Sound of Freedom es la respuesta a Barbie de la derecha norteamericana

Es el taquillazo sorpresa del verano y la última causa en la guerra cultural de la extrema derecha contra los principales medios de comunicación norteamericanos. El thriller, del director y guionista mexicano Alejandro Monteverde, cuenta el viaje de un agente rebelde de Seguridad Nacional, Tim Ballard, interpretado por Jim Caviezel, para salvar a los niños secuestrados de una red colombiana de tráfico sexual. Producido de forma independiente por 4.5 millones de dólares, superó los 200 en taquilla desde su estreno el 4 de julio. Sus defensores consideran el éxito una respuesta a la sumisión de Hollywood al movimiento woke, en el que incluyen a Barbie. De hecho, el más ferviente defensor de Sound of Freedom no es otro que el ex presidente Donald Trump, que incluso organizó una proyección de la película en su campo de golf de New Jersey. Según la narrativa en los círculos políticos cercanos a Trump, este filme ha tenido más dificultades que la mayoría de los largometrajes para llegar a los cines. Producida gracias al crowdfunding, muchos productores aspiran ahora a seguir su ejemplo por el éxito sin precedentes. 

¿Por qué Sound of Freedom es tan polémica?

La mayor parte de la controversia surge de la teoría de la conspiración de QAnon, que habla de que las élites ricas y famosas participan en el tráfico de niños para recolectar su sangre y obtener una sustancia química llamada adrenocromo. Aunque la trama de la película no tiene nada que ver con la conspiración, tanto Caviezel como Ballard, en quien se inspira el filme, han hablado abiertamente sobre su apoyo a las creencias descabelladas de QAnon. Los defensores de la lucha contra el tráfico sexual de niños, por el contrario, están en desacuerdo con la película por canonizar las controvertidas operaciones de Ballard y su antigua organización, Operation Underground Railroad. Ballard ha sido acusado de organizar misiones de rescate como un medio de autopromoción. Ausente de todo el ruido alrededor de su cinta, el director admite esconderse después del estreno. “No quería ser parte de lo que estaba pasando. La idea de este filme comenzó en 2015. Estaba escribiendo otra película cuando vi una pequeña noticia sobre el tráfico de niños y la pornografía infantil. Me sacudió y pensé que debía hacer algo al respecto” ha revelado Monteverde.  

La explotación y el abuso sexual infantil es un crimen real y horrible, que necesita ser reconocido y confrontado. Pero la aceptación de la película por parte de los suscriptores de QAnon potencialmente ha secuestrado la intención del realizador de crear conciencia y la ha convertido en un grito de guerra de sus seguidores. “Es desgarrador, y me duele. En el momento en que comenzaron a etiquetarlo con teorías de conspiración, desacredita la pureza del trabajo”, admite Monteverde. 

Llamada de atención a Hollywood

La película es una importante llamada de atención a Hollywood, ya que su producción a pequeña escala ha superado a éxitos de taquilla como Misión: Imposible e Indiana Jones en la taquilla del verano. También incluyó una táctica inusual: un video con Jim Caviezel al final de los créditos que invita a los espectadores a  comprar entradas para que otros vayan a ver  la película. El director Monteverde indicó que al principio no estaba totalmente de acuerdo con esa campaña. “Me dijeron: Vamos a poner un video al final donde hablará Jim. Yo me sorprendí, pero tenía que confiar en los productores. Nadie, nadie, pensó que esta película iba a hacer la taquilla que está haciendo. Es una completa sorpresa, incluso para mí. Pensé que esta película nunca se estrenaría y terminé regalando mis derechos. Yo no voy a ganar ni un dólar”.

Con 200 millones de dólares recaudados, se colocó detrás de Barbie y Oppenheimer como el tercer título que más recaudó en verano. Un resultado que le convierte en un filme muy atractivo para los mercados internacionales, incluido España.

Texto: María Estévez (Los Angeles)

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