Un hombre corre desesperado y aterrado por un siniestro bosque de Oregón. Alguien le persigue. Así arranca Strangers. Capítulo 1.
Todo lo que pasa a continuación es como revivir una pesadilla, la que tuvo como víctimas a James Hoyt (Scott Speedman) y Kristen McKay (Liv Tyler) en la primera película, la estrenada en 2008. Ahora son Maya (Madelaine Petsch) y Ryan (Froy Gutierrez), que llevan cinco años juntos y van a celebrar su aniversario con un viaje.
La pareja llega a un lugar llamado Venus (Oregón) y cuando entran en un bar vemos la típica escena: los lugareños con caras largas se callan todos a una. Un «público difícil», define Ryan. Ella no se fía, él sí y, como el coche se les ha estropeado, deciden quedarse a pasar la noche en una cabaña en el bosque que se alquila por días. Entran y la nevera no funciona, pero ese va a ser el menor de sus problemas. En un momento en plena noche, alguien llama con golpes fuertes a la puerta y pregunta con tono neutro: «¿Está Tamara?». Una frase que, si nos acordamos de los pobres James y Kristen, ya sabemos lo que significa.
La chica con la máscara Pin-Up, la de Dollface y el hombre con la máscara de Scarecrow (Espantapájaros) son viejos conocidos y han vuelto. En realidad nunca se fueron porque esta película es la primera de una trilogía cuyas entregas se irán estrenando este año. Todas dirigidas por Renny Harlin, que las rodó simultáneamente en 52 días, en plan escenas de la primera por la mañana y escenas de la segunda por la tarde.
Más adelante, en unos años, Harlin nos hará un regalo inesperado: un montaje del director con las tres películas unidas, entre 290 y 300 minutos de metraje, lo que convertiría a este experimento en la película de terror más larga jamás realizada.
Y para terminar, aviso a los espectadores con prisas: hay escena tras los títulos de crédito, así que espera un poquito y no salgas pitando del cine.
