Hay quien puede decir que el gran atractivo de esta nueva entrega de la saga Jurassic World no son los dinosaurios. La gran estrella es Scarlett Johansson, en el papel de la doctora Bennett, una experta en operaciones encubiertas, contratada para dirigir a un equipo de especialistas en una misión secreta.
Jurassic World: El renacer nos lleva cinco años después de los acontecimientos de Jurassic World: Dominion. Los dinosaurios viven en ambientes aislados en las regiones ecuatoriales, donde el clima se parece al que conocieron antaño. Un intrépido equipo viaja a ese lugar, el más peligroso de la Tierra: un centro de investigación del Parque Jurásico original donde vive lo peor de lo peor en cuanto a dinosaurios.

Una fan de la franquicia Jurásica
La actriz estaba radiante en la premiere de la película en Londres. Ahí se demostró que, efectivamente, la estrella es ella y no los bichos prehistóricos. Eso sin desmerecer a sus compañeros de reparto, los muy interesantes Mahershala Ali, que tiene dos Oscar y da vida a Duncan Kincaid, la mano derecha de Zora y la persona en la que más confía; Jonathan Bailey (Wicked, la serie Los Bridgerton) es el paleontólogo Dr. Henry Loomis; Rupert Friend, (Homeland) encarna a Martin Krebs, representante de la “Big Pharma”, y el mexicano Manuel García Rulfo (El abogado del Lincoln) es Reuben Delgado, el padre de la familia que naufraga cerca de la isla donde están los dinosaurios.

Fan de la saga Jurassic desde niña, Scarlett siempre soñó con ser parte de la familia jurásica. «Entre las primeras películas que recuerdo ver está Jurassic Park (Parque Jurásico) (1993). He seguido todas las noticias sobre las películas de Jurassic”. La actriz llamó personalmente a Steven Spielberg en cuanto supo que se iba a rodar una nueva entrega y le pidió que la recibiera en las oficinas de Amblin Entertainment. “Pensé que hablaríamos de varias cosas y que si mencionaba la película, se lo pediría. Hablamos durante horas y al final le dije: ‘Steven, me muero de ganas de estar en esta película. Me da igual si muero en los primeros cinco minutos, pero quiero estar. Es un sueño de infancia. Dame un papel, te juro que lo haré de maravilla’”.

¿Qué problema hay si Scarlett quiere estar en la película?
Cuando Gareth Edwards se unió al equipo como director y se enteró de que Scarlett Johansson quería trabajar en la película, no lo dudó ni un momento. “Fue durante una reunión con Steven y los ejecutivos del estudio. Proponían varios nombres para el papel de Zora, y Steven dijo: ‘Scarlett Johansson lleva meses dándome la lata porque quiere estar en una película de Jurassic. Cada vez que la veo, no habla de otra cosa’. No me callé, les dije: ‘Pero ¿para qué nos hemos reunido? Basta con llamar a su agente, es perfecta’”.

Una heroína muy entrenada
Como fan de la franquicia, la actriz asegura que esta es una película del universo Jurassic de principio a fin, un thriller de supervivencia que no da respiro. Y sobre su personaje matiza. “Zora es una profesional que se vende al mejor postor, con un pasado turbulento y una herida personal. Me pareció importante que fuera creíble. Pensé que sería más realista con un personaje que ha llegado a un punto de inflexión, dispuesta a cambiar de dirección. Hay mucho en juego para ella. David y yo hablamos mucho de esto, ¿qué falta en la vida de Zora? Se ha sacrificado por los demás, ¿está dispuesta a hacer algo por ella?”.
Johansson aportó a la película dos décadas de experiencia como heroína de acción, aunque tuvo que aprender algo nuevo. “He aprendido mucho de armas y de luchas durante estos pasados años. Cuando empecé, nunca se me ocurrió que sería necesario, pero viene bien. Me adapto fácilmente a las escenas de lucha gracias a mi experiencia”.

Un nuevo comienzo
Según cuenta Frank Marshall, uno de los productores de la saga y hombre fuerte dentro de la industria de Hollywood, “queríamos que esta película fuera un nuevo comienzo sin por eso dejar el mundo de las anteriores. Hay nuevos personajes, el decorado es diferente, los dinosaurios también son nuevos y algunos son muy malvados. Pero lo que más me gusta es que el tono reconecta con el Jurassic Park original gracias al equipo técnico que hemos reunido en esta ocasión”.
Bienvenidos a la Isla Saint-Hubert
La expedición que lidera Zora se dirige a la Isla Saint-Hubert, a 365 kilómetros de la costa de América del Sur. El lugar, cubierto por una frondosa selva, montes bajos y amplios manglares, alberga las ruinas de una antigua civilización y la herida de una empresa mucho más reciente: un centro secreto dedicado a la investigación y desarrollo operado por InGen, la compañía que clonó dinosaurios para los parques temáticos de aciago destino de las dos primeras trilogías. Algo terrible ocurrió en lo más profundo de la jungla hace 18 años, y ahora, isla Saint-Hubert es una zona prohibida, condenada por las imprevisibles consecuencias de un orgullo desmedido.

La otra estrella: El Mosasaurio
Steven Spielberg y David Koepp, productor y guionista, querían crear secuencias de acción nunca vistas antes en una película de la saga. Spielberg estaba muy interesado en las posibilidades del Mosasaurio (una especie de lagarto gigante, como un cocodrilo) recorriendo el océano y Koepp abrazó la idea de inmediato: “Me encantó la idea de que fuera una aventura marina. Hasta ahora no hay nada parecido en ninguna entrega de Jurassic, pero también podía ser una nueva forma de plasmar la belleza de la naturaleza para la franquicia, lo que en mi opinión ya hacen estas películas”. Koepp y Spielberg recuperaron material de las novelas de Crichton que no se habían usado en las dos primeras entregas.

Gareth, el hombre perfecto para esta aventura
El currículo de Gareth Edwards le convertía en la persona ideal para contar esta historia y aportar una nueva energía a la franquicia. En 2010 dirigió Monsters, una ingeniosa película de bajo presupuesto con muchas criaturas; en 2014 llegó Godzilla, que presentó el enorme kaiju atómico a una nueva generación de espectadores, y en 2016 fue el turno de Rogue One: Una historia de Star Wars.
Lo que no sabía Steven Spielberg entonces es que probablemente sea el alumno más aplicado del legendario director. Gareth creció en Inglaterra estudiando y admirando las películas de Spielberg. A los diez años decidió que estudiaría storyboard y efectos especiales después de ver un documental sobre la producción de Indiana Jones y el templo maldito.