Recibida con disparidad de opiniones, La Trampa no ha dejado indiferente a nadie porque cada nueva película de M. Night Shyamalan es recibida como un acontecimiento.
Hay quien la ha comparado con Brian de Palma, que son palabras mayores, y a su película Snake Eyes (1998), esa sobre un detective envuelto en una trama/trampa durante un combate de boxeo en un casino de Atlantic City.
Pero el director va a lo suyo y sigue apostando por el cine en los cines. Para él, lo importante no es la película en sí. «Es el silencio, la tensión, la relación que se establece entre cada persona que se sienta en una sala de cine y la película». Shyamalan no quiere ni oír hablar de las plataformas. «El streaming no va a acabar con nosotros», dice.