuestras casas The Blair Witch Project (El proyecto de la Bruja de Blair) (1999), esa película que costó 60.000 dólares y recaudó 248 millones. Fue el largometraje independiente más taquillero de todos los tiempos hasta que en octubre de 2002 lo superó Mi gran boda griega. No está mal para una película cuyo rodaje duró ocho días, pero se necesitaron ocho meses para terminarla en la sala de montaje. También aparece en las listas de las más terroríficas de la historia del cine. Stephen King, por ejemplo, la incluye cuando le preguntan por los títulos que le dan miedo de verdad. “La maldita película parece real. La maldita película se siente real. Es como la peor pesadilla que has tenido, esa que te despierta jadeando y llorando de alivio porque pensabas que estabas enterrado vivo”.

La brujería a través de los tiempos
Producida por una compañía a la que llamaron Haxan Films como homenaje al documental sobre brujería de Benjamin Christensen, Häxan: La brujería a través de los tiempos (1922), los directores Daniel Myrick y Eduardo Sánchez idearon una campaña de marketing realmente innovadora y muy muy efectiva, como se comprobó más tarde. Jugaron con internet cuando nadie lo hacía en esa época, nos vendieron que estábamos ante una historia real y por eso a los tres actores se les prohibió realizar apariciones públicas. Aunque la operación no era totalmente nueva. Por ejemplo, Fargo (1996) y La matanza de Texas (1974) se presentaron en su momento como basadas en «historias reales» cuando no lo eran, pero lo de la Bruja de Blair superó todas las expectativas.

La cabaña donde se desarrolla la aterradora parte final, llamada “Casa Rustin Parr» por el nombre del ermitaño loco que vivió allí en la década de 1940, era en realidad la Casa Griggs, situada en el Parque Estatal del Valle de Patapsco, a unos 80 kilómetros de Burkittsville. Construida a mediados del siglo XIX, permaneció abandonada, vandalizada y deteriorada durante varias décadas, ahí perdida, en medio del bosque. Como es natural, los fans de la película quisieron visitar el lugar y se convirtió en un parque de atracciones para los amantes de las emociones fuertes hasta que finalmente fue demolida en el año 2000.
Castigados de cara a la pared en casa de Rustin Parr
Parece ser que en 1940 desaparecieron siete niños del pueblo, un suceso en el que estuvo involucrado el siniestro señor Parr. En el pueblo hablan de los niños castigados de cara a la pared, en las esquinas mientras el loco los iba asesinando uno a uno.
Cuando El proyecto de la bruja de Blair llegó a las pantallas un 30 de julio de 1999 había tanta expectación que eclipsó por completo la gran apuesta de terror de DreamWorks para la temporada de verano, The Haunting (La guarida) (1999), con Liam Neeson y Catherine Zeta-Jones pasando miedo en la tétrica Hill House. Dirigida por Jan de Bont, había costado 80 millones de dólares y era una nueva versión de la novela de Shirley Jackson, adaptada ya al cine en un clásico dirigido por Robert Wise en 1963.
La casa vigila cada movimiento que damos
Esta primera The Haunting se puede ver en Filmin y está protagonizada por Julie Harris, Claire Bloom, Richard Johnson y Russ Tamblyn. Además, es una de las películas de terror favoritas de Spielberg y Scorsese. Hill House está en Nueva Inglaterra y arrastra fama de maldita desde que la construyó Sir Hugh Crain. Los sirvientes se van después de preparar la cena. No se quedan por la noche. “Hay algo con nosotros, la casa está viva. Vigila cada movimiento que damos”, susurran los nuevos inquilinos que se han instalado para realizar un experimento parapsicológico. En el centro de todo tenemos a la frágil y desequilibrada Eleanor Lance (Julie Harris en esta versión, Lili Taylor en la moderna), que en un momento determinado cuenta que de niña experimentó el único caso de fenómenos paranormales verificado y respaldado por la policía.
Precisamente el documental Expediente Vallecas (HBO) repasa en tres episodios el equivalente patrio al ficticio “caso Lance”. Ocurrió en Vallecas a principios de la década de 1990 y, según nos contaron, hasta ahora es el único caso de poltergeist documentado por la policía. Paco Plaza adaptó la historia al cine en Verónica (2017).

Una noche a las 02:17 de la madrugada
Los siete niños desaparecidos en la “Casa Rustin Parr» son pocos si los comparamos con los 17 de una misma clase que se esfumaron una noche a las 02:17 de la madrugada en la apacible localidad de Maybrook. El único que se queda es Alex, que vive en una casa extraña. “Todo el mundo piensa que soy una bruja”, dice Justine (Julia Garner), la profesora de los chavales.
Weapons (HBO) recuerda en algunos momentos a Picnic en Hanging Rock (1975), un poco a The Strangers (Los extraños) (2008), otro a ¿Quién puede matar a un niño? (1976) y otro a Llama un extraño (1979). Las cuatro son obras maestras del género, así que no hay problema. El problema lo tenemos cuando en pantalla aparece la inquietante Gladys, la tía de Alex y la mujer que bebe agua en un bol.

¿Qué le pasa a la tía Gladys? podíamos preguntarnos como en 1969 alguien preguntó ¿Qué fue de tía Alice? (What Ever Happened to Aunt Alice?) (Filmin, Prime Video). Era la tercera entrega de la trilogía «Grand Guignol» de Robert Aldrich (películas de terror protagonizadas por mujeres mayores que se vuelven locas), tras ¿Qué fue de Baby Jane? (What Ever Happened to Baby Jane?) (1962) y Canción de cuna para un cadáver (Hush…Hush, Sweet Charlotte) (1964). Aldrich dirigió estas dos últimas y fue el productor de la tétrica historia de la tía Alice interpretada por Ruth Gordon y su terrible y triste final. En la curiosa revisión de la pesadilla con babysitter vengativa La mano que mece la cuna (2025) (Disney +) con Maika Monroe y Mary Elizabeth Winstead se agradece el guiño que hace a la película protagonizada por Bette Davis y Olivia de Havilland y su canción de cuna.

¿Qué fue de tía Gladys?
La tía Gladys de Weapons es Amy Madigan, nominada al Oscar como actriz secundaria por el drama romántico para gente madura Twice in a Lifetime (Dos veces en una vida) (1985). Ed Harris y ella forman uno de los pocos matrimonios estables de Hollywood, quizás porque ambos son gente inteligente. La actriz empezó con Calles de fuego (Streets of Fire) (1984) y acaba de rodar a las órdenes de su marido The Ploughmen, con Bill Murray y Nick Nolte.
Dice Zach Cregger que Weapons es como Barbarian (2022), su anterior película, y como Psicosis (Psycho) (1960) “cuanto menos sepas antes de verla, mejor”. A este cineasta natural de Arlington, Virginia, que ha conquistado Hollywood con sus dos últimos trabajos le gustan las pesadillas ambientadas en el lugar más cotidiano posible. Como a nosotros, ya sea en los bosques de Burkittsville, en la tranquila Maybrook o en las mansiones decadentes de Nueva Inglaterra.



