Santo: cuando Narcos se encontró con El corazón del ángel

Narcos se estrenó en 2015, 10 episodios para contarnos la historia de Pablo Escobar. Un año después, llegaba la segunda temporada, otros diez capítulos para narrar la caída del poderoso narcotraficante. En 2017 se cerraba el círculo con una tercera temporada que seguía al Cartel de Cali, los nuevos reyes de la droga tras la caída del Cartel de Medellín de Escobar.

La segunda parte, titulada Narcos: México, también estaba compuesta por tres temporadas y actuaciones memorables de, entre otros, Diego Luna, Michael Peña, Ernesto Alterio y José María Yazpik.

El universo extendido de Narcos, presidido por la canción Tuyo, de Rodrigo Amarante.

Falling Angel es la única novela del escritor y guionista estadounidense William Hjortsberg, que fue publicada en 1978 y adaptada al cine por Alan Parker en 1987 con el título de El corazón del ángel (Angel Heart).

Narcos y ángeles caídos, traficantes despiadados y oscuros detectives en busca de sus demonios personales, carteles de la droga y sacrificios humanos, magia blanca (la de la cocaína) y magia negra (la de la brujería). Los elementos de la serie Narcos y los de la novela y posterior película protagoniza por Mickey Rourke se mezclan en una explosiva combinación. El resultado es Santo, la serie sobre narcotraficantes brasileños, policías madrileños y sacrificios a los dioses.

Su creador es Carlos López, un guionista que empezó escribiendo Las Noticias del Guiñol y las galas de los Goya, luego pasó al cine con éxitos como La niña de tus ojos (1998) y ahora es uno de los pilares de nuestra ficción televisiva porque ha estado detrás de El Príncipe (2014-2016) y Hache (2019-2021).

La historia, oscura, tenebrosa, inquietante, se desarrolla entre Brasil y España y ha dicho López que ha sido su proyecto más ambicioso (lo siguiente es El cuerpo en llamas, un True Crime con Úrsula Corberó y Quim Gutiérrez). 

Una historia de continuos saltos en el tiempo, pero no complicada de seguir, y que habla del “mal” y de “dos policías, uno en Madrid, el otro en Brasil, que persiguen un mal que no tiene rostro y terminan por no saber muy bien a quién o qué están persiguiendo, porque el mal es invisible y está en todas partes”. Nadie ha visto el rostro al narco llamado Santo, pero lo que sí se puede ver es el rastro de sangre que está dejando a su paso, incluyendo niños secuestrados en parques para ser sacrificados en ceremonias de vudú y santería.  

Dice Carlos López que uno de los objetivos del equipo fue que la serie fuera lo más realista posible, que se sintiera Brasil y fuese reconocida por los brasileños, respetando los dos idiomas. También se siente española, con ese Madrid del extrarradio donde se mueve el hampa y donde se producirá el descenso a los infiernos del detective de policía Millán, interpretado por un Raúl Arévalo cada vez mejor actor.

Bruno Gagliasso es un actor brasileño, toda una celebridad en su país, odia a Bolsonaro y en Santo interpreta al detective Cardona, otro que viaja a los infiernos desde su Brasil natal como infiltrado en la banda del narco hasta su llegada a Madrid para pasar por otro tipo de pesadilla.

Santo se puede ver en Netflix

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