Telly Savalas justo antes de Kojak

Elke Sommer, que es alemana y nació en 1940, habla siete idiomas y fue una de las actrices europeas más internacionales durante la época dorada de las coproducciones, cuando compañías de distintos países se asociaban para rodar, sobre todo, westerns, espectaculares films históricos y cintas de terror. Fue descubierta en Italia por Vittorio de Sica, rodó en su país de origen y recorrió Europa con mucho desparpajo, con parada en España, donde protagonizó Bahía de Palma (1962) con Arturo Fernández, y Las Vegas, 500 millones (1968), del nunca suficientemente reivindicado Antonio Isasi-Isasmendi. También paró en Hollywood, acompañada, entre otros, de Paul Newman en El premio (1963), Peter Sellers en El nuevo caso del inspector Clouseau (1964) y James Garner en la muy divertida El arte de amar (1965). No podemos dejar de reproducir un diálogo de esta última, cuando Garner, que no tiene un duro, recibe a su casero en el apartamento. Entonces se produce el siguiente diálogo: – No quiero que piense que vengo por el alquiler que me debe. – Y entonces ¿a qué ha venido? – Por el alquiler que me debe, pero no quería que lo pensara.

Elke rodó en Italia dos películas de terror dirigidas por Mario Bava (1914-1980): Orgía de sangre (Gli orrori del Castello di Norimberga) (1972) y El diablo se lleva a los muertos (Lisa e il Diavolo) (1973), que fue remontada dos años después y vuelta a estrenar en Estados Unidos para aprovechar el boom del El Exorcista (1973) con el título más internacional de The House of Exorcism. En realidad, la actriz adoraba a Bava. “Le quería con todo mi corazón. Él lo era todo para mí: como una figura paterna. Era muy callado, tan callado como pueden serlo los italianos, pero tenía una energía increíble. Hablaba un inglés muy raro, así que siempre conversábamos en italiano. Su hijo Lamberto [Lamberto Bava] fue el ayudante de dirección de ambas películas y seguía lealmente todas las instrucciones de “Papa”. Y es que Mario era todo un líder para su equipo”.

El diablo se lleva a los Muertos empieza con la turista Lisa Reiner (Elke Sommer) perdida por las sombrías y estrechas calles de Toledo. Un momento que nos podía recordar a John (Donald Sutherland) y Laura (Julie Christie) y a Colin (Rupert Everett) y Mary (Natasha Richardson) recorriendo despistados los canales de Venecia en, respectivamente, Amenaza en la sombra (Don’t Look Now) (1973) y El placer de los extraños (The Comfort of strangers) (1990).

Telly Savalas, un año después de la mítica Pánico en la Transiberiano, aparece como un siniestro mayordomo con un maniquí colgado del brazo. Se llama Leandro y trabaja en una apartada villa para una enérgica y elegante condesa que interpreta con toda dignidad la gran Alida Valli (1921-2006) 25 años después de sustituir a Greta Garbo en El proceso Paradine (1947), de Alfred Hitchcock. Merece la pena ver a esta actriz italiana como una decadente Señora Bates, pues tiene un hijo con los mismos problemas o más que el Norman de Psicosis (1960). Este chico está interpretado de un modo terrible por Alessio Orano, más conocido por haber sido el primer marido de Ornella Mutti que por otra cosa. Se llama Max y anda por la mansión gritando cosas como “mi madre es celosa de un modo terrible”.

Volvemos al fiel Leandro, centro de toda la trama, que juega con maniquíes mientras visita tiendas de antigüedades y no para de meterse en la boca chupa chups, como haría ese mismo año el célebre Kojak, personaje que le daría fama y fortuna al actor de origen griego.

La condesa no espera, tiene prisa y controla a su hijo. Lisa llega a la mansión acompañada por una pareja, los Lehar (Eduardo Fajardo y Sylva Koscina) y su chofer, interpretado por Gabriele Tinti (1932-1991), un galán italiano, rey de los subproductos pura serie Z que estuvo casado con otro icono, Laura Gemser (1950). Lisa está confundida, pero ella no tiene la culpa ya que toda la película está pensada para confundirla. La pobre, que es una simple turista curiosa y simplemente pasaba por ahí.

Por un instante, cuando todos los viajeros se reúnen en el salón de la mansión uno puede creer que está viendo una nueva versión de Benighted, la novela J. B. Priestley, pero es un espejismo. Perdemos toda esperanza cuando descubrimos que el maniquí que lleva de un lado a otro Leandro resulta ser Carlo, el segundo marido de la condesa. Y lo interpreta, por decir algo, Espartaco Santoni.

El diablo se lleva a los muertos / La casa del Exorcismo se puede ver en Filmin

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